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Chicago, Illinois. 3 de Noviembre de 2012.

La cámara profesional "Canon EOS 1000d" dió su último flashazo. La chica sonrió y prosiguió a dar un suspiro, porque sabía que había terminado la sesión. Se quitó de su pose, pero el fotógrafo pareció hacer mala cara.

—¡Espere, espere!— Pidió él en un gritito. Ella gruñó y volvió a acomodarse. —Solo una más—Aseguró. A ella no le quedó otra opción más que hacerle caso.
—Quite el cabello de su cara, por favor—Pidió. Ella hizo caso omiso y apartó el mechón rojizo que caía por su frente. Sonrió tiernamente hacia la cámara mientras tocaba con una mano su abdomen.
—Eso es— Dijo él aplaudiéndola por su buena pose. Un flash más, y él finalmente bajó su cámara del rostro. Ella suspiró de nuevo.

—¿Listo?— Preguntó ella. El asintió y dejó su cámara sobre una mesita de cristal.

—Está listo señorita Welch— Dijo él sonriente. —Le mandaré las fotografías en... —Hizo una pausa para pensar. —Tres días. Necesito editarlas y perfeccionarlas—Informó. Ella se puso su chaqueta café con la que había llegado puesta.

—Bien. Mi esposo le mandará el pago hoy por la tarde— Se acercó a él y le estrechó la mano gentilmente, a modo de despedida. —Muchas gracias por todo señor Bieber— Agradeció. El sonrió.

—De nada. Ah, por cierto... le deseo lo mejor para su bebé— Dijo, fijándose en su bonito estómago que reflejaba quizás unos 4 meses de embarazo. Ella sonrió enormemente mientras se acercaba a la puerta del establecimiento.

—Gracias, hasta luego— Finalizó, saliendo por la puerta. El apagó las luces y encendió una pequeña lámpara. Se acomodó frente a su escritorio de trabajo y se puso sus lentes de aumento. Aún no se acostumbraba del todo a usarlos, tenía apenas tres meses con ellos. Pero esque trabajar en la vida de fotógrafo, lo llenaba de luces y flashes. Aparte de eso, solía hacer pinturas y retratos cuando se le solicitaba, por lo que necesitaba una buena vista también. Necesitaba usarlos para mirar con claridad rostros de personas, paisajes, fotografías, y hablando de fotos se refería a editarlas, revelarlas, etc. Era un trabajo realmente agotante. Se concentró en la primera hilera de fotos que tenía guardadas en su cajón. Apenas iba a sacar la primera, cuando su celular sonó. Mierda. Vió el identificador. Menos mal... era ella.

—Señorita Harris, usted suele distraerme mucho de mi trabajo, ¿Lo sabía?— Preguntó él con tono demandante. Ella rió al otro lado de la línea.

—Perdón Justin. Solo quería saber si preferías chocolate o fresa— Dijo con tono levemente seductor.

—Uh— Dijo él, imitando su tono. —Eso suena muy... muy delicioso. Pero sabes que me encanta el chocolate— Recordó. —Y sobre todo si lo pruebo de tu boca— Añadió.

—Me parece perfecto, porque haré un pastel— Avisó ella. —Y si te portas bien, podrás cumplir tu deseo— Sentenció seductoramente.

—Mi deseo va más allá de besos— Afirmó él. —Quiero probar tu...— Ella lo interrumpió de inmediato.

—¡JUSTIN DREW BIEBER!— Gritó. Él soltó una carcajada divertida.

—Tu pastel que cocinarás. Por Dios, eres una pervertida— Dijo "sorprendido". Ella rió.

—Eres insoportable— Refunfuñó al otro lado del teléfono. —Bien. Me pondré a prepararlo. ¿En cuánto tiempo nos vemos?— Preguntó ella impaciente.

—Hoy tengo bastante trabajo, cariño. Pero...—Vió la hora en su reloj de mano. —Haré lo posible por terminar en una hora. Esperame hasta entonces. Prepárate porque llegaré hambriento, y no solo de pastel— Aseguró. Ella rió ligeramente.

Para Siempre. 3tempDonde viven las historias. Descúbrelo ahora