-¿Alguna vez te había dicho que me encantan las luciérnagas?
-Más veces de las que podría recordar.
-Pues lo volveré a decir, pero esta vez cambiaré algo.
-¿Por qué?
-Porque a partir de ahora verlas a tu lado es lo que más me gusta.
El frío erizaba la piel de Mei causando que un escalofrío recorriera toda su columna vertebral. Con una mano y a tientas, busca la manta para entrar en calor. Al no encontrarla y aún con los ojos cerrados prueba en otro dirección; su mano topa con algo suave y duro pero a la vez cálido. No era la manta que la cubría pero igual le servía y con un suave murmullo se acurruca a la fuente de calor.
-En verdad eres una mujer muy atrevida.
Una voz llega hasta sus oídos a la vez que el lugar en el que se encuentra apoyada vibra. Aún somnolienta, entreabre los ojos y mira el lugar de donde proviene la voz.
Unos preciosos ojos ceniza con un brillo travieso le dan la bienvenida, tarda en ubicarlos pero cuando lo hace vuelve la mirada a dónde se encuentra acurrucada. Un pecho desnudo, eso es a lo que está pegada, el pecho desnudo de un hombre y por si fuera poco, el pecho desnudo de Sasori.
Con un grito histérico se separa bruscamente pero al mirar hacia abajo se encuentra a si misma completamente desnuda. A su cabeza llegan los recuerdos de la noche anterior y, despierta en su totalidad, busca desesperadamente algo para taparse.
-Mei, tranquila. Sólo estamos tu y yo-dice soltando una suave risa Sasori.-además ya te he visto anoche. No tienes nada que ocultar.
Roja como un tomate Mei lo mira.
"Graveerror".
Con la dichosa manta apenas tapándolo, Sasori se encuentra apoyado sobre un codo mientras la mira fijamente con una sonrisa en los labios.
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-No digas esas cosas, pervertido.-tratando de no mirarlo, Mei rezonga mientras coge la manta y se la hecha por encima.
Mirándola aún a los ojos con una mueca divertida, Sasori tira suavemente del brazo de Mei y la pega a él mientras entrelaza sus piernas.
-Sa...
-Shh...durmamos un poco más.-con la cabeza hundida en el hueco de su cuello, Sasori susurra.-seguro que estás cansada.
Resoplando, Mei se da por vencida y abraza al pelirrojo para calentarse más, hunde su rostro en el pecho de este y aspira profundamente.
"Quebienhuele".
-¿De quién será la culpa?
Sasori ríe fuertemente y aprieta la cintura de la pelinegra.
-Entonces me hago responsable. Ahora y las próximas veces.
-¿Pr-próximas?-Mei se sonroja brutalmente y mira a Sasori con los ojos abiertos.
Sasori solo sonríe malvadamente y sin contestarle, la besa tiernamente en los labios.
