Capitulo II.

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El pequeño niño estaba mejorando, lo cual consideraba que era un milagro debido al estado en el que lo había encontrado un par de días atrás. Él comía con gusto la poca comida que lograba conseguir y bebía mucha agua. Para mi suerte el agua era mi menor preocupación gracias al tanque lleno que había en el patio, solo debía hervir el agua y esta ya estaría limpia para beber. Lo que realmente me preocupaba era la comida, no había nada de comida en aquella casa y luego de haber revisado todas las casas de esa misma cuadra solo había conseguido una lata de sopa y un paquete de galletas que por los costados estaban mordidas por ratones. El niño no me hablaba casi nunca, y cuando lo hacia, solo me preguntaba si lo llevaría al cielo.

—¿No iremos al cielo?—me pregunto el pequeño por tercera vez el mismo día.—Realmente extraño mucho a mi mami.—suspire y acaricie su cabello.

—Tu solo descansa.

—¿Porque nunca contestas mis preguntas? ¿Acaso no eres tu mi Ángel de la Guarda?

—Mi nombre es Katia.— el niño me sonrió.

—Es un nombre de Ángel.

—Eso decía mi padre.—le sonreí.—el solía decir que yo era tan dulce como los Ángeles.

—¿Tu padre esta en el cielo?— afirme lentamente con la cabeza.—¿Es tu padre también un Ángel de la Guarda como tú?—su pregunta me causo gracia y solté una leve risita.

—Si, mi padre es mi Ángel.— me miro desconcertado.

—No tenia idea de que los Ángeles de la Guarda también tenían Ángeles de la Guarda.

—¿Cual es tu nombre?—pregunte. El agacho su cabeza.

—William.—lo dijo tan bajo que apenas logre oírlo. Abrí mi boca para seguir hablando con el pero el se acostó sin decir nada mas, así que salí de la habitación y lo deje descansar.

Fui hasta la cocina, tome lo que quedaba en la lata de tomates y los comí, tenia tanta hambre que ni siquiera me molesto su sabor. Ya era oficial, nos habíamos quedado sin comida, en realidad me sorprendió que nos durara tanto, el pequeño debía comer suficiente para recobrar sus fuerzas así que casi toda la comida se la comía él, mientras que yo comía de a poco. Comenzaba a cuestionarme por haber salvado a ese niño, ¿En que estaba pensando? Él solo lograría retrasarme y hacer que nos matasen a ambos, debí haber dejado que muriera, no debí haber escuchado esa voz, no debí haber encontrado algún parecido con él, pero fui débil y ya no había vuelta atrás.
Aun era temprano, así que fui por mi cuchillo y mi mochila para salir a buscar mas comida, salí de la casa y comencé a trotar hasta un área que no haya revisado antes, entre en varios negocios y no encontré absolutamente nada, ni siquiera me tope con infectados. Busque y busque, necesitaba encontrar algo, ya estaba cansada pero debía continuar. Cada vez estaba mas cansada pero no podía rendirme, William tendría hambre mas tarde y si no conseguía algo todos mis esfuerzos habrán sido en vano.
Finalmente conseguí una casa que tenia esparcidas por el suelo un montón de latas, mis ojos se humedecieron por la emoción y comencé rápidamente a meter todo en la mochila.

—¿Que crees que haces?— me levante del suelo y di varios pasos atrás, delante de mi estaba un hombre de unos 30 o 40 años aproximadamente, trague saliva,este tenia un arma apuntándome.—¿Creíste que seria tan fácil tomar la comida e irte? Vamos niña, no seas ilusa.—me miro de arriba a abajo y sonrió.—Acabo de luchar con un mocoso por estas mismas latas, así que dudo que tu puedas contra mi.

—Te puedo dar la mitad de las latas. Hay suficientes, no hay razón para pelear.—el hombre estallo en risas.

—¡Has de ser idiota! ¿Como rayos sobreviviste tanto tiempo allá afuera siendo así de pendeja?— sonreí levemente y me acerque lentamente a él.

—¿Realmente deseas saberlo?—susurre y él bajo el arma, aproveche ese momento para agacharme y con mi pierna hice que el cayera al suelo, soltó el arma así que me apresure a tomarla pero él agarro mi cabello y jalo fuertemente haciendome caer, se coloco encima de mi y comenzó a asfixiarme.

—Es una lastima preciosa, por un momento creí que podría tener algo de diversión antes de matarte.— Lo golpeaba lo mas fuerte que podía en el rostro pero el era demasiado fuerte y poco a poco todo a mi alrededor se iba nublando, trate de alcanzar mi cuchillo que estaba en el bolsillo de mi pantalón pero este estaba aplastado por el peso del hombre. Estaba perdida, iba a morir.
Fue cuando escuche el disparo de un arma que sentí como el agarre en mi cuello se aflojo, permitiendome finalmente respirar, el hombre cayo sobre mi y como pude me salí de debajo de él. Este yacía inerte en el suelo y tenia sangre en su cabeza, estaba muerto.
Busque quien podría haber disparado y en el suelo del pasillo se encontraba un chico con la cara hinchada y llena de sangre, este tenia un arma en sus manos pero no me apuntaba a mi, aun apuntaba al hombre.
Cuando se percato de que no se iba a volver a levantar, me miro e intento sonreir.

—Seria lindo escuchar un gracias.



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