Capítulo uno

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El anónimo ya había cumplido su parte, ahora les tocaba a ellos seguir las instrucciones.

El primero en emprender su viaje fue Joey, el más puntual. La última carta recibida decía la dirección del lugar, el cual era totalmente desconocido para él, por eso tenía la preocupación de que sería secuestrado o algo por el estilo. Le pagó a su hermana para poder salir sin que su madre supiese; él sabía que estaba haciendo mal en engañar, pero le daba más curiosidad ir a ese lugar que quedarse en casa.

Sky justo al finalizar sus clases de piano, pedaleó hacia la carretera en su bicicleta, según lo que había leído, era por allí. Si se perdía, sería terrible o quizá una situación muy graciosa, ¿no? No, por supuesto que no. Iba entusiasmada y no vió que una cáscara de banana estaba en su camino. Perdió el control, cayendo dramáticamente en el suelo. Maldijo por lo bajo, pero luego comenzó a reírse, ¿quién rayos hace eso? Sólo ella.

Kendra al salir de la universidad decidió ir a ese lugar. Realmente no quería asistir, pero si el sujeto volvía a mandarle una carta más, ¡enloquecería!, y eso no sería bueno para su salud mental, de la que por cierto, carecía. Miró su reloj, si iba caminando llegaría unos cinco minutos tarde. Pero no tenía dinero para el taxi. Tocaba correr, entonces. Menos mal que se le daba bien la actividad física, porque de otra forma, preferiría estar holgazaneando antes que correr. 

Evangeline aun no sabía que hacer, siempre le había resultado fácil tomar decisiones pero ahora parecía estar resolviendo un rompecabezas en su mente. ¿No era la verdad lo que siempre había querido saber? ¿por qué no ir, entonces? Estar con otros chicos iguales a ella la ayudaría a no seguir sintiéndose sola, su gato ya no era suficiente compañía. Podría ser un riesgo, pero definitivamente lo necesitaba. ¿Y si hay chicos lindos? Definitivamente iría. No iba a pensarlo más, bajó a Zeus de sus piernas, tomó su abrigo, salió de casa y llamó a un taxi.

A Jason se le hacía tarde, ¡maldición! ¿ahora qué haría? Le daba igual, ni siquiera sabía de que iba esto. Comenzó a caminar siguiendo las direcciones, no sabía a donde iba. Optó por preguntarles a algunas personas, para estar más seguro. Todo esto lo llevaba a un viejo edificio, ¿sería seguro? Muchas preguntas estaban en su cabeza, pero hizo lo que pudo. Un pie delante y luego otro, sí, así se camina Jason, hazlo hasta llegar.

Matt se escapó de casa, no le diría a nadie sobre esto. Era su secreto, todo el tiempo lo fue, y así lo seguiría siendo. Al bajar de la ventana, vió a una chica pasar en bicicleta, e iba en dirección a donde el papel indicaba. Sin pensarlo dos veces, la siguió, esperando ir por el camino correcto.

Si nadie iba a ese lugar lo lamentarían, Alice no iría para ver un montón de paredes viejas. Iría para que le explicasen porque le habían pasado tantas cosas malas en su vida ¿por qué a ella? Pero no es momento de lamentar, es tiempo de actuar. Salió decidida a estar en esa reunión. Una niña chocó con ella derramando helado en su camisa. Iba a insultar a la niña, pero la pobre iba a llorar, no era oportuno. Sólo se hizo a un lado y continuó yendo hasta allá.

Bethany no sabía a donde ir, se había perdido. Estaba caminando en esa carretera sola y ya tenía miedo. Su corazón comenzó a latir muy rápido al escuchar el motor de un auto. Oh no, que no sea nada por favor. El auto pasó por su lado e intentó detenerlo, pero éste hizo caso omiso. Idiota. Seguro era sólo un estúpido chico. No le quedó más remedio que seguirlo y para eso tenía que correr. Sólo esperaba que sus piernas no se diesen por vencidas.

Ethan no estaba para nada seguro de esto, pero ya estaba cerca del lugar. Como buen chico valiente, tenía que seguir conduciendo, ya no podía echarse para atrás. Para completar, un pájaro salió de los arbustos y le cagó el brazo, ¡sí, el brazo! ¿Cómo eso era posible cuando el estaba en un auto? Este era un día de muy mala suerte para él.

Doce Elegidos #CMLEAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora