Así te extrañaba.

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Besaba con desespero, sentir su fría pero tersa piel le hacía enloquecer de mala manera, Donghae aún con sus manos entre las telas se deshizo de ambas prendas dejandolas tendidas en el suelo, los gruñidos se hacían presentes sin ningún tipo de permiso alzó sus manos tirando botón a botón queriendo ver más de su pálida piel, apenas le oyó saboreo sus labios y unió su mirar al ajeno.- Cómo disfrutas. -Rió suavemente cayendo automáticamente de rodillas, tomó sus testículos masajeando despacio, sabía que su tacto le hacía arder, nada había cambiado en él, ni en lo más mínimo, tomó entre sus dientes parte de su muslo apretando fuerte, gruñiendo cómo un perro, saboreo, desesperado. Le soltó cuándo estuvo a punto de desprender la piel y antes de comenzar la faena le suelta los testículos ascendiendo por la erección que ya chorreaba, literalmente, de placer, succiona de arriba hacia abajo, rápido cómo si de ello dependiese su miserable estadía, de puto enloquecido que coge cómo bestia, maltratando y haciendo gemir cómo si fuera su género musical favorito, succiona el glande que producía líquido pre-seminal alzó su vista buscando la adversa terminando en ello por engullir completamente la hombría, paseó su lengua queriendo hacerle perder los estribos.

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Sus palmas recorrieron la espalda ajena con esmero, buscando hurtar de la misma cada pizca de calor existente. Esa piel seguía igual que siempre: cálida, marcada, tan masculina; le fascinaba. Pronto la voz del adverso se oyó y, con una potente mordida en su propio labial luego del contacto adverso, contestó.- Me conoces. -de pronto el muchacho cayó, tan rápido como sus pantalones, y en cuanto menos lo esperó el tacto dio inicio. Esos dígitos estimulando su entrepierna no sólo con el movimiento sino con su temperatura, en verdad lo extrañaba. Cuando la mordida se sintió bajó su mirar al instante, arrugando su nariz ante la sensación. Sus mordidas, ya obtendría más de ellas. Por fin, el momento que tanto había deseado, ese en el cual el muchacho devoraba su entrepierna estaba a punto de ocurrir. Involuntariamente sus manos volaron a los cabellos foráneos y se enredaron allí, acariciando los mismos mientras movía lentamente sus caderas de un lado a otro, como si buscara una abertura en su boca. Echó su cabeza un segundo hacia atrás y, cuando regresó, se encontró con esa mirada penetrante, esos obscuros y provocativos ojos observándole mientras hacía desaparecer el miembro dentro de su boca; la palabra placer era insuficiente. Tras un gruñido, sujetó las hebras impropias con fuerza y simuló una estocada, tocando con descaro las profundidades de la cavidad adversa, HyukJae no podía disfrutarlo más.

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Sabía que debía ser difícil mamarsela completa el tiempo había pasado y desde aquel último encuentro su cuerpo no había sido tocado, mas, él en un rápido movimiento lo ahogo, tan típico que no tenía porqué chistar, le había hecho perder los cabales. Llevó sus manos a los muslos dando fuertes apretones, cuánto amaba hacerle doler.

Aunque sus ojos estaban aguados y a punto de atragantarse lo mantuvo firme emitiendo sonidillos para que el sonsonete azotara el glande y lo hiciese vibrar, de conocerlo lo hacía de recordar todos y cada uno de sus fetiches lo dudaba, de pronto salió dándole una mala mirada.- Imbécil. . . -Bufó tomando entre sus carnocidades sus testículos llevando su diestra a bombear sobre la virilidad del catrín, rápido, cómo tiempos de antaño, lo disfrutaba tanto, paseó unos minutos su pulgar por la punta haciendo hincapié en aquel orificio antes de continuar.

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Por un segundo pensó en embestirle una vez más, en llegar tan profundo como pudiese otra vez y el verle no era de ayuda: su rostro, algo enrojecido por la invasión forzosa en su garganta sólo le incitaba a hacerlo una y otra vez. Alzó por un segundo su miembro, rozando el paladar adverso cuando la boca contraria se alejó.- Cállate y sigue un poco más... -Replicó, observando su latente erección antes que la misma fuese atacada. Las corrientes que recorrieron su cuerpo eran incontables, tanto así que ya no deseaba esperar, aunque quisiese disfrutar de esa escena.- Arriba. -Ordenó, sujetando la camisa ajena con rudeza mas sin jalarle. Quería entrar en él como en los viejos tiempos.-

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Le miró entrecerrando sus ojos.- ¿No me dejaras chupartela tranquilo? -Gruñó un poco antes de ponerse de pié y tomar presos una vez más aquellos labios, con hambre de él, recordarle era algo que hacía rara vez, pero retomar el ritmo de viejos tiempos era algo completamente maravilloso, mordisqueo un poco los adversos y abrió sus ojos mirando su hombría una vez más pues aún la mantenía entre sus dedos y aquellos arremetían intensamente en una masturbación, su mano quemaba y lo sabía pues podía percibir el casi fuego en sus propios ojos.- Eres un estúpido de pies a cabeza -Musitó con la mandíbula apretada muy cerca de HyukJae.
Ver la hombría tan prominente solo le hacían ansiarla donde fuese pero en sí, no quería deja de saborearlo.

El reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora