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Un tormentoso recuerdo del pasado apareció en su mente: Justin diciéndole aquella misma promesa que nunca se cumplió.

Un "Para Siempre" que se llevó el viento, que se había quedado en el olvido por 5 años. Fue como si la magia del momento se esfumara, siendo reemplazada por el recuerdo de ese día, el día en el que ambos estaban envueltos en lágrimas, cuando el hombre que más amaba le dirigió una última mirada desde la ventana de su lamborghini, antes de pisar el acelerador y abandonarla. El estómago se le estrujó horriblemente ante el doloroso recuerdo. Hizo a Justin a un lado y se sentó en la mesita. Alcanzó su ropa interior y su vestido y empezó a vestirse de nuevo. Justin se quedó confuso al ver como actuaba tan rápido.

—Oye, ¿Qué pasa?— Preguntó él confundido. Empezó a vestirse también.

—Me voy— Susurró ella. Terminó de ponerse los tacones y se puso de pié. Justin frunció el ceño al verla levantarse. Se subió los pantalones de manera veloz y tuvo que correr para alcanzarla, pues estaba llegando a la puerta.

—¿A dónde crees que vas?— Preguntó, tomándola del brazo. Ella forcejeó para soltarse.

—Ábreme, está cerrado— Pidió ella.

—¿Por qué ese cambio tan repentino? Estábamos tan bien, ¿Qué hice mal?— Preguntó, ahora asustado. No quería perderla... no de nuevo. Se miraron fijamente.

—Todo— Susurró ella. —Hiciste mal todo desde el momento en que me abandonaste— Fue como un reproche, acompañado de temblorosas palabras. El tragó saliva.

—Lo hice para salvarte— Confesó él. Rosalyn se quedó callada. —No sabes lo que ocurrió ese día. Déjame explicártelo, por favor. Necesito contártelo todo, necesito que entiendas por qué te abandoné. No quería volver a ponerte en peligro ni regresar al mundo de las armas y los asesinatos. Estaba harto de todo— Admitió. Ella no dijo nada por unos segundos, luego sus ojos se tornaron en un extraño brillo de sinceridad y dolor.

—Tú no lo entiendes— Susurró ella. Se soltó de su amarre y caminó hasta la alfombra, junto a la mesita de madera. Se agachó y recogió del suelo su anillo de compromiso. —Voy a casarme— Le recordó, mientras se ponía de nuevo el anillo en su dedo anular.

Justin sintió como si le apuñalaran el estómago entre mil hombres.

—Crecí. Ya no soy esa adolescente de 18 años que te conoció y que a pesar de que la hubieras secuestrado, se escapó contigo. Ya no soy esa persona. Y te aseguro que tú tampoco eres aquél chico malo, con una pistola en el bolsillo esperando a matar a alguien. Ambos crecimos y las personas cambian, al igual que los sentimientos. Tengo una vida, trabajo y responsabilidades ahora. Brad me ha acompañado en el camino por cumplir mis sueños... y tú no estuviste allí para ver ninguno. Me dejaste, y hay que aprender a superar. No podía llorarte y quedarme sola para siempre. Que nos hayamos encontrado sólo ha sido una coincidencia, no significa una señal divina o del destino. Estoy aquí por trabajo, y también tú lo estás. Solo... perdón por haberme acostado contigo. No debí permitir que las cosas llegaran tan lejos— A pesar de la sinceridad con la que parecía hablar, esas palabras estaban doliéndole tanto como a Justin. —Esto es una confusión. Es un gran error. Debo continuar con mi vida y tú con la tuya. Te agradezco por todo, pero buscaré otro fotógrafo. Gracias aún así— Dijo a modo de despedida.

Sus ojos estaban acuados, el nudo la asfixiaba, pero no se iba a permitir llorar más. Justin tragó saliva, mientras ella estiraba su mano para estrechársela. Él negó con la cabeza y no la recibió.

—Así que se llama Brad— Susurró, como si eso fuera lo que más le hubiera dolido. —Brad es el hombre con el que te casarás— Dijo conteniendo las ganas de golpear algo. Ella suspiró.

Para Siempre. 3tempDonde viven las historias. Descúbrelo ahora