La venganza de la chica perfecta

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La venganza es un plato que se sirve frio, a menos hierbas de ira.

Algo que Isabelle Lightwood detestaba en el mundo: las zorras.

Lo que detestaba aún más de ahora en adelante, eran las zorras que afectaban a su hermano.

Si había algo que Isabelle defendía con su vida era su familia.

Bien, aclarando esos tres puntos. Estuvo a punto de arrancarle todas las extensiones a la zorra de Camille Belcourt en cuanto vio las lágrimas silenciosas de su hermano.

Ahora estaba sentada en la barra mirando horrible a quien se le acercase mientras esperaba a Jace, quien había decidido acompañar a Alec hasta su casa.

Sentía un terrible golpe en el corazón.

Culpa.

Le había dado esperanzas: ella, Jace y Magnus; todos eran los culpables del sufrimiento de Alec. Sabía que Jace también se culpaba, lo veía en sus ojos. Los odio a todos. Se odio a sí misma, a Jace, a Magnus, a Camille, a sus padres, a sus primos, a los idiotas que habían causado el incendio.

El vaso en su mano se rompió y deseo que se hubiese rota encima de la cabeza de esa rubia estúpida.

Okey, control Isabelle, recuerda lo que dice mamá.

"Las Lightwood son fuertes de corazón y nunca pierden el control de sus emociones"

-Am... disculpa- un chico con gafas se acercó a ella e Isabelle estuvo a punto de mandarlo al infierno al ver que él no la miraba con ese deseo abrazador que todos los demás.

-¿Qué quieres?- pregunto con un poco de dureza (bien, tal vez con demasiada dureza, pero con los idiotas que se había topado hasta ahora).

-Encontré un collar en el suelo, pensé que podría ser tuyo ya que cargas uno idéntico- Isabelle se sorprendió cuando vio su collar rojo en las manos del chico.

Claro, debió caérsele cuando pateo el trasero de ese chico que trataba de sobrepasarse con ella.

-Gracias- vio la cabellera rubia de Jace en la puerta y se dirigió hasta allí.

Estaba harta de esa fiesta.

Harta de los corazones rotos.

De los chicos imbéciles.

Y sobre todo, estaba harta de Camille Belcourt.

***

Regla básica de la vida: No te metas con Isabelle Lightwood.

Y Camille Belcourt estaba a punto de descubrirlo.

Alec no había salido de su habitación, estaba en una clase de aceptación dolorosa donde no quería ver a nadie, solo salía cuando visitaba el hospital.

Así que el Lunes en la mañana con Jace esperando en el auto, Isabelle prometió que Camille sufriría, lo prometió mientras miraba a Alec con sus ojos tristes concentrados en el libro.

Pero si quería una buena venganza, necesitaba unos buenos cómplices.

Miro a su rubio hermano, este le devolvió la mirada por el retrovisor. Sonrió, ya tenía a uno.

***

-Okey, déjame ver si entendí- el ojiazul la miro fijamente-. ¿Pretendes que te ayude a vengarte de una zorra, en un plan complicado y sin sentido solo para darle su merecido?

Isabelle miro seriamente a Will y a Jem, ambos mirándola fijamente.

-Si.

-Bien, estoy dentro- acepto el pelinegro.

Secretos a voces (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora