Aquel chico postrado en una cama

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Las muestras de confianza pueden parecer insignificantes, pero son una muestra de cariño.

Cuando Alec despertó supo de inmediato que aquella no era su cama. Sus ojos se toparon con la pequeña bola de pelos que era Presidente Miau que dormía en la almohada de su dueño.

Alec suspiro, anoche debió de haberse quedado dormido después de su sesión de besos con Magnus; estaba algo impresionado por la forma en la que Magnus lo besaba, como si se quedara sin aliento y necesitará de su boca para sentirse satisfecho, más aún, la forma en la que lo hacia sentir, como si cada beso fuese necesario para su vida. Dios se estaba volviendo tan cursi.

Se quedó mirando el techo mientras Presidente movía su cola contra su cara haciéndolo sonreir, cerro los ojos dispuesto a volver a dormir cuando sintió algo acariciando su rostro. Cuando abrió los ojos Magnus le sonreia.

-Hola- el cabello de Magnus goteaba, mientras que este sólo le sonreía mientras tomaba un sorbo de café.

-Hola- le respondió con voz cansada, debía de verse terrible, penso mientras se sentaba.

-No es justo que despiertes tan guapo- comentó Magnus evaluándolo con la mirada-, eres encantador aún con esa carita de sueño.

-Creó que esa es un gran mentira- respondió Alec avergonzado-. Tu te ves muy bien.

-Es porque me he arreglado- replicó Magnus dando un sorbo de cafe-, tu, sin embargo, te ves tan bien así desarreglado, en mi cama.

Se sonrojo en cuanto Magnus dijo esas palabras, ahora que lo pensaba, el de había quedado dormido en el sofá, ni siquiera recuerda haber entrado al cuarto principal.

-¿Tú... me trajiste anoche?- preguntó algo desorientado.

-Claro- respondió el otro sentándose a su lado-, no te iba a dejar dormido en ese fabuloso pero incómodo sofá.

-Gracias- dijo sonriendole-, perdona por las molestias.

-¿Cuales?- preguntó acercándose más al otro-. No me has causado ninguna molestia- se acercó un poco más a sus labios y dejó un pequeño beso-, al contrario, es la primera vez que disfrutó atender a un invitado.

-¿Y tus amigos?- le preguntó acariciando el cabello húmedo, le encantaba cuando Magnus se aplicaba todos esos productos, pero le encantaba aún más cuando se mostraba ante el como era.

-Catarina es una intensa y Ragnor un desagradable- respondió encogiéndose de hombros-, pero son amigos, que se les va a hacer. ¿Quieres que te prepare algo?

-No quiero aprovecharme...- Alec guardó silencio cuando se dio cuenta como Magnus lo miraba, tan intenso-. Bueno, un café estaría bien- respondió causando que en el rostro de Magnus se formará una gran sonrisa.

-Bien- Magnus se levantó ágilmente-, ¿quieres que leche o azúcar?

-En realidad, nada. Prefiero el café amargó, gracias.

Magnus salió de la habitación, mientras Alec se puso a observarla: era un lugar amplio y espacioso, se fijo especialmente en el gran armario que ocupaba gran parte de la pared, rió al pensar en Magnus escarbando en ese gran armario para buscar que ponerse; también sonrió cuando vio el desorden de zapatos en el suelo.

-Veo que te gusta mi habitación- Magnus lo encontró con una sonrisa y le paso la tasa de café, en la que Alec se fijo decía "chico sexy", eso sólo lo hizo sonreir más.

-Lo siento, es que este lugar es muy tú. Tienes toda tu esencia en el.

-Bueno, me alegra que te guste- Magnus le dio un pequeño beso en la mejilla-, porque pretendo que pases mucho tiempo aquí.

Secretos a voces (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora