Especial 100k

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Antes de nada, gracias. Gracias por haber hecho que esta historia llegue a donde está, gracias por haberme apoyado durante todo este tiempo y por haberos tomado un rato libre y leer mis capítulos. Os debo mucho, porque sin vosotras, ¿SOLA? no sería lo mismo. Sois increíbles, vuestros comentarios pueden cambiarme el día triste a uno feliz. Formáis parte de mi vida (aun que suene un tanto exagerado y cursi) os quiero y aprecio mucho.

El especial va a tratar del pasado de nuestra querida Julia (ganadora por votación) y comenzaré a escribir el maratón de cinco capítulos. Espero que lo disfrutéis mucho, gracias por todo.

Mire

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|Narra Julia|

Volvía del instituto, había sido un día largo y extremadamente cansado. Solo quería que llegase el fin de semana, para librarme de la escuela y de mi casa. No quería saber nada de mi padre, que seguramente volviera borracho y estampara la botella de whiskey contra algún miembro de la familia. Mi madre, que es camarera, llegará a las tantas de la noche de trabajar y Jim, mi hermano pequeño, se esconderá de papá debajo de mi cama.

-¡Buen fin de semana! -Me gritó Zoe desde el otro lado de la acera. No tenía amigos de verdad en la escuela, solo conocidos. Pero supongo que eso es suficiente, tampoco quiero arriesgarme a confiar en alguien que después me haga daño.

-¡Igualmente! -La dediqué una sonrisa falsa, no porque me cayera mal, sino porque no estoy de humor.

La vi alejarse mientras yo giraba la esquina que daba a mi calle. Me detuve justo delante de la puerta de mi casa, no era grande ni bonita, pero servía como hogar. Vi en el felpudo el periódico del día, otra vez esa noticia de la extraña enfermedad sin identificar. ¿Por qué tratan de transmitir miedo los del gobierno? Ya tenemos suficiente con nuestras vidas, digo yo.

Busqué la llave entre las macetas del jardín delantero hasta que las encontré, abrí la puerta y entré. Jim estaba al pie de la escalera, comiendo salchichas congeladas y esperando a mi llegada, como siempre hacía.

-¿Qué tal el día? -Preguntó. Tenía diez años y era más bajito que los demás, como yo. Era pelirrojo como mi madre y tenía unos hermosos ojos verdes. Yo en cambio había salido morena, como mi padre.

-Genial -Suspiré dejando la mochila a un lado y sentándome al lado de mi hermano- Trabajos y más trabajos para subir de nota. Ya sabes como se pone papá si saco malas calificaciones.

-Sí... -Su expresión reflejada una profunda tristeza, a pesar de que fue a mí a quien pegó- Creo que mamá llegará más pronto.

-Eso es fantástico -Mentí, era obvio que si mi madre llegaba antes, la paliza llegaría antes- ¿Quieres que preparemos una cena especial para celebrarlo?

Jim se encogió de hombros, cada vez me costaba más distraerlo de la realidad. Me levanté y fui a la cocina para comer, me serví unas cuantas salchichas y arrasé con el plato. Tendríamos mejores cosas para comer si mi padre no se gastara todo lo que ganara en el casino y alcohol, pero mamá no le puede reprochar nada. Si lo hiciera, yo sé como acabaría todo.

Cuando terminé con el plato, fregué el mío y el de Jim. Cogí un paquete de macarrones y me puse a cocerlos para la cena, le di dinero a mi hermano para que se fuera a comprar tomate. Estaba metida en mis pensamientos, canturreando cuando oí un fuerte portazo y me sobresalté, tirando la cazuela con los macarrones al suelo.

-¡Eres una zorra! -Oí gritar a una voz horrorosamente familiar, mi padre.

-¡Por favor, aquí no! -Con la cuchara grande de madera aún en la mano, me acerqué con rapidez a la puerta principal. Mi madre estaba llorando y mi padre, muy enfadado, más que nunca.

-¿Qué ocurre? -Pregunté, con el corazón en un puño.

-¡Tu madre me ha estado engañando con otro hombre! -Gritó, la agarró del pelo y tiró con fuerza de este. Después la lanzó al suelo. No aguanté más.

-Normal que lo haya hecho, no eres más que un cerdo. Ni siquiera sé como ella se casó con un ser tan despreciable como tú -Le espeté y la vena del cuello se le infló como un globo. 

Se puso delante de mí y yo levanté la cabeza, con orgullo siempre. Mi madre lo empujó y me protegió abrazándome. Entonces Jim llegó y las bolsas que llevaba en la mano se le cayeron al suelo. Todo ocurrió como si fuera a cámara lenta, mi padre sacó una pistola de un mueble del salón y volvió al recibidor. Disparó tres veces a mi madre en el pecho, a Jim una en el estómago y a mí  dos en el hombro. Después, se suicidó.

El odio que sentía hacía él era más fuerte que el dolor de la herida, estaba tendida en el suelo, contemplando el inerte cuerpo de mi madre y la dificultad de mi hermano por respirar. Me arrastré hasta él.

-Ya está, ya está. -Le susurré, apartándole el pelo de su rostro- Estoy aquí.

Jim lloraba, estaba asustado. Tenía miedo de morir, lo veía en sus ojos.  Los vecinos llamaron a la policía, pero para cuando llegaron ya era demasiado tarde. Mi madre murió en el instante en el que una de las tres balas la alcanzó el corazón, pero Jim falleció media hora después. Me quedé a su lado en todo momento, preocupándome más por él que por mí. 

Desperté en el hospital, y un mes después el mundo acabó convirtiéndose en un apocalipsis. Desde entonces no fui la misma, ni siquiera cuando había grupos que me hacían un hueco. Nadie podría reemplazarles. Nunca.


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Ya dije que el pasado de Julia era triste y con salseo :(

El 28 subiré la primera parte del maratón de cinco capítulos. Siento haber tardado tanto en actualizar, pero estoy pasando por un mal momento. Problemas en el instituto y celebraciones con la familia... De todos modos, ¡Feliz Navidad!

Espero que disfrutéis de estas fiestas, pasároslo en grande. Decidme en los comentarios los regalos que habéis recibido :3

Un besazo, os quiero mucho:

Mire.






¿SOLA?  (Chandler Riggs y tú) *EN PROCESO DE EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora