Capítulo siete

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Era mediodía, el sol en el punto medio del cielo brillaba encegueciente. Los chicos increíblemente se habían ofrecido a cocinar el almuerzo y las chicas no dudaron ni un segundo en aceptar dicha oferta.

Madison, a fortuna de las demás, quiso darse una ducha debido al calor abrasante -y tan insoportable como ella- que estaba haciendo. Alice no había sido vista desde la humillación sufrida el día anterior, y según la jurisdicción del resto, no hacía falta. De todas formas, ya aparecería en cualquier momento. Por lo tanto, reunidas en el dormitorio y a puerta cerrada: estaban Sky, Kendra, Bethany y Evangeline hablando cómodamente de cualquier cosa.

—Ser sabelotodo es una mierda —dijo Kendra frustrada, mientras se tapaba el rostro con una almohada—. Cuando tienes seis años y básicamente te sabes la tabla periódica al derecho y al revés, sabes que algo anda terriblemente mal. Nunca fui la niña que jugaba a las muñecas y tampoco la chica que iba a constantes fiestas sufriendo por chicos, no, mi vida siempre fue mucho mas divertida: constantes noches sin dormir porque mi cerebro pensaba que era mucho mejor recopilar todos los datos sobre las razones existenciales que dormir.

Las chicas se rieron por los gestos de molestia que Kendra hacía mientras hablaba y lo rápido que iba, pero ésta se encargo de que pararan la burla con solo una mirada. Nadie quería una nariz rota.

—Es decir, ¿por qué alguien se cansaría de mí? Sólo pienso las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, sobre temas que simplemente nadie tiene en su conocimiento.. Noten la ironía —rodó los ojos con desdén y exageró un fuerte "já", pero pronto continúo hablando—. Las personas se consideraban videntes porque siempre solían advertirme que "si no cambiaba mi actitud terminaría siendo una cascarrabias" —expresó con disgusto haciendo comillas con sus dedos—, imbéciles. Pero al parecer ellos tenían razón, pues en eso me convertí. Como sea, no me importa. Me gradué la secundaria a los catorce años y actualmente estoy finalizando mis estudios en Administración, el sueño eterno de mi padre. En conclusión, estoy constituida por 50% furia y 50% inteligencia sobrehumana.

Kendra sonrió y las chicas también lo hicieron junto a ella, era bueno conocerse. Bethany se mordió el labio suavemente, aún en confianza sentía algo de timidez pero igualmente se atrevió a hablar:

—Me pregunto constantemente si mis padres me quisieron concebir o solo fuí un error. Quiero decir, no le pones de nombre a tu hija Bethany Lyon porque la quieres mucho. Es un nombre extraño —dijo algo confundida y las chicas soltaron una carcajada por la inocencia que esta chica derrochaba—. Debería estar en la universidad pero estoy tomando un descanso de estudiar y bueno, a parte de mis poderes, soy alguien completamente normal.

Bethany finalizó encogiéndose de hombros y se vieron todas entre sí, «¿Eso era todo?» pensaron.

"Ella era una romántica incurable, era intransigente, cínica y, dicho con un eufemismo, una ingenua" —citó Evangeline con aires de ensueño, pensando que Haruki Murakami describía a Bethany a la perfección.

Sky en cambio abrió la boca para decir:

—¡Tú tienes que ser la melliza perdida de Joey! —exclamó en son de descubrimiento y todas se unieron en una sonora risa— Es decir, son muy parecidos. El simplemente es ese chico sensible, tierno como un cachorro y dulce como la azúcar.

Kendra asintió por que ella también conocía al chico, éste le había platicado de él y cómo no, lo recordaba absolutamente todo. Así que usó las mismas palabras de él para describirlo:

— Estoy enamorado de una chica de mi universidad, su nombre es Rose y literalmente huele como una rosa, deliciosa. Y su novio es un idiota. He sido su anónimo de San Valentín por cuatro años consecutivos, le he mandado flores, chocolates, perfumes y toda esa mi*e.. Lo siento, todas esas cosas cliché —se tomó un segundo para reír mientras las chicas negaban divertidas, luego prosiguió.

Doce Elegidos #CMLEAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora