POV Astrid
Ahora, la que yo creía que era la persona más buena y de corazón más puro, se convirtió en asesina.
Sí, una asesina, la más mala, perversa, peligrosa, dañina y cruel asesina... Emily Green
¿Qué mato?
¡Pues a mí ego!
¡Mí ego!
¿Cómo? Pues se río de mí. De mí, "La rompecorazones", "La mirada de ángel", "La más sexy del año", "La líder de masas", "La morena buenorra", "La barbie del colegio", "La presidenta del club social", "La que es el sueño de todos", alias Astrid Monroe, por la que prácticamente se mueren todas las chicas del colegio. Díganme si mi Ego no se va resentir cuando, después de decirle que voy a ser su fingida novia, se ataca de la risa. ¡Decenas quisieran estar en su lugar!
Fue tal su diversión que no sé por qué no se fue corriendo al baño.
~Flashback~
- ¡jajajajajajajaja! o sea tú ¿mi novia?. Nada más de imaginarlo me dan ganas de reír.
- ¿Dónde está la gracia?- preguntó Astrid. La mire y las carcajadas sonaron más fuerte, y es que, entiendan a Emy ver a una Astrid con las manos en jarras, la boca torcida y dando golpecitos con el pie...
Tratando de respirar y controlarse, que por tanta risa ya le duele el abdomen. Dice:
- Lo sí.... siento, pero- Limpiándose una lagrima.- pero ¿Tú mi novia?, ¿Te estás proponiendo a fingir ser mi pareja?
- ¿Qué te parece que hice?- Dijo con tono molesto.
En cambio Emy, y muy en contra de su voluntad, volvió a reír.
- Ya es suficiente, ¿no?
- Perdón. Pero es que tú idea es tan loca que...
- No le veo el problema... - Reclama aún dando golpecitos con el pie y cruzándose de brazos, causando que la pelirroja se ría aún más.
Astrid, Astrid, Astrid.... ¿Cuándo dejara de ser tan ingenua?
Antes de que perforara el piso del departamento, gracias a los golpes de su zapato, se dispuso a explicarle, el por qué no puede ser ella quien la ayude en la farsa.
- A ver,- Le dijo- no puedes ser mi novia en primera, porque tú ya tienes decenas de ellas. Entiende que lo que menos quiero es tener o causar problemas. Además no creo que sea correcto y va a ser difícil...
- ¿Qué tan difícil puede ser, ah? Sólo tenemos que tomarnos de las manos, como tantas veces lo hemos hecho, o abrazarnos como tantas veces lo hemos hecho....
- Y besarnos como nunca lo hemos hecho. - Termina la pelirroja.
- ¿Besarnos? - Y deberían ver la cara de espanto que puso.
«En verdad... ¿Es ingenua o estúpida?»
- ¡Honestamente!, ¿Qué crees que hacen los novios? Mi madre no es estúpida. Necesito una novia que, sí, me tome de la mano y me abrase, pero también que piense que soy lo más importante para ella, que me cuide y me proteja de todo y de todos, me haga sentir que le soy necesaria, importante... que me haga sentir que soy bonita así como soy, que me acepte con mis defectos y virtudes, es decir, que no me critique el que lea mucho... en pocas palabras, Astrid Monroe, necesito una novia que me ame.
Además ella sabe que eres mi amiga. Y espera conocer a la mujer que ama a su única hija y no a la amiga que la pone en problemas.
- Emily...
- Gracias por la ayuda.- Le dijo mientras se encaminaba hacia las puerta.
- Tú no puedes contratar a alguien... - Mientras Astrid la seguía por detras.
- Entiende que es más fácil así. Después de todo a eso se dedican "a besar mujeres y a fingir que las aman. Gracias eres buena amiga."
~ Fin Flashback ~
Bueno, debo admitir que si me impactó el saber que la tenía que besar, aclaro que nada tiene que ver el que me cause repulsión, la considere fea o algo parecido. Es solo que nunca pensé que algo así pudiera suceder entre ella y yo, siempre la he visto como mi mejor amiga, como alguien especial... alguien de suma importancia... Algo así como... Como mi aire, algo indispensable y tan necesario para vivir. Y, bueno, uno no piensa que de buenas a primeras va a besarse con su aire o ¿sí?
De todas maneras tengo que admitir que me dejó penando en todas las cualidades que piensa o creé que va a encontrara en su gigolo y, no es que buscará una cura para mi Ego pero, analizando todas las cosas que me enlisto hace minutos, cumplo con el noventa por ciento de las cosas que ella pide.
Por ejemplo: Quiere a alguien que la proteja de todo y de todos, ¡Y lo he hecho todos estos años!
Quiere, también, que la susodicha la trate como si fuera lo más importante y necesario, ¿No acabo de decir que es mi aire?
Y en cuanto a lo de los besos... ¿Qué no lo acabo de explicar?
Aunque de todas maneras mi Ego sigue mal.
Y, después de su insultante comportamiento, hacía mi Ego, claro, ahora tango que soportarla a ella y a Lucia, sentadas frente a mí discutiendo acerca de cuál tipa es la mejor.
- Yo digo que la 23 está bien.- Decía Lucia.- Dice que tiene los ojos grises y es... rubia.
- Y sabe tocar la guitarra - Respondió la asesina de egos.
Bufé de nuevo.
- La 65 no está tan mal.- Dijo Emy.- Cabello negro, ojos azules, 20 años...
- Pero tiene muchos tatuajes.
- A mi me gusta.
- Emy, es un clon de Astrid...
- Ummm, ¿Qué piensas de la 94?
«¿Cuántas había buscado?»
- No esta tan mal, si no fuera porque tiene el cabello teñido de verde...
Pero bueno... ¿Iban a elegir a una persona o a un producto? Me estaba empezando a cansar de oír que si el 23 era buena por ser baja, que si la 12 era mejor porque estaba más alta que ella, o que la 78 tenía más punto porque leía tres libros al mes.
- Yo digo que la 56. Tiene buena estatura, cara, complexión...
«¿Qué no lo importante era que la tratara como reina?»
- Sí, cariño, pero mira cuanto cobra.... Oye me parece que la 88, tiene buena delantera...
- Obvio,- corroboró mi amiga.-lindo cuerpo, morena, flaca, sonrisa encantadora...
«¿QUÉ?»
- ¡Basta!- Les grite, eso ya era el colmo.- Creo, cariño, que ya has ido demasiado lejos con esta tontería.
- Esto no es una tontería.- Me respondió fulminándome con la mirada.
- ¿Cómo le llamas entonces al hecho de querer rentar una novia? Eso es para mujeres desesperadas.
- ¿Y qué se supone que crees que soy? ¡Obvio estoy desesperada! Necesito escoger una novia.
- ¡Ey! Sí no quieres estar aquí... ¿Por qué no te vas?- Intervino Lucia.
- ¿Es que tienen que tardarse tanto en escoger? Es una persona ¡Por Dios! No una muñeca que van a comprar.
- Pues...- Intervino la asesina de egos- Técnicamente, Astrid, la vamos a comprar. Voy a pagar por sus servicios.
- ¡Honestamente, Green! Hace treinta minutos te dije que YO sería tu Fingida Novia, pero me mandaste a la ****
- Porque llegué a la conclusión de que tendríamos que besarnos y deduje que sería difícil para ti.
- ¡Tonterías...!- Hice un esfuerzo por no gritar. Y de reojo pude ver como Lucia hacía rollo las hojas de las candidatas, se cruzaba de brazos, se recargaba en el asiento y se disponía a contemplar la pelea.
- Pero tú estuviste de acuerdo.
- Ni siquiera me dejaste opinar. Soltaste tu discursito y te fuiste...
- Y aunque te hubiera dejado hablar - Medijo dando un paso hacia mí- la conclusión era la misma...
- ¿Ah, sí?- Di un paso también, no me iba a dejar intimidar. Si lo hiciera... ¡Pobre de mi Ego!- ¿Qué conclusión?
- Que no puedes besarme, porque soy tu am...
Y, lo siento, pero no me pude contener, si el problema de que aceptara ser mi Fingida Novia eran los besos, pues le demostraría que no era así.
Así que la tome del cuello, la acerqué un poco más a mí, y la besé y... Nada ni nadie me había preparado para lo que sentí que estalló en mí cuando sentí sus labios junto a los míos.
Fue como si una corriente que nacía desde el lugar donde nuestros labios se juntaban, recorriera todo mi cuerpo. Además sus labios eran tan suaves, cálidos y con un sabor que no podía definir...
Y, como estaba en mi naturaleza averiguar todos y cada uno de los misterios que se cruzarán en mi camino, decidí, en una fracción de segundo, averiguar el sabor de, hasta ahora mi mejor amiga. Así que por instinto pasé la punta de mi lengua por sus labios, sentí como se estremecía, suspiraba, posaba sus brazos sobre mi cuello y se rendía a mí abriendo su boca...
Y, Oh. Dios. Mío.
Ella era como una mezcla de menta fresca, cálida como el chocolate y dulce como el caramelo... un sabor único e imposible de definir.
Me dediqué a explorar su boca, a llenarme del delicioso sabor que tenía invitando a su lengua a jugar con la mía. Y ¡Dios! Que las dos estábamos disfrutando, ¿Cómo lo sé?
Pues porque ella suspiraba cada dos por tres y se pegaba cada vez más a mí, y no es que me molestara, si no, todo lo contrario, hacía tiempo que mis manos estaban en su cintura y las de ella jugando con mi pelo, lo que por cierto se sentía maravilloso.
Tengo un historial muy grande en cuanto a besos se refiere, pero les puedo asegurar que en mi vida había sentido algo así. Esto era diez, no... mil veces mejor.
Si no es por el carraspeo y los "Ejem, ejem" de nuestra amiga, juraría que me comía a la pelirroja ahí mismo, mis labios y todos mis sentidos me picaban por averiguar si toda ella sabía igual. Me controlé, con una fuerza de voluntad que no sabía que tenía, los impulsos que picaban por probar su cuello y más abajo.
No sé cómo fue que logre hacer que el beso pasara de hambriento y feroz, a uno tierno y dulce, y así dando unos besos pequeños «Mis sentidos aún se negaban a parar» logré separarme al fin.
Abrí lentamente mis ojos sólo para encontrarme con la visión, más impactante de mi corta vida: La asesina de egos estaba aún con los ojos cerrados, las mejillas sonrosadas, con la respiración un poco agitada y los labios ligeramente hinchados y rojos, producto de mis besos.
Y créanme que semejante visión fue suficiente para hacer que mi Ego reviviera.
Cuando Emy abrió los ojos segundos después de la resurrección de mi Ego, casi vuelvo a morir. Sus ojos estaban tan... claros, tan brillantes, que tenía ganas de perderme en ellos sin importar si un día iba a volver.
- Por lo que veo,- La voz de Lucia rompió con el hechizo- no hay ningún problema en lo que a besarse se refiere. ¿Tú qué opinas, Emy?
- Yo...- La vi sonrojarse más y agachar la cabeza- Yo... Creo que... No... No... hay problema.
¿Ella estaba tartamudeando? ¿Podía pedir más medicina para mi Ego, que el hecho de dejarla sin palabras?
No lo pude evitar y una sonrisa se formó en mi rostro
NOTA: La historia NO es mía.
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Mamá, Papá... Soy Gay
Romance- ¡Mamá! No puedo presentarles a mi pareja. - ¿Por qué? - Mamá, papá... Soy gay. NOTA: La historia no es mía Todos los derechos al autor