Capítulo 6: Mentira.

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—¿Y bien Misaki? ¿qué es lo que  te pasa? ¿me podrias contar?

Así que por eso vino acá Todō. Se que se preocupa por mi pero no era necesario esto. Ahora me ha metido en un problema”.

Usagi-san tiene una mirada muy intimidante y no la aparta de mi. No sé en que está pensando pero de algo estoy seguro; está molesto.

—Misaki ¿por qué siempre haces cosas como ésta? Tratas de cargar con todos los problemas tú solo. Por más que te diga que no lo hagas y que está bien confiar en mi sigues haciéndolo una y otra vez. Sé que esta vez es algo grave como para que tu amigo viniera hasta acá a contarme que has estado actuando extraño.

—¿Q-Qué te dijo Tōdō exactamente, Usagi-san?

—¿Eso importa ahora?

—Me parece que Tōdō está exagerando, yo estoy perfectamente bien —terminé la frase con una sonrisa en mi rostro y me dirigí a la cocina a preparar la comida.

—¡Misaki!

Escuché los pasos rápidos de Usagi-san detrás de mi, tratando de alcanzarme, tomo mi brazo y me giro hacía él en un abrazo. Mi rostro descanso en su pecho. Podía escuchar latir con fuerza su corazón.

“¿Él también podrá oír el mio?”

—Misaki ¿cuándo vas a entender que tus problemas también pueden ser mios? —susurró con un tierno tono de voz. Muy rara vez lo emplea—. No solo quiero que estemos juntos en las buenas, también quiero estar junto a ti en las malas.
Es así como funciona una pareja ¿No?

Mi corazón se acelera más aún y comienzo a sentir como si se fuera a salir de mi cuerpo.

Usagi-san siempre dice cosas vergonzosas, pero ese tipo de cosas me hacen muy feliz.

¿Soy un idiota?

—Misaki, te amo.

Esas manos frías que acostumbran pasearse por mi cabeza lo hicieron de nuevo, lentamente sujetaron mi rostro y vi como se aproximaba hacía mi; me iba besar. A tan sólo escasos centímetros de mi escuche un ruido y antes de que intentara algo lo alejé de mi.

—¡Usagi y Misaki tanto tiempo!

¿Nii-chan?

Menos mal que lo alejé a tiempo”.

Usagi-san se ocupó de atenderlo mientras yo me dirigía a la cocina para servir un poco de té.

—Oh Takahiro, tanto tiempo, ¿vienes solo?

—Sí, esta vez sí... —siguieron hablando, pero dejé de tomarles atención.

Me pregunto que querrá ahora... llegó de improviso.

¿Será que sólo vino a visitarnos?

Ojala no venga con la misma frase de siempre”.

Obsesión.  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora