Fue como si una tonelada de fuegos artificiales se dispararan a su alrededor, llegaran al cielo y explotaran en un precioso juego de luces y colores. Todo se iluminó en un dos por trés, mientras una potente energía los unía. Era simplemente inexplicable... era magia.
Los labios de Justin se aferraron a los de ella, mientras la sujetaba con fuerza del rostro y chocaba su cuerpo contra el suyo, pegándola contra la pared. Se mantuvo firme sobre su boca por largos segundos, congelándolo todo alrededor. Solo ellos dos, besándose de nuevo, después de 5 años. Era una sensación tan nueva y al mismo tiempo tan conocida. Necesitaban esto con todas sus fuerzas. Él la hizo abrir más espacio en su boca, para poder saborearla profundamente, logrando estremecerla de pies a cabeza. Las juguetonas mariposas volaban por el estómago de Rosalyn, mientras su vientre se llenaba de choques eléctricos. ¿Hacía cuanto que no experimentaba algo tan fuerte como esto? Oh, si... desde que Justin la abandonó. Pero eso no estaba en su mente ahora.
De pronto, él la soltó del rostro y pasó ambas manos a su cintura. Acortó la poca distancia que los separaba, eliminando cualquier corriente de aire que quisiera interponerse entre ambos. La apretó de la cintura, mientras el beso se intensificaba. Rosalyn pasó ambos brazos por su cuello, rodeándolo. El beso se fue convirtiendo cada vez más apasionado, más exigente, más necesitado. Él la empujó contra la pared en repetidas ocaciones, haciéndola sentir su enorme erección. Pero necesitaban más. Justin la sujetó fuerte y la apartó de allí, haciéndola caminar en reversa. La condujo hasta el área fotográfica, aún invadida en luces, la tumbó sobre la mesita de madera en la que la había fotografiado antes, y se subió encima con delicadeza. Y el beso no se detuvo. Justin la probaba entera, mezclaba su lengua con la de ella y la hundía hasta su garganta. Ella pudo sentir como su vientre reaccionaba ante ello... y también su feminidad. Esto estaba calentándose, y les gustaba, no, no les gustaba... les fascinaba. Esto era más excitante que cuando eran jóvenes, quizás porque ahora se habían extrañado tanto, que no podían controlar sus impulsos.Justin bajó a su cuello, para besárselo con ardor. Rosalyn se agarró con una mano del borde de la mesa, y con la otra le acarició el cabello. Cerró sus ojos, deleitándose con los expertos labios de este hombre. Pero no duró mucho en su cuello, pronto subió de nuevo a su boca, para comérsela entera. Segundos después, una mano de Justin viajó a su pierna, acariciándosela suavemente. Fue subiendo lentamente, y con ello, su vestido también. Ahora tenía el vestido subido hasta la cintura, dejando ver su ropa interior.
—Quiero hacerte el amor— Le susurró Justin al oído, presionando su erección contra su feminidad, ahora más expuesta que antes. Ella jadeó. —Déjame hacértelo... aquí, sobre la mesa...— Pidió. Ella simplemente asintió, hechizada por completo, bajo sus redes ahora. —Es una de mis fantasías como hombre... y serás la primera y la última mujer con la que lo haga... sólo contigo— Le besó el lóbulo de la oreja, haciéndola retorcerse debajo de él. De manera fugaz, ella empezó desesperadamente a quitarle la camisa a Justin, luego él le ayudó un poco a bajarse los pantalones. Vaya, fue tan rápido que apenas lo dejó parpadear dos veces. Lo necesitaba... demasiado.
Justin sonrió cautivadoramente, mientras ella se mordía el labio inferior. Ahora, él prosiguió a quitarle a ella el vestido. Le bajó el cierre por la espalda y de manera rápida, ella estaba en ropa interior. Ambos lo estaban, pero ella sólo tenía lo de abajo, pues con aquél vestido no necesitaba sujetador, por lo que sus pechos quedaron al descubierto... deleitando la pupila de Justin. Se miraron, reflejando lujuria y pasión el uno al otro. El nivel de excitación en el que estaban era poderoso. Justin volvió a hundirse en la boca de ella, mientras la torturaba moviéndose sobre ella, presionando y presionando su miembro, al mismo tiempo que le acariciaba un seno.
—Mhm...— Gimió ella entrelabios. —Si... hazlo— Rogó. Rodeó sus piernas en las caderas de él, para sentirlo más. Justin dejó de besarla y acariciarla un momento, y sonrió.
—Encantado, muñeca...— Susurró, jadeando en deseo. Ella sintió de nuevo esa corriente eléctrica recorrerla. Había olvidado lo perfecto que era cuando la llamaba "muñeca". La hacía sentir tan única y especial. Maldita sea, ¡Como extrañaba a este hombre!
Observó como Justin se bajaba los bóxers y por consiguiente, le bajaba la única prenda que la cubría a ella. Tragó saliva. Se lambió los labios al ver su crecida erección que apuntaba a su feminidad. El glande rozó contra ella... dio un grito ahogado.
—Si...— Gimió. Pero Justin no estaba listo. Sacó de sus pantalones un condón, que más bien pareció aparecer de milagro. ¿Acaso los hombres siempre estaban preparados? ¿O estaría preparado...para ella? ¿Él sabía que pasaría esto... hoy? Muchas dudas la invadieron, pero estás desaparecieron al sentir como Justin se introducía lentamente en sus paredes vaginales.
—¡Agh!— Gruñó y al mismo tiempo gimió. Un dolor, combinado con placer. Justin se detuvo un momento.
—¿Te hice daño? ¿Me detengo?— Preguntó, a pesar de que no sabía si soportaría salirse de ella ahora. Rosalyn negó con la cabeza.
—No, sigue, maldita sea, sigue— Rogó. Justin sonrió fascinado. Le besó la comisura de los labios, la sujetó de las caderas y volvió a salir y entrar en ella. Lento y profundo.
—Ah... vaya — Jadeó ella. Al parecer, hacía tiempo que no sentía tanto placer, y eso que solía mantener una vida sexualmente activa junto a Brad. ¡Brad! Demonios, lo recordó. Quiso abrir los ojos y apartarse, pero no tuvo las fuerzas. Justin volvió a penetrarla, ahora con más ritmo, una y otra vez... adentro y afuera, exquisito, bombardeándola en placer. Su miembro llenaba su feminidad como si estuvieran a la medida perfecta. Sus cuerpos comenzaron a llenarse de una capa de sudor, mientras sus respiraciones se agitaban, al compás de sus gemidos. Empezó a embestirla más fuerte y rápido, haciéndola gritar.
—¡Dios, sí!— Gimió ella, apretando a Justin por la espalda. Él apretó los dientes, disfrutando el delicioso embiste. —¡JUSTIN!— Gritó ella, envuelta en una nube de éxtasis. Alzó inconscientemente sus caderas para sentirlo más adentro, mientras él se dedicaba a penetrar velozmente. Sus cuerpos comenzaron a temblar, avisándoles lo que se venía.
—Oh, muñeca... ¡Joder!— Gimió él, y ella gritó. Allí estaba. Alcanzaron la cima juntos, el punto más alto y placentero, un precioso clímax, seguido de un orgasmo. Sus cuerpos se acompasaron y se quedaron quietos un momento, sonrieron encantados, fascinados, agotados... ella lo acariciaba por la espalda, mientras Justin se acostaba en su pecho. Pero no había acabado. Siguió moviéndose lentamente, profundo, llenándose de sus propios flujos de placer.
La sensación que esto provocaba era adictiva como una jodida droga. Cerraron sus ojos y se dejaron llevar por ese mar de placer, mientras sus pechos juntos se movían arriba y abajo, sus latidos se juntaban y chocaban al mismo tiempo... convirtiéndose en uno solo.
Justin buscó la mano de ella y la entrelazó con la suya. No dijeron nada, simplemente se mantuvieron así por largos segundos, hasta que él hizo algo inesperado. De la mano que la tenía sujetada, deslizó su mano por el dedo anular de ella, y le fue quitando poco a poco el anillo de compromiso. Rosalyn reaccionó al ver como Justin lo lanzaba al suelo. Él alzó su cabeza para verla fijamente a los ojos, mientras Rosalyn estaba atónita con lo que acababa de ver.
—¿Qué hiciste?— Preguntó, sin siquiera saber qué decir. No sabía si sentirse feliz, confundida o triste. Justin le acarició la mejilla con suavidad. Su mirada reflejaba sinceridad y al mismo tiempo una extraña promesa oculta.
—No te casarás con ningún hombre que no sea yo. Eres mía, no de él, ni de nadie. Mía— Ordenó. El corazón de Rosalyn palpitó fuerte al escucharlo. Fue como si de pronto reviviera. —Y esta vez...— Pegó su frente con la de ella y le robó un suave beso en los labios. —Para siempre— Finalizó.
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NOVELA ORIGINAL DE LA AUTORA
***NATALIA ORTEGA***Esta novela no es mía.
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Para Siempre. 3temp
FanficEllos habían hecho una promesa. La de estar juntos para siempre. Pero quizás, aquél día eran demasiado jóvenes e ingenuos para cumplirla. Una serie de malas jugadas y eventos desafortunados los había separado y les había arrebatado la felicidad que...