capítulo: 2

34 10 0
                                    

Vi al hombre sacar una navaja de su espalda, mi corazón se aceleró, sentía que el aire me faltaba.

Ana ve al auto - Ordeno esteban, me quede helada, no sabia que hacer.

El hombre se acercó a esteban y le enterró la navaja en su corazón.

¡NO!- Grite desesperada. Vi a esteban caer al piso y corrí hacia el. El hombre se quedo parado viendo todo sus manos y polera estába cubierta de sangre. De mi esteban.

Dios- susurre al ver que la vida de mi esteban se me iba.

Ana, te amo - dijo esteban con hilo de voz, sus ojos se estaba cerrando. Sentí un dolor en mi brazo derecho y algo correr por el.

No, cierres los ojos esteban, por favor, te amo, no me dejes - dije llorando.

El hombre se acercó y me tomo del cabello y me tiro a un lado de esteban. Yo no paraba de llorar estaba asustada no por lo que me pudiera suceder sino por esteban el estába muriendo en frente de mis ojos.

El hombre me miró y sonrió. Tomó su navaja y se la enterró en el corazón de esteban una y otra vez. Grite y lloré pero de nada servía en los ojos de mi esteban ya no había brillo ni luz, el se fue se me fue.

Como pude me pare y corrí a los brazos de esteban. El hombre miraba la escena con una sonrisa malvada en su rostro.

No, despierta no me puedes dejar aquí sola amor por favor- susurre una y otra vez pero el no abría sus ojos.

De pronto vi todo borroso, sentí un dolor fuerte en mi cabeza y me fui con la imagen a mi lado del único hombre que amo y amaré por siempre.

¡ESTEBAN!- desperté gritando su nombre recordando lo sucedido.

Ana, querida - dijo mi padre acercandoce a mi.

¿Donde esta?- pregunté con un hilo de voz.

Hija el ya no esta, lo siento- Ese fue como un balde de agua fría, el no se pudo a ver ido sin mi el no me dejaría sola, No.

Noooo........- dije sentandome en la cama con mi rostro lleno de lágrimas.

Ana, cálmate todavía no te encuentras bien- estaba en sock, me dolía el cuerpo pero más el pecho sentía un vacío inmenso.

Me pare rapidamnete, pero no pude seguir de pie ya que por un dolor en la cabeza no me lo permitió, mi padre se acercó rápidamente a mi y me tomo en sus brazos y me llevo a la cama.

Papá, dime que no es verdad- susurre con súplica. Mi padre miro con lástima.

Si, esta muerto- ¡No!, el no - mañana es el entierro a las 10:00 AM.

Esta bien, ahora déjame sola- dije limpiando las lágrimas de mi rostro.

Me recosté en mi cama en posision fetal, lloré por todo. Que haría sin el, era mi vida y se me fue y así me quede dormida.

Desperté con los ojos llenos de lágrimas por una pesadilla del hombre y esteban. Esteban mi amor como te extrañaré.

Eran las 06:00 AM, me levanté y fui al baño el entierro era a las 10:00. Tenía tiempo demás. Deje que el agua llenará la Tina y me Decise de mi ropa y del vendaje de mi brazo derecho; me metí a la tina, flexione mis piernas y deje que las lágrimas se mezclarán con el agua, así estuve hasta las 08:00.

Me vestí con un vestido negro suelto que me quedaba arriba de al rodilla y mis converse negras. Me mire en el espejo y me encontré con una Ana distinta a la de antes, tenia los ojos hinchados y rojos y sin brillo alguno estaba pálida.

Baje de mi dormitorio a la sala me encontraba en mi casa.

Señorita, el desayuno está listo - dijo una empleada.

No quiero, gracias ¿donde esta? - No tenia hambre ni ganas de hacer nada.

A fuera de la casa niña Ana- respondió, yo me dirigi a la puerta y la abrí mi padre estaba conversando con un policía. Me acerqué a ellos y los salude.

¿Como estas?- pregunto mi padre mientras manejaba hacia el cementerio.

Bien - mentí. Me sentía sin vida.

Luego de un rato llegamos al cementerio estaba lleno de autos. Baje y nos dirigimos a su tumba.

Los padres de esteban estaban igual o peor que yo, esteban era hijo único y era la adoración de sus padres.

El corazón se me partió al ver como bajaban a mi esteban en un ataúd, se lo estaban llevando de mi lado .

Luego del entierro me dejaron a solas con la tumba de esteban, me acerqué y me acosté en ella.

¿Por que me dejaste? No tenias derecho- dije llorando y golpeado la tumba. Sentí una mano en mi hombro.

Hija vamos, ya es hora- me pare y me despedí del amor de mi vida.

InternadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora