|NARRA MIKE|
Alguien gritaba mi nombre, era una voz femenina. Abrí los ojos y vi a mi madre llorando.
— Mamá, ¿por qué lloras? —Pregunté preocupado. Nunca la había visto llorar.
Ella no respondió, siguió sollozando. Me fijé en que un montón de sangre brotaba de su hombro. Tenía una gran herida, era bastante honda. Lo que más me impactó fue ver las marcas de unos dientes alrededor de dicha herida. Mi madre se limpió las lágrimas y me abrazó con fuerza.
— Cariño, necesito que seas fuerte. —Me susurró. Yo seguía sin entender qué pasaba—. Baja al salón y vete con tu hermana.
Me dirigí a la puerta de mi habitación, sin comprender nada. Escuché un sonido y me giré justo para verla sacar un arma. Era una pistola pequeña. Abrí los ojos debido a la sorpresa. "¿Mamá ha perdido la cabeza?", pensé.
— ¡Vete! —Me gritó. Comenzó a llorar otra vez—. Por favor, cariño. Márchate. —Asentí asustado—. Mike, te quiero.
Bajé las escaleras corriendo. El miedo se instaló en mi pecho. Me asustaba el comportamiento de mamá. Escuché un disparo y un escalofrío me recorrió la espalda. Empecé a hiperventilar. Mamá nunca se dispararía, ¿verdad? Ella estaba bien. Llegué al salón y unos brazos me rodearon por detrás.
— Mikey, tenemos que irnos. —Me dijo mi hermana, Kim.
— ¿Qué le pasa a mamá? ¿Dónde está papá? —Pregunté, estaba a punto de llorar.
— Escúchame, hay que irse. La gente se está volviendo loca. —Me explicó con impaciencia—. Hay gente que se está comiendo a otras personas. No dejes que te muerdan o te arañen o perderás también la cabeza.
Justo cuando la iba a responder, escuchamos unos golpes en las ventanas. Mi hermana me agarró de la mano, me entregó una mochila y salimos de la casa. Kim tenía razón, la gente se había vuelto loca. Había personas gritando y corriendo por todas partes, había individuos comiéndose a otros. Todo me resultaba irreal.
Kim me obligó a correr. Cuando llegamos a un bosque, comenzamos a andar. Caminamos durante horas hasta que visualizamos una pequeña casa a unos pocos metros de nuestra posición. Apresuramos el paso y nos dirigimos hacia esa dirección. Al llegar, la casa estaba vacía. Kim me explicó que la habían saqueado, pero yo no sabía qué significaba aquello.
— Dormiremos aquí esta noche. —Me informó con un tono dulce.
La cabaña contaba con una sola habitación y con una vieja litera.
— ¡Me pido la de arriba! —Chillé.
Kim comenzó a reírse de mi reacción. Cenamos judías enlatadas y, al terminar, jugamos un rato a las cartas. Finalmente, los dos nos quedamos dormimos.
***
Abrí los ojos despacio. Me di cuenta de que mi hermana estaba cargando conmigo, llevándome a caballito.
— Me daba pena despertarte. —Me dijo sonriente.
— ¿Me has estado cargando? —La pregunté y, justo después, bostecé.
Ella asintió. Se detuvo y se agachó para que pudiera volver al suelo. Una vez abandoné la espalda de mi hermana, Kim se estiró, crujiéndose los huesos de los brazos y la espalda.
— Pesas más que un elefante. —Me dijo riendo.
— ¡Eso es mentira! —Hice un puchero a la vez que fruncía el ceño.
Ella solo continúo riéndose mientras negaba con la cabeza. Seguimos caminando. A lo lejos vimos unas casas y, de ellas, salieron dos hombres. Uno llevaba un rifle, el otro una metralleta. El del rifle se fijó en nosotros. El corazón me dio un vuelco.
— Corre. —Antes de que pudiera decir nada, mi hermana me arrastró por la muñeca.
Nos adentramos al bosque. Oíamos a los hombres gritar que nos detuviéramos. Yo imitaba lo que Kim hacía así que, si ella no se detenía, yo tampoco dejaría de correr. Confiaba plenamente en las decisiones de mi hermana.
Kim siempre había sido una chica muy ágil. A pesar de tener apenas catorce años, era bastante madura. Su melena rubia le llegaba hasta la mitad del cuello. Su corte de pelo suponía una ventaja ya que el cabello no la molestaba.
Cuando salí de mi ensimismamiento, me di cuenta de que ella había desaparecido de mi vista. Una rama crujió detrás de mí. Pensé que sería Kim, pero se trataba del hombre del rifle.
— Hola, pequeñín. —Su sonrisa no me transmitió nada bueno—. ¿Dónde está tu hermana?
Tragué saliva. El hombre cada vez se aproximaba más a mí. Yo retrocedí hasta que el desconocido sacó un cuchillo. Todo ocurrió como a cámara lenta. Lanzó el arma y, de inmediato, una figura se posó delante de mí. Protegiéndome del impacto del cuchillo. Esa figura era Kim.
Mi hermana disparó al hombre en la cabeza, logrando que un grito de terror escapara de mi garganta. Kim cayó al suelo, tenía el cuchillo incrustado en el estómago.
— Kim. —La llamé, llorando.
— Hola, Mikey. —Me sonrío—. Coge la pistola. —Me pidió. Obedecí a mi hermana—. Quiero que te marches, ¿vale? Mamá y papá van a venir a por mí. Tú huye hasta que te encuentres a alguien.
No entendía las palabras de mi hermana. Las lágrimas me nublaban la vista.
— Kim, te vas a poner bien. —En mi voz se podía notar la inseguridad—. ¿A que sí?
Ella sonrió con tristeza.
— Márchate. —Me pidió.
Cerró lentamente los ojos. No me volvió a responder. Escuché un ruido y me asusté. Salí corriendo y me alejé todo lo que puede, tal y como me había ordenado mi hermanita.
Los siguientes dos meses me los pasé escondiéndome en casas y comiendo cualquier cosa que encontraba. Sin embargo, un día escuché unos ruidos. Me asomé por la ventana y vi a una chica luchando contra una horda de caminantes.
Me acordé de lo que me dijo Kim. Había logrado encontrar a otra persona. Sonreí y salí a ayudar a la chica.
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Buenas.
Aquí os traigo el especial. Muchas gracias por esas 1.300 visitas. Enserio, mil gracias por leerme. La idea de contar la historia de Mike fue de @jollyjulia23.
Escribidme en los comentarios vuestra opinión acerca de mi historia. Muchísimas gracias por todo.
Besos,
Mire.
- Fecha original de publicación: 06/04/2015.
- Fecha de la edición del capítulo: 12/08/2018.
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¿SOLA? (Chandler Riggs y tú) *EN PROCESO DE EDICIÓN*
أدب الهواة¿Qué ocurriría si te despertasen en medio de un apocalipsis zombie? ¿Cómo reaccionarías al perder a tus seres queridos? _______ Hatson es una joven de quince años que se despierta en medio de un apocalipsis. El jodido fin del mundo, en el cual su ú...