«Capítulo diez»

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Roman se encontraba durmiendo en la habitación de ella pues simplemente no quiso irse a su habitación y negó a que ella fuera a trabajar, su antebrazo aun dolía y la mordida ya estaba curada pero era mejor que no hiciera esfuerzo. Su mordida fue mucho mas fuerte de lo esperado, de hecho con cierta culpa miraba el hematoma que le quedo.

El lobo no aullaba y siendo sinceros lo hiciera o no, no haría diferencia, se encontraba en una habitación anti ruido.

Esta vez para Roman era un sueño, y no una pesadilla como lo fue la semana anterior.

Quizás si se pellizcaba, se despertaria de inmediato. Pero esta vez no quería despertarse, en este mundo de ensueño en donde se tenía la feria de carnaval Hemlock Grove para el solo. Donde el viento hacía que las hojas cayeran al suelo y su cabello se moviera con la brisa. No habían líneas para esperar, no habia ni un alma tras los puesto. Tal y como fue la noche que estuvo con Letha.

Mientras caminaba y el viento se enfriaba hasta tornarse muy incómodo. Sus ojos viajaron en todas direcciones mientras se abrazó más fuerte a su chaqueta, e incluso miró por encima del hombro mientras la paranoia de ser observado. Aburrido busco en su chaqueta y encontró sus cigarrillos junto al encendedor. No perdió tiempo y prendió un cigarrillo.

Fue entonces cuando la vio, de pie frente al carrusel enorme y vacío, y apoyado en la barandilla que la rodeaba, Letha Godfrey, con una sonrisa en el rostro al verlo. Siempre luciendo tan dulce y divertida, tenia el vestido rosado con la chaleca amarilla,  sus risos rubios y ese brillo labial que siempre se tentó a probar en un beso.

Roman levantó su mano izquierda en una suave ola mientras arrojaba la colilla al suelo antes de caminar en su dirección, con las manos al lado de sus bolsillos.

Hola mi ángel —Saludo con una risita traviesa al verlo caminar en su dirección —Ya ha pasado tiempo ¿No crees? Ni una vez me vas a ver al cementerio —Molesto Letha tras saludarlo de un abrazo que se sintio casi real. Le golpeo el pecho con un dedo como riña.

Te extraño mucho —Respondió con los ojos húmedos al verla y llevar su mano temblorosa a la mejilla de ella —Lo lamento... lo lamento tanto.

—Ya da igual... —Respondió con una mueca tomando su mano para llevarlo al carrusel, al mismo que subieron al termino de las vacaciones, incluso a los mismos caballos de plástico —¿Como la llamaste? ¿Esta grande y linda?

—Nadia... la llame Nadia. Esta enorme y se parece mucho a ti de niña —Respiro subiendo al mismo caballo que uso en la realidad, al momento de que ambos subieran empezó el juego —Es muy lista, demasiado —Respondió mirandola y sintiéndose triste de que, a pesar de ser un sueño y no la realidad, ella nunca vería a la niña.

—¿Y ya conseguiste una mamá para ella? —Pregunto con una mueca de labios y alzando las cejas interesada en la respuesta.

Eh... no... funciono —Recordó una pequeña síntesis sobre  Miranda.

—¿Y ya tienes pareja?

Si, Leah, seguramente serian buenas amigas... —Hablo sacando una hipótesis sobre ambas mujeres, tenían mucho en comun.

Esa no fue una razón por la que se sintio atraído a Leah, no, claro que no. Ella fue lo que nunca tubo que fue una mera casualidad, una buena, ella fue el angel que se deshizo de sus demonios más fuertes que rondaban en sus venas solo con su amistad. Algo que sinceramente no tuvo con alguna mujer.

Ella me curo cuando estaba en el segundo peor momento de mi vida —Explico esquivando la mirada por un segundo.

—¿Y el primero? —Pregunto mientras escuchaba la música del carrusel ambientar el lugar.

𝐌𝐚𝐲𝐛𝐞 𝐈𝐭'𝐬 𝐧𝐨𝐭 𝐟𝐨𝐫 𝐛𝐥𝐨𝐨𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora