Capítulo 10

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Judith

Miro el reloj que llevó en la muñeca y apuro más el ritmo al ver la hora, quedan 5 minutos y estoy a 10 del instituto. Sin poder evitarlo, tropiezo con un bache de la acera y caigo de bruces, torciéndome la muñeca. Ahogó un grito y me levanto como puedo, cuando noto una mano en mi espalda.
-¡¡¡Aaaah!!!
Me giro dándole un bofetón a la persona y mi cara cambia cuando me doy cuenta de que es Amanda.
-Jud, ¿estas bien?
Mi cara refleja sorpresa y Amanda lo capta.
-He venido a disculparme y... ¡Menudo coscorrón te has dado!¿Estas bien?
-Si, sólo me he torcido la muñeca, nada más.
-Aver... Enseñame.
Le acercó mi brazo y entre sus suaves y cálidas manos inspecciona la muñeca. Cuando intenta girarla y hago una mueca de dolor, ella para y me mira.
-Jud, vamos al médico.
-No, hay que recojer las notas.
-Jud, vamos al médico.
-Te he dicho que ...
Dejando la frase en el aire, Amanda me agarra por el otro brazo y me lleva hasta un coche que reconozco enseguida. Entró en el, y después de cerrar la puerta, del bolsillo sacó una cajetilla de tabaco, que por la caída esta algo estropeada y saco un pitillo que parece intacto.
-Mandi, ¿tu padre tiene algún mechero?
Hacia mucho tiempo que no la llamaba así, y después de un suspiro, abre una bolsita de tela que saca de debajo del asiento y saca el mechero.
-Tienes que dejar esa mierda.

Ocho minutos después estamos aparcando en frente del hospital. Amanda ha sido muy rápida, y quizá mis muecas de dolor la han asustado tanto hasta el punto de darle más marcha al coche de la habitual.
Pasamos por la puerta y a la derecha hay una señora de avanzada edad en recepción, atendiendo una llamada de teléfono. A mi al rededor hay gente que entra y otra que sale. No me gustan los hospitales. Amanda se aproxima a la señora, y esta cuelga del teléfono.
-He venido con una amiga, Judith Clark, se ha caído y se ha torcido una muñeca.
-Muy bien, pasen a la sala 4.
Haciéndole caso a la señora, cojemos el ascensor y subimos una planta, donde se sitúan las primeras cinco salas. Hay personas sentadas en unas sillas esperando. Visualizo a un niño pequeño, de unos tres años con una venda en la pierna, un adulto con un dedo sangrando y una mujer embarazada correteando por los lados nerviosa, buscando a algún enfermero, estaba de parto.
Tras poco rato esperando un señor me llama y revisa cuidadosamente mi mano para no hacerme mas daño.
- No es tan grave , con llevar una venda dos semanas ya estara curada.

Sentada con Amanda en el coche, enciendo un cigarro cuando mi madre me llama.
-Jud, cariño, me han llamado por que no has asistido a recojer tus notas.
-Lo siento mamá, me he caído y Amanda me ha llevado al hospital.
-¿Que? ¿Estas bien?
-Si mama, sólo tengo una venda.
-Bueno cariño, las notas ya las he recibido por ti y estoy orgullosa de ti, ¿comeras en casa?
Miro a Amanda, y contesto.
-No, creo que no iré a comer.
-Vale, no vengas tarde, te quiero.
-Yo también te quiero.

Doy a finalizar la llamada y le indico a mi conductora favorita a donde ir.
Ya aparcado el coche, entre risas entramos en un mcdonal's. Es nuestro sitio especial y que mejor que hablar lo nuestro allí. Tras pedir un happy meal y juguetear tontamente con los muñequitos que traían de regalo Amanda me cuenta como esta con Adam y lo que ha visto esta mañana. He visto a mi mejor amiga llorar por chicos muchas veces, pero en esta hay algo diferente. No se si pensar que se ha colado tanto por el por que le ha prestado una atención especial o por que simplemente ha madurado y ya no busca rollos de una noche, y eso en parte me alegra, pero por otra me destroza verla así. La he recomendado que hable con él, pero lo que tengo claro, es que como Adam la haga más daño, lo pagara muy caro.

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