capítulo 11 (1 día antes de la boda)/parte1/

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Lay parecía feliz y nervioso mientras corría de un lado al otro acomodando a la gente. Yon no paraba de comer, ¿nervios acaso? Ella lucía igual que él, uno tan preocupado por el otro. Hasta ese momento, no lo había visto, y era algo que agradecía. Cada tanto, Young Mi apretaba mi mano, o yo la suya por los dolores de mantener las alas cubiertas.

Ella me sonrió y pasó una última capa de polvo sobre mi cara, me veía tan terrible como nunca. Ojerosa, acabada, cansada, dolida... Nada que en ese momento no sintiera.

El último invitado entró, Lay cerró un poco la puerta pero una mano lo detuvo. Era él, aún no lo veía, pero lo presentía. Cuando entró completamente, me odié un segundo por presentir demasiado bien. Ahí estaba él, con traje negro, su cabello oscuro perfectamente peinado, sus ojos rasgados tan felices como siempre... Y su sonrisa burlona.

Nuestras miradas se conectaron un momento, pero con rapidez miré a otro lado y agaché la mirada. Young Mi me sostuvo del mentón, y me hizo mirarla.

─Oye, no mires abajo ─dijo ella con el ceño fruncido─. Es una señal de debilidad, y sé que tú no eres débil, ¿de acuerdo?

No mires abajo, no mires abajo, no mires abajo...

Pasé la mirada de un lado al otro, y me detuve en Yon, que parecía no poder dejar de comer, sus familiares parecían decirle que parara, pero ella simplemente seguía, y seguía. Lay por otro lado, reía con sus amigos, y entre ellos estaba él.

¿Por qué no puedes mirar abajo?

Su voz gruesa retumbó en mi cabeza. Un escalofrío recorrió mi espalda, y lo busqué con la mirada. No pudo haber sido él, era sólo mi imaginación. Él se encontraba sentado, carcajeándose con Lay. Lo observé bien, y busqué algún patrón, algo que me dijera que él sí había hecho eso. Pero nada. No encontré nada.

Esto no es real.

¿Qué no es real?

¡Basta! ¡Detente!

¿Qué detenga qué?

Sin dejar de mirarlo me levanté de la mesa, pero Young Mi me detuvo.

─¿Qué haces? ─Me zafé de su débil agarre, y le rogué con la mirada que me dejara salir.

─No es nada importante ─con el ceño fruncido me dejó ir.

Corrí a través del pequeño salón, y salí. Coloqué mis manos sobre mis rodillos, dejé que mi cabello cayera sobre mi cara, y tomé una enorme bocanada de aire. Tosí frenéticamente. Me acerqué a una banca y me senté sobre ésta. Cerré los ojos un momento, dejando que el viento me llevara hasta algún lugar desconocido.

─Es una noche ventosa, ¿no quieres un suéter? ─De a poco abrí los ojos, con el ceño fruncido. ¿Aquella voz provenía de quien yo creía?

Abrí los ojos como platos al ver a un poco visible Chanyeol, volví a cerrar los ojos, pero esta vez los tallé con fuerza. Necesitaba despertar, necesitaba un respiro que me sacara de toda aquella locura. No necesitaba un Chanyeol imaginario que me hiciera querer entrar a un manicomio.

─Oye, mujercita, sigo aquuuuuuí ─canturreó mi imaginación de nuevo. Maldita mente, maldita imaginación, malditos pensamientos, que no me dejaban en paz. Masajé mi cráneo, intentando ordenar mis prioridades─. Eso no ayudará de nada, cariño.

─Desaparece, desaparece ─seguí masajeando con los ojos cerrados. Y cuando no había ningún ruido, abrí los ojos, suspiré con pesadez a causa de un estrepitoso crujido. Lo miré, mientras él introducía algunas papas fritas en su boca─. ¿De dónde sacaste eso? ─Se chupó los dedos y señaló un pequeño puesto, me ofreció, pero sólo me dediqué a rodar los ojos.

─Es lindo, ver cómo quieres verme desaparecer, y sin importar qué, no me iré. Deberías estar adentro, apoyando a tu supuesto mejor amigo, ese del que te enamoraste cuando eras niña, ese del que te olvidaste cuando me conociste, ese que espera con ansias algo que te dirá muy pronto, se te caerá el cabello de la sorpresa cuando escuches lo que es ─introdujo otro puño de papas a su boca─. ¡Oh cómo me gustaría ver eso! ─Chupó sus dedos y tragó el resto de las papas de un bocado.

Me levanté de la banca, con la intención de irme a casa, y no volver a saber nada de nadie. Lay me odiaría por eso...

─¿A dónde vas? ─Sentí su respiración sobre mi cuello, pero no le tomé la menor importancia, la mente llegaba a jugar muy duro conmigo─ ¿Te irás de nuevo? ¿Me dejarás solo otra vez? Ese es tu estilo, ¿no? ─Giré la cabeza, para encararlo.

─¡Claro que no! ¿Cómo puedes decir eso? Tú me dejaste a mí, ¡te fuiste! ─Pasé mi mano por mi cabello y suspiré. A lo lejos visualicé a la mujer de las papas fritas observándome raro, y la comprendía. Debía parecer una loca gritándole a la nada.

─¿Por qué las escondes? ─Dijo mientras se acercaba a mi espalda─ ¿No quieres que nadie las vea? Young Mi ya te dijo que son bonitas, ¿acaso quieres sólo tú ver su belleza? ─Di unos pasos adelante, él me siguió─ Sólo las vi dos segundos... ¡Quiero verlas! ─Me petrifiqué por cosa de la nada, y volví a la vida cuando sentí que él hundía su puño en la grieta de mis alas.

─No hagas eso ─introdujo aún más su puño, haciendo que las punzadas regresaran junto con los recuerdos. Corrí un poco hasta alejarme de mi propia imaginación.

─Espera ─susurró con firmeza─, debo confesar algo ─me detuve, como si quisiera escuchar lo que tenía que decir, como si no doliera, como si aquello pudiese cambiar algo en la realidad─. Yo te amo.

¿Por qué? ¿Por qué mi mente era tan cruel? ¿Por qué mi mente podía imitar perfectamente su voz? ¿Por qué su reflejo debía ser tan explícito? ¿Por qué tenía que parecerse tanto a él? ¿Por qué dolía? ¿Por qué no podía seguir caminando? ¿Creía en sus palabras? Siempre lo había hecho.

Es la verdad...

Basta, deja de hablar. Deja de atormentarme. Deja que mi mente te olvide si tanto tú quieres olvidarme a mí. Aléjate de mi mente, Park Chan Yeol.

No puedo, y no quiero...

─Mira ─susurró la imitación en mi oído, al tiempo en que señalaba al otro lado de la calle─. Ahí está ─era él, el real. Me estaba mirando fijamente─. Ve con él.

─No lo haré.

─¡Ve! ¡Ahora! Antes de que mi corazón te olvide ─tomé una enorme bocanada de aire, mientras empezaba a correr detrás de él. Un movimiento totalmente involuntario y fuera de mí─. Te llevaré con él ahora mismo, Hanuel.



moonlight. →park chanyeol [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now