Basta con un vaso de agua

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Cuando desperté Zarité aún estaba a mi lado, me levante suavemente y me senté al borde de la cama.
Me quedé pensando sobre todo lo que había ocurrido la noche anterior, hasta que interrumpió

- Amelia...- escuche la voz que venía desde la puerta

Era Julian, sin medias ni camisa, tenía el abdomen un poco marcado, estaba un poco despeinado y se frotaba un ojo con la mano.

- me duele la cabeza- dijo muy adormecido.
- déjame buscar una aspirina- sonreí-
- Fui a mi habitación, abrí el cajón de la mesa de noche y saque una caja de pastillas.

Cuando me di vuelta Él estaba recostado en la puerta.

- toma, te traigo un vaso de agua? - le dije entregándole la caja
- Creo que puedo ir por ella- dijo mientras hacía un gesto de dolor
- No hay problema...yo la puedo traer - le dije mientras salía de la habitación
- Amelia- dijo mientras me sostenía del brazo- muchas gracias por todo, en serio, muchas gracias.
- No hay ningún problema- sonreí y baje por el vaso de agua.

Cuando volví estaba sentado en la cama, le entregue el vaso y se tomó la pastilla, hablamos por un rato, pero su celular sonó, al parecer era su madre y le pidió que fuese a la casa temprano, se vistió y lo acompañe hasta la puerta.
- gracias, una vez más - dijo
- Hasta pronto - dije cerrando la puerta.

Subí y desperté a Zarité

- sabes que te haría desayuno, pero quemaría la cocina- le dije sonriendo.
- Lo sé nena, pero conozco de alguien que si nos puede cocinar- dijo con cara maliciosa y salió corriendo, bajo las escaleras y abrió la puerta.
- !ÁNGEL! Gritaba mientras tocaba la puerta.
- ¡¿Zarité ?! - respondió abriendo la puerta.
- Sí, tenemos un grave problema, necesito que vengas a la casa de Amelia en este instante- dijo mientras lo arrastraba hasta mi casa y cerrando la puerta detrás de ellos.
- Listo, ahora tenemos desayuno- dijo sonriendo exageradamente y mirándome, yo aún estaba en las escaleras.
- Como, me van a comer a mi? - preguntó extrañado.
- Obvio no, si me fuese a comer a alguien elegiría algo mejor- respondió sarcásticamente- pero nos cocinaras.

Se quedaron charlando un rato y nos hizo el desayuno, aunque eran las 12:00

Comimos los tres en el comedor y ellos charlaron por un rato.

- Zarité, subiré a dormir un rato- le dije y subí las escaleras.

Cerré la puerta y me puse una pijama, quite todo el desorden que había y me recosté por un rato hasta quedarme dormida.

Al pasar un par de horas Zarité entró en mi habitación.

- Amelia, como te fue anoche ? Yo la pasé espectacular. /- dijo tumbándose al lado mío.
- Bien, me encontré con Daniel y Pablo, están muy grandes y les está yendo bastante bien.- respondí
- Y con  Julian ? ¿Pasó algo ?
- No.. Solo me dijo un par de cosas lindas, pero había mucho alcohol de por medio.
- Sí.. Igual sigo pensando en que le gustas.
- Y tu con el chico moreno ? Esos besos tan apasionados.
- No solo fueron besos apasionados.
- No lo dudaba - dije riendo
- Pues en realidad el chico me gusta mucho, es el de mis clases de danza, y pues pasó, por cierto, se llama Santiago
- Al menos él te gusta, y supongo le gustas.
- Quién sabe, ojalá se den las cosas- dijo finalizando la conversación.
- Me voy, nos vemos mañana en el colegio perrita- dijo mientras se iba y disparaba con sus dedos al aire apuntándome.
 
Me quede dormida todo el día, después en la noche mi abuela me llamó, dijo que se iba a quedar una semana, ya que mi tía estaba muy enferma, y Nicolás vendría más tarde a recoger ropa para ambos.

Después baje y serví un poco de cereal, después de comer organice la casa y me volví a quedar dormida.

Una breve historia de lo que nunca fueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora