CAPÍTULO VIII

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Se levantó somnolienta y con las intensas ganas de quedarse a dormir hasta tarde, pero alejó la idea de hacerlo ya que su perfecto historial de cero faltas se vería afectado.
Se vistió perezosamente y salió de su habitación arrastrando los pies.
Un dulce aroma a café y hot cakes invadieron sus fosas nasales. Tan sólo oler aquel líquido marrón que le devolvía la vida en las mañanas se sintió con más energías.

—Buen día —saludó Kellin.
—Buenos días, Kellin.
—¿Has dormido bien?
—Excelente, gracias por preguntar.
—¿Te apetece desayunar conmigo? Me he levantado temprano para tener todo listo cuando despertaras.

Ella levantó una ceja y lo miró de arriba abajo. Tenía una invaluable sonrisa, el cabello perfectamente peinado y portaba el uniforme correctamente, su pantalón y saco estaban impecables y el nudo de la corbata era perfecto.

—A qué se debe tanta amabilidad? —cuestionó sentándose y empezando a comer.
—¡Oh, ya sabes! Quiero ser amable contigo —su sonrisa cambió por un segundo a una pervertida para luego ser una cálida.

Y todo vino de golpe a ella. ¡Qué tonta soy! Se dijo a sí misma, por supuesto que el tan sospechosamente amable comportamiento de Kellin se debía a que intentaba ganar la absurda apuesta. Él sabía que lo odiaba por ser un chico "problema", así que intentaba llegarle por el otro lado. Intentaba ser un chico amable para conquistarla, luego llevarla a la cama y después botarla como a todas las demás.

—Buen intento —dijo sorbiendo un poco de café—. Pero no lo suficiente.

Él frunció los labios y entrecerró los ojos, fue cuando se dio cuenta de que ella sería más difícil de conquistar de lo que pensó.
Eso ya no era algo personal, ahora era más serio, tenía que idear un plan para no tener que ir a fin de mes a las clases vistiendo un ridículo vestido.

Enamorada De Un Idiota (Book 1) [Kellin Quinn Y Tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora