CAPÍTULO XLVII

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Estaban sentados en el comedor. Kellin charlaba animadamente con sus amigos mientras ella revolvía la comida, había perdido el apetito. De vez en vez lo miraba de reojo y lo pillaba mirándole el trasero a otras chicas. ¿Tan ciega había estado?

Kellin Quinn había hecho que se sintiera miserable y humillada... y a pesar de eso su decisión había sido olvidarlo todo y darle una oportunidad al chico de ojos grises. Pero decirlo sonaba más fácil que hacerlo. Cada vez que lo miraba recordaba todas esas fotografías, cada vez que él le decía que la amaba sentía que su corazón se estrujaba pues sabía que estaba mintiendo.

El descanso terminó y él tomó su mano obligándola a levantarse. Caminaron por los pasillos, no iban al salón, él la estaba llevando al gimnasio, el cual estaba completamente desierto.

—¿Qué te sucede? —le preguntó él.

—¿A qué te refieres?

—Has estado distante últimamente. ¿Ha pasado algo?

—No —contestó ella.

Kellin frunció el ceño y cruzó los brazos. Se veía completamente adorable, lo cual la hizo sentir un poco mejor.

—¿Por qué no me quieres contar que sucede? Tienes tiempo así, me preocupas ______. No estás comiendo bien, tienes ojeras y tus calificaciones están bajando.

—¿Te preocupo? —preguntó con media sonrisa.

—Por supuesto, tonta —dijo riendo.

Se acercó a ella rodeándola con sus fuertes brazos mientras ella se embriagaba con el dulce aroma que despedía aquel hombre, estando así, entre sus brazos sentía que todo mejoraba... se sentía pequeña y protegida. Sentía que estaba donde debía estar...

—Me preocupas más de lo que crees —le confesó plantándole un casto beso en la frente que hizo que la mujer se derritiera.

—Kellin, tu nunca me harías daño ¿verdad?

—¡¿Qué?! ¡Hay ______! Obviamente no, cariño. ¡Qué preguntas haces! —exclamó estrechándola entre sus brazos de nuevo—. Jamás te haría algo que pudiese dañarte.

—Gracias —murmuró para sí misma.

—¿Eso era lo que te tenía preocupada?

—No, mi padre ha...

—Espera —la interrumpió sacando su celular del bolsillo levándoselo al oído—. Sí...nada importante... claro... para allá voy —colgó y le sonrió—. Cariño, me tengo que ir, hay entrenamiento.

Le dio un corto beso en los labios y salió corriendo dejándola sola y bastante abatida. Estaba a punto de contarle que su padre, Travis y Tobías habían tenido un accidente y él se iba. ¿Entrenamiento? ¡Já! Las mentiras eran muy repetitivas con Kellin.


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Ya estamos en los últimos capítulos :D

Enamorada De Un Idiota (Book 1) [Kellin Quinn Y Tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora