¿SOLA? (Chandler Riggs y tú) *EN PROCESO DE EDICIÓN*

Capítulo 59: Enfermedad

|Narra  _______|

La cabeza me dolía horrores, sentía continuos pinchazos internos que me hacían soltar de vez en cuando algún gruñido de molestia. No podía abrir siquiera los ojos, estaba demasiado mareada como para querer ver mi mundo dar vueltas. 

— Deanna, esto ha sido una muy mala idea —Oí decir a... ¿Nicholas? ¿Qué cojones estaba pasando?

— Ya no hay vuelta atrás, iba a contárselo a Rick —Dijo la mujer, la cual comenzó a toser y abrí entonces los ojos. Aquellos que mencionó Aaron se encontraban allí, algunos cruzados de brazos y otros hablando mirando a ambos lados—. Menos mal que te has despertado, por un momento pensé que te había matado.

— Yo sí que te voy a matar —Susurré enfadada y ella no pareció escucharme. La sangre me hervía de la furia, ¿cómo se atrevía a traerme aquí? Me acababa de condenar a lo mismo que ellos padecían—. ¿Dónde está Carl? ¿Le habéis matado?

— Está en la sala de al lado, tranquilízate que no queremos matar a nadie —La mujer rodeó la silla en la que me encontraba. Estaba atada a los reposa brazos y a las patas. Lo único que podía mover era la cabeza, la cual me seguía doliendo como el mismísimo infierno—.Siento haber tenido que tomar una medida tan drástica, pero me he visto sin opciones. 

— Sabes que esto es una puta locura, ¿no? —Comenté—. A ver si te piensas que Rick se va a creer que nos hemos esfumado, y más tratándose de su hijo. No tardará en darse cuenta de nuestra ausencia y apuesto mi vida a que removerá cielo y tierra hasta encontrarnos.

— Necesitamos tiempo, ______ —Nicholas, quien se veía realmente débil, arrastró una silla hasta colocarla en frente de mí. Deanna le agradeció con un leve asentimiento y se sentó en esta—. Nadie te obligó a venir a vernos.

— Tío, que me habéis golpeado en la cabeza y arrastrado hasta un piso oscuro —Deanna me miró con los ojos entrecerrados y se incorporó con un suspiro—. Que tengo quince años, ¿en qué estabais pensando?

— Ibas a avisar de que estamos enfermos y no hemos sobrevivido durante tanto tiempo para que vengas tú y les des un motivo para matarnos —Nicholas se dirigió tambaleándose hasta llegar a un sofá.

— Lo que tenéis no tiene buena pinta, ¿pensáis esperar a que se propague y este sitio se vaya a la mierda? —Quería desatarme y liarme a puñetazos, cómo alguien podía llegar a ese extremo de egoísmo se me escapaba por completo. 

— ________, ¿acaso crees que este sitio resistirá para siempre? No hay que hacer una montaña de un grano de arena. Decidimos aislarnos hasta que la enfermedad terminara —"Pero si literalmente te he visto hace una hora en el comedor", pensé. Esta mujer estaba perdiendo la noción de lo que hacía.

— Ya, bueno. Lo puedo llegar a entender, pero, ¿y si no se pasa? —Pregunté alzando una ceja—. Deanna, tú como líder entiendes perfectamente que lo que estás haciendo es condenar a una comunidad entera. Mira a Nicholas, cuando abrió la puerta pensaba que estaba muerto.

La mujer guardó silencio. Entendía el porqué de sus decisiones, pero evidentemente estaba en contra. Estaban siendo egoístas para asegurar su supervivencia. No sabía qué haría Emily en caso de enterarse de una epidemia, pero claramente las opciones para esta gente no serían de su agrado. Del mismo modo que ellos miraban por sí mismos, yo también lo hacía. No quería morir ni mucho menos que la gente que me importaba se viera afectada por el nuevo giro de los acontecimientos.

Suspiré pesadamente, mi vida parecía una broma pesada. Verdaderamente no había ni un solo puto momento de descanso. Menos de un día era lo que llevaba aquí y todo se había ido ya al traste.