«Capítulo tres»

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Pasadas unas horas de aburrimiento en la habitación del hospital, el upir había pedido un espejo a la enfermera quien intentaban no mantener ni una palabra con el joven millonario. No fue hasta el cambio de enfermera que la nueva enfermera, una mas joven y amable, quien paso a cambiar su suero lo hizo.

Roman queria verse las heridas obtenidas con la pelea contra el vargulf que era Peter. Quería ver que tan herido quedo, sinceramente partes de su cuerpo no las sentía.

Recordaba el dolor en su cuerpo pero no el saber como quedo. Solo sabía que su cuello y pecho fueron abiertos.

Se sorprendió bastante con la charla que mantuvo con el doctor Brinsky que le informo que hizo para traerlo a la vida. Además de que para el fue un sueño casi efímero nunca pensó que serian cuatro meses de coma para que sus tejidos, articulaciones y huesos se sanaran. Estaba casi sin movilidad alguna cuando su corazón fue puesto en su lugar. La mayoría de sus huesos por la caída estaban dañados.

Poco a poco iba sintiendo que sus articulaciones iban mejorando a lo largo de las horas, pues estuvieron dormidas por quince semanas. Largas semanas en donde su cuerpo se recuperó de las fracturas y hematomas  obtenidas al pelear contra Peter. De quien pregunto a Brinsky pero este no tenía ni idea de el.

Desde que huyo al bosque nadie había reportado el ver a Peter Rumancek ni el ver a un lobo blanco en las cercanía del lugar.

Por otra parte el doctor había traído un portatil que era perteneciente a Pryce en donde hizo una video llamada a Shelley quien se sorprendió de verlo despierto y sin aparentes consecuencias. Lloro de alegría al verlo prometiendo ir lo más pronto posible para verlo. Además de hablarle sobre que ella ha cuidado a Nadia junto a su novio y que la niña estaba bien cuidada, que aprendió a decir papá y que preguntaba por él.

Roman sintió un nudo en la garganta al escuchar ello. Nadia lo quería en su vida pese a todo. Lo extrañaba.

Las horas que paso hablando con Shelley fueron las mejores en estas horas despierto. Ella siempre lograba darle una pizca alegre o humanizar las cosas. Además de que mostrarle fotografías y videos de Nadia le enterneció lo que quedaba de su alma. Estaba enorme. Su cabello castaño claro estaba mas largo, sus ojitos dejaron ese color luminiscente para tomar el color de los ojos de Letha.

No fue hasta que el jueves a medio día, tres días después, el sonido de la puerta llamo la atención de él quien volteo a mirar la puerta.

P-ase —Hablo casi sin pronunciar la 《P》. Roman solo quería empezar a hablar como lo hacía antes, sin que se trabara.

La puerta se abrió para mostrar a la misma chica que estaba cuando abrió los ojos. Ella sonrió y se acercó a saludar tras cerrar la puerta.

Ojos celestes con un toque gris, cabello castaño claro, piel bronceada y nariz respingada. A esta mujer el no conocía ni por sus aventuras fogosas en la escuela ni en fiestas ni en otros lugares. Al parecer era de las mujeres que no pasaron por la cama de Roman por así decirlo.

Hola —Saludo al joven que estaba acostado esperando el que vinieran por el para llevarlo a la torre Godfrey  —Solo pasaba por aquí y vine a ver como te encontrabas.

—¿T-Tu... te es-c-c-uche el —Hablo Roman con dificultad. Hasta el momento era lo que más le molestaba de esto mas que la picazón en su cuerpo por los yesos que le habían ido quitando, ademas de las cicatrices y otros.

—Me escuchate, ¿Eso quieres decir? —Pregunto ella tras escucharlo armar la frase de apoco hasta que se frustro y trato de maldecir. Cosa que tampoco le resulto a la perfección.

𝐌𝐚𝐲𝐛𝐞 𝐈𝐭'𝐬 𝐧𝐨𝐭 𝐟𝐨𝐫 𝐛𝐥𝐨𝐨𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora