Todo a cambiado.
Su presencia, su voz, su actitud, su mirada.
Todo cambio.
Es como si alguien, un maldito sujeto hubiese llegado y arrancado de mi lado a él, y lo suplantara con un cascarón vacío, uno que sabe como me llamo, uno que tiene el mismo tiq que mi amigo, un cascarón que habla como él, pero sólo es eso ya que se tratara de una persona completamente diferente de con la que yo solía pasar largas horas y días enteros, sin siquiera sentir el transcurso de ellos.
No recuerdo cuando fue la ultima vez que hable con él de la misma manera que solíamos hacerlo.
Mucho menos recuerdo cuando fue que desapareció el brillo inocente de sus ojos.
Mi cabeza da mil vueltas buscando el instante o ¿Por que no? Las posibles palabras que le pude haber dicho de una manera inconsciente para ocasionar ese cambio tan abrupto en él. Quizá las palabras que hicieron cambiar a Kaneki fue el inocente:
«Rindete, ella no esta a tu alcance...»
Pero, aunque eso hubiera sido el detonante, ahora no tendría mucho sentido. Ya que lo consiguió, mi buen amigo logró tener una cita con su anhelada chica.
Con su perfecta Kamishiro Rize.
Aunque su salida con ella no resultó del todo bien, (no es que mis citas hayan sido mejores que las de él) al menos tengo la reconfortante satisfacción que la dama no había muerto en ninguna de ellas; así es, la joven Rize pereció en la cita que tuvo con Kaneki, desconozco como a un constructor se le pudo olvidar revisar si las vigas estaban bien sujetas, ya que ese insignificante descuido por parte del hombre término con la vida de la joven y como último acto de bondad de ella, los doctores le arrebataron sus órganos, logrando así salvar a mi amigo.
Su estancia en el hospital me fue eterna. Claro que iba a visitarlo pero para mi buena o mala suerte, siempre que iba lo encontraba plácidamente durmiendo en su cama.
Quería hablar con él.
Preguntarle como se sentía.
Jugarle una que otra broma.
Saber si la hamburguesa que le deje con la enfermera, le gustó.
Reírme de su fresca y enorme cicatriz que le había quedado del trasplante, pero tampoco era como si quisiera interrumpir su descanso.
«Sera luego. Ya tendremos todo el tiempo del mundo para charlar...»
Constantemente me lo repetía para evitar moverlo. Al fin de cuentas así sería o ¿no? Todo regresaría a ser como era o eso esperaba.
El día de su alta llegó, al saberlo me puse eufórico. Tenía tanto de que contarle , tanto porque preguntarle.
Para celebrar su regreso tuve la grandiosa idea de invitarlo a nuestro pedazo de Nirvana* en la tierra. Ya tenía todo planeado. El día, la hora e inclusive había pensado muy seriamente en pagar por él. Para mi suerte tenía un dinero extra, mi plan era perfecto. Ahora tan sólo quedaba enviarle un texto dándole conocimiento de ello.
Lo envíe.
Aceptó.
Mi éxtasis estaba al tope al verlo de nuevo y esta vez no se encontraba descansando en la cama del hospital, si no a unos pocos metros de mí.
«Kaneki, cuanto tiempo sin saber de ti.»
Y ahí estaba él, frente mío a unos cuantos metros de distancia. Aún así pude percatarme el estado en el que se encontraba. Su tonalidad había disminuido llegando a verse pálido, su masa corporal también había decaído. Podría apostar que ha perdido varios kilos, sin mencionar que parecía estar confundido. Quizás era mi imaginación. Ignore aquello y le hable entusiasmado.
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✨SIEMPRE CONTIGO✨ [HideKane]
Fiksi PenggemarAmbos, mejores amigos desde la infancia. Ambos, compañeros de clases y de un sin número de aventuras y anécdotas. Uno es bromista, alegre y relajado. El otro, un ávido lector tímido y distante, pero no con su buen camarada. Ambos dependientes el uno...