Capítulo II: Severus, te estás volviendo loco.

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Snape

Cuando salí del despacho de McGonagall, maldije por debajo. Granger era muy astuta y sabia lo que hacía. Estaba sumamente agradecido con ella por salvarme la vida, pero no podía demostrárselo. Ella es caprichosa, testaruda y odia que le digan que hacer o no. Es exactamente igual que yo, pero con la diferencia de que ella puede ser extremadamente dulce.

Cuando la vi sentada en el despacho de McGonagall mi vida dio un giro de 180°. No pensaba verla de nuevo, no pensaba darle las gracias porque no quería verla. Me negaba a verla por el simple hecho que no podía parar de pensar en ella. Desde que me salvo la vida, ni un minuto me la saque de la mente.

Estaba sumamente linda ahí sentada, enojada y refunfuñona. Sus rizos cayéndole por los hombros y sus ojos, esos ojos llenos de lágrimas. Ella lloraría por mi culpa. Soy un imbécil. Eres un imbécil Severus. Un imbécil por hacerla llorar y por pensar en ella como si fueras un maldito chiquillo de 17 años.

Me estoy volviendo loco, loco por la insoportable sabelotodo de Granger.

***

Tres golpes secos me desconectaron de mis pensamientos. Era ella, lo sabía, solo ella llamaba con 3 golpes. –Adelante- dije y me puse a escribir sobre un pergamino. Mire por el rabillo del ojo. Ella estaba parada a un costado de mi escritorio, tenía los ojos húmedos. Había estado llorando, definitivamente. Suspiró entrecortadamente y levanto una ceja, como para hacerme hablar, para que le dijera por que la había traído hasta las mazmorras. Bien, ella jamás iba a saber que solo la traje para verla por unos cuantos minutos.

Suspiro de nuevo y dijo- Disculpe profesor, pero no sé si sabía, tengo mucho que estudiar y...-

-Cállese Granger- la corté- Se muy bien qué es lo que usted y todos sus libros tienen que hacer. Hace 7 lamentables años es mi alumna y se perfectamente que su tiempo vale oro, más cuando se trata de estudio- dije con una sonrisa irónica.

Abrió la boca como para replicar, pero se calló inmediatamente. Tenía los ojos llorosos de nuevo.

¡Maldición Severus! Siempre la haces llorar.

-La traje hasta aquí para decirle que...- me callé de inmediato. No podía decirle "gracias", no me salía- Que las clases de pociones para usted comienzan mañana a las 8:30 Am-

Me miró con incredulidad, como diciendo ¿este imbécil me hizo recorrer todo el castillo solo para decirme eso? Pero simplemente no podía decirle que le agradecía eternamente por lo que hizo. A ella y a sus amigos Potter y Weasley, pero más a ella. Se me vino a la mente algo, pero algo sucio y grotesco, no podía hacerle algo así a ella, pero mi instinto me obligó.

De pronto, de la nada ella estaba en mis brazos. La había tomado por sorpresa y ella pestañeaba sin cesar. Le coloqué un rizo detrás de su oreja y le dije al oído, en un susurro casi imperceptible, "Gracias, Granger" y le di un tosco beso en la mejilla. Ella se había ruborizado, pero seguía sorprendida sin decir o hacer nada, y así de rápido como la tomé, dije –"Obliviate" y todo volvió a la normalidad. Ella en su lugar, al lado del escritorio y yo mirándola sin expresión alguna. Entonces ella dijo:

-Bueno profesor, mañana a las 8:30 estaré aquí- me dio una leve sonrisa que parecía más una mueca y se fue.


Continuará...

Irrevocable sentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora