·VIII·

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AVISO: al final del capítulo hay una nota que estaría genial que todos leyeráis. Explica un poco la tardanza de actualizar que tuve.

Con el fin de que a la vez que conocéis mejor a Mei y el modo de ser de Sasori sepáis mas de mí, he decidido poner siempre al principio algo que me gusta o algo de mí.

I don't care-Apocalyptica

Esta es una de mis canciones favoritas.

Era un mediodía de lo más apacible. Las libélulas danzaban con la brisa que se colaba entre los árboles, los peces de colores y carpas chapoteaban siguiendo el compás marcado por el tallo de bambú al chocar contra la piedra.

En el gran estanque, que ocupaba la mayor parte de la zona este de la hacienda, se formaban pequeñas ondas fruto de las gotas de rocío que caían a sus profundidades. Todo indicaba que iba a ser un día de paz y tranquilidad en el cual lo que más se quiere hacer es estar ahí parado al frescor durmiendo.

Una azabache acariciaba los cabellos rojizos de un joven aparentemente dormido que se encontraba recostado en su regazo. Ella disfrutaba del tacto suave de las hebras entre sus dedos y a veces, cuando se aseguraba que el pelirrojo seguía durmiendo; o eso pensaba ella, rozaba delicadamente su mano con la mejilla de éste. Si duda era la que más deseaba permanecer así.

El rojizo de ojos ceniza aunque parecía estar de lo más despreocupado, se debatía internamente en si soltar unas molestas palabras que llevaban chirriando en su mente desde hace una semana. Para la mala suerte de Mei, Sasori no parecía entender su deseo al mirarla y pronunciar las palabras que acabarían destrozando las perspectivas de la pobre chica.

-Amare me dijo hace un tiempo de ir a la playa y conocer a algunos amigos suyos...-con un poco de inseguridad, el chico intenta abrir la conversación de la forma más suave posible. Para él no tenía nada de malo lo que quería comentar, pero aunque se hiciera el despistado, sabía que la pelinegra y su amiga de la infancia ya no tenían la relación que tenían antaño y que quizás meter a la castaña ahora en la conversación no era lo más adecuado.

Tampoco quería quedarse callado. Es cierto que mucha gente a su alrededor lo abrumaba y que le disgustaba y que lo que menos le apetecía era desperdiciar un día de tranquilidad con un grupo de personas desconocidas, pero debido a su trabajada educación, inculcada con fervor por sus padres de niño, se sentía mal al no dar una respuesta aún.

-¿Cuándo dijo eso? No la vemos desde la semana pasado y no recuerdo que dijera nada de eso.-Mei contestó de manera brusca a la mención de la ojinegra.

-Bueno, cuando se estaba marchando me pidió el número y para que me dejara en paz se lo tuve que dar. Me lleva hablando desde entonces y me propuso eso.

-Así que tiene tu número y habla contigo todos los días...-susurra triste.

Al notar el cambio de humor de Mei, Sasori se incorpora mirando preocupado a ésta.

-Mei, ¿estás bien? ¿Qué pasa?

Mei aparta la mirada de los insistentes ojos del chico y tapada con su densa cabellera se atreve a soltarlo.

-Ella tiene tu número y habla contigo todos los días....

Incrédulo, Sasori aparta suavemente los mechones del rostro de la chica y la obliga a mirarlo.

-¿Es eso lo que te molesta? Nunca dije que hablara con ella, normalmente es ella la que me escribe. Pocas veces le contesto por que, sinceramente, para perder el tiempo hablando sobre temas triviales prefiero hacerlo contigo.

Mei lo mira sonrojada y asiente lentamente, al final no tenía por que preocuparse por nada. Se le queda mirando ensimismada en sus pensamientos mientras nota las frías manos del mayor en su piel. Aún no se cree que se le haya declarado, si Mei fuera una de esas chicas energéticas estaría saltando y cantando todo el tiempo.

Firefly Lights//Sasori au.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora