Capitulo VII.

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No podía calmarme, sabia que William estaba frente a mi, pero no podía calmarme. Mis lágrimas se escapaban de mis ojos y yo no tenia ningún control sobre ellas, salían y salían, parecían no tener fin, como si todas las lágrimas que ahora soltaba era por todo aquello que siempre trate de mantener dentro.

- Katia.- escuche una voz, y acto seguido unos brazos me rodearon, me estremeci ante aquel gesto tan extraño, un abrazo reconfortante, que permite dar paz al alma. Algo que no sentía desde hace mucho tiempo.- Calmate.- levante la mirada y me encontré con aquellos ojos azules tan intensos, esos ojos que me observaban con sumo cuidado, como si temieran ver algo que yo realmente no quisiera que vieran. Carraspee fuertemente y sorbi mi nariz, seque bruscamente mis lágrimas con mis muñecas y me levante del suelo, librándome de aquel abrazo e ignorando aquella mirada.

Di pasos temblorosos hasta William, me agache y senté a su lado, permití que se sentara sobre mi y comenzó a llorar con mas fuerza. El nudo en mi garganta se formo una vez mas, y me costo trabajo poder reprimirlo, pero lo logre. Acaricie con suavidad su cabello y observe el horizonte, unos tímidos rayos de luz se filtraban ya en el cielo, dándole un tono morado al mismo; ya estaba amaneciendo.

- Katia...- susurro.

- Sshh, no te esfuerces.- mis manos temblorosas acariciaban su oscuro cabello.- tranquilo.

- Katia, escuchame.- levanto su cabeza y sus ojos escrutaron mi rostro.- lo logre, lo hice.- lo mire confundida, pero lo alente a continuar.- asesine a los infectados, me defendí.- Sentí como el aire se me escapaba de los pulmones al escuchar sus palabras. Lo mire atenta y con suma cautela, lo revise por todas partes, estaba cubierto de sangre, pero la sangre no era suya. Nuevamente mis ojos se llenaron de lágrimas, pero esta vez eran de felicidad.

- William...- susurre, incrédula.

Me sentía como despertando de un mal sueño, un alivio enorme, porque lo que imaginaba no era realmente real. Cuando había visto a William lleno de sangre no pude mas si no que pensar lo peor, que había llegado demasiado tarde, pero gracias al cielo estaba equivocada, William estaba en perfecto estado, el sólo se defendió, sin ayuda.

- No podía soportar dejarte sola, Katia.- lo abrace fuertemente y solloce sobre su cabeza.- si les dejaba hacerme daño, tu te sentirías igual como yo me sentí cuando perdí a mi mami. Yo no quiero que nadie se sienta así, y mucho menos tu, Katia.- lo separe de mi abrazo un momento para observarlo a la cara, lágrimas corrían por sus mejillas, y esta misma situación me recordó tanto a otra que ya había vivido hace tiempo. Ahogue un sollozo y reprimi las lágrimas.- Tu eres mi ángel, Katia. Pero dejame a mi también ser el tuyo.- me sorprendí al escuchar esas palabras salir de una boca tan joven. William no tenia mas que 8 años, y aun así comprendía los sentimientos como una persona mayor, extremadamente listo, el siempre sabia exactamente que decir.

- Ya lo eres pequeño.- volví a abrazarlo.- me alegro tanto de que estés bien.

- Katia.- voltee a ver que quería David y a su lado pude ver a Julian, me observo sereno, ninguna expresión pasaba por su rostro y con la luz que ahora me brindaba el amanecer pude verlo mejor, se parecía un poco a David, ambos eran rubios y de ojos azules, pero David tenia facciones mas delicadas, y sin arrugas, mientras que Julian tenia un rostro severo, por el cual habían pasado los años, debía de tener como aproximadamente 30 años, tal vez menos.-¿Podemos hablar?

- Claro.- Me levante y ayude a William a ponerse en pie, lo cargue y él rodeo mi cintura con sus piernas y mi cuello con sus brazos, poso su cabeza en mi hombro, le di un apretón que le indicara que todo estaría bien. Me acerque a David.

- Verás, tenemos un refugio no muy lejos de aquí...

- Lo sé, ya me lo habías dicho.- David le da una mirada nerviosa a Julian y este se encuentra observándolo con desaprobación.

- Eh, si. Bueno, lo que quiero decir es que pueden ir, si lo desean.- Julian dio un paso frente de Julian, quedando mas cerca de mi.

- No.- dijo con su voz firme.- Tú no puedes ir.- su mirada clavada en la mía, llena de desconfianza.- El niño si.

- Yo no iré a ninguna parte sin Katia.- William miro molesto a Julian.

- Julian, podemos llevarlos a ambos, la chica seria de mucha...

- David, basta. Dije que no.- espeto serio.- No confió en ella

- Yo no confió en ti, asi que supongo que estamos a mano.- me encojo de hombros.

- Escuchen.- David rápidamente se coloco en medio de nosotros.- No somos malos, Katia.- su mirada esta clavada en la mía, nuevamente rogándome que confíe en él. Por un momento me concentro en detallar sus ojos, son totalmente azules, como el cielo.- Julian, no podemos abandonarlos.- dice en forma de suplica, Julian suelta un pesado suspiro y levanta sus manos al aire.

- De acuerdo, de acuerdo.- da un par de pasos hacia atrás.- pero quiero que la mantengas vigilada.- David afirma y Julian se da la vuelta y comienza a caminar.

- ¿Quieres que te ayude con tus cosas?- me dedica una linda sonrisa que me inspira confianza. Afirmo y comenzamos a caminar.- Iban a nuestro refugio, ¿Cierto?

- Si.- le respondo fuerte y claro.- William merece un lugar donde poder dormir con tranquilidad.- instintivamente llevo mi mano a su cabello y lo acarició.

- ¿Solo él lo merece?- me pregunta, se coloca frente de mi y busca mi mirada, yo me aparto y continuo caminando.- Yo pienso que todos nos lo merecemos.

- No, no todos.- comencé a caminar mas rápido y finalmente llegamos a la habitación donde David dejo tiradas mis cosas. Baje a William de mi agarre y recogí los bolsos, cuando fui a tomar el rifle ya David lo había tomado.

- Yo llevare esto.- Dijo serio, afirme con la cabeza y tome la mano de William.

Al salir de la casa, nos encontramos a Julian recostado de un auto, al vernos se apresuro a abrir la maleta, me tendió la mano en señal de que le diera mis cosas pero lo ignore, yo misma coloque todo. El soltó una leve risita, cerro el maletero y se apresuro a subirse al auto. David nos abrió la puerta de atrás y proseguimos a subir, como creí que el se colocaría en el asiento del copiloto me subí después de William, pero luego cuando me doy cuenta que él también ira atrás con nosotros por una extraña razón siento como mi corazón late con fuerza.

- Creí que irías adelante - y al salir las palabras de mi boca inmediatamente me muerdo la lengua. No se porque le doy tanta importancia.

- Debo mantenerte vigilada, ¿Recuerdas?- asiento despacio. Su pierna esta muy cerca de la mía y me siento nerviosa.- Tranquila.- me da un apretón amigable en la pierna y me toma desprevenida, por lo que salto en mi asiento, el suelta una risa.- Lo siento.- observo su sonrisa, tan grande que sus ojos se vuelven mas pequeños. Algo dentro de mi se emociona al ver una sonrisa tan sincera.

Maldita sea. Mis mejillas están ardiendo.

Solo sobrevive.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora