-- Pero te lo sigo diciendo, yo estaba ahí. Teobaldo estaba con dos mujeres al mismo tiempo ¡y el tipo parecía un animal! -- Exclamó David, como si tomara orgullo de tal hazaña -- Tenías que haber estado allí, eso fue toda una locura --
Leon simplemente asintió con el menor interés posible mirando hacia otro lado. A pesar de que Teobaldo y él fueran amigos desde la infancia, nunca estuvo de acuerdo con su estilo de vida; era muy contrario al ideal que tenía acerca de las relaciones amorosas. El cuál resultaba ser muy monógamo.
Y así David siguió contando todas sus experiencias, aventuras y borracheras, con su amigo al lado que parecía no prestarle lo más mínimo de atención. De igual manera seguía contando ya que le gustaba jactarse de sus proezas y las de Teobaldo. Ambos caminando por una amplia avenida bañada de gente caminando en todas direcciones tratando de evitar el sol de mediodía. El sudor perlaba la frente de los dos pero su paso era continuo e incesante, y su único destino era Teobuck.
En un baile constante de esquivar personas que se cruzaban con ellos yendo en dirección contraria. David continuaba con su parloteo como para tener un sonido de fondo mientras caminaban. Leon cada vez más irritado, pero con los años de práctica conviviendo con este radio dañado ya se había adaptado, por lo que tomaba mucho más que eso para sacarlo de sus casillas.
A unos cuantos metros antes de llegar a la elegante entrada del café David detuvo a su acompañante, lo cuál lo agarró completamente por sorpresa dado a que no estaba mirando al frente. A lo que León soltó un pequeño insulto entre los dientes y volteo a ver a David en busca de respuestas.
-- Eh eh, mira a la chica que sale del lugar -- Por algún motivo David dijo esto en voz baja, a su vez que señalaba disimuladamente con la mirada.
León rápidamente buscó con los ojos el lugar que le indicaban y lo primero que estos atraparon fue la estatura... O la falta de esta. Además de unos abrasadores tacones rojos que parecían reflejar toda la luz que les llegaba. Se quedó sorprendido con la peculiar belleza de esa mujer, dado que su cuerpo no poseía ningún atractivo en específico, había algo en ella que logró envolverlo por completo. De pronto sintió unos pequeños empujones en el hombro, esto lo sacó del trance. David notó el cambio en su rostro, pero decidió ignorarlo.
-- ¿Cuánto apuestas a que consigo el número en menos de dos minutos? -- Preguntó David sonriente y jactándose de sus habilidades.
-- ¿Cuánto apuestas a que te da mínimo una cachetada en menos de dos minutos? -- Le respondió tajante su amigo.
David soltó una risa pequeña y fue caminando a dónde la chica se encontraba, sin tener idea alguna de quién se trataba. León se mantuvo serio, como era su semblante por costumbre, y se limitó a observar con cautela la reacción de esa mujer. No sabía por qué, pero tenía el presentimiento de que David podría salir seriamente lastimado de sólo hablar con ella. Aún así decidió mantenerse a la expectativa y alejado de toda la acción.
Observó como David le tocaba el hombro para llamar su atención, ella voltea, los ojos de aquella mujer cargados de una alegría de la cuál desconocía su procedencia. Él empezó a hablar, sus labios se movían rápidamente tratando de soltar un elogio o dos para tratar de conquistarla en tan sólo segundos. No funcionaba, ella permanecía sonriente, pero no por sus palabras, no... Tal vez soló sonreía ante la estupidez que el podría estar diciendo. Si, eso era lo más lógico, luego de un minuto David se queda callado en espera de alguna respuesta, tal vez le dijo un piropo antes de pedirle el número, pero ella permanecía completamente callada y aún esa maldita sonrisa burlona no desaparecía. Pequeños tics de ansiedad se hicieron presentes el alto cuerpo de David, su pie izquierdo no dejaba de repiquetear contra el piso. Pequeño detalle que dice mucho. La tensión y la incomodidad se sienten en el aire, David no sabe que hacer y la pequeña mujer solo lo mira, como detallando cada parte dentro de su alma. Luego de otros segundos que muy bien pudieron haberse sentido como horas la chica sólo dice "no". León esbozo una pequeña sonrisa al ver el desenlace de la situación. Pero, antes de ella desaparecer entre la bruma de transeúntes, por unos segundos voltea a ver dónde se encuentra él, ambas miradas se cruzaron por menos tiempo de lo que toma parpadear. Ella nota su sonrisa y se la devuelve con toda sinceridad para luego irse.
León incapaz de mover un músculo no quito sus ojos encima y notó el paso que ella daba al caminar, era algo muy curioso y de cierta forma divertido. Luego vio a su amigo acercándose completamente derrotado y con la cara clavada al piso, incapaz de subir la cabeza para observar la gran sonrisa que tenía su amigo.
-- Hey, por lo menos ninguno de los dos perdió la apuesta... Pero corriste con suerte -- rió -- De haber hecho alguna otra tontería capaz y quedabas sin dentadura mi amigo --
David respondió -- Cállate la maldita boca, que ella se lo pierde todo -- Trató de defenderse.
-- Claro que sí campeón, claro que si. -- Se burló León dándole unas palmadas en el hombro.
***
Nota: Sí, sé que el capítulo es corto, pero solo quise hacerlo para establecer unas nuevas relaciones entre los personajes
secundarios. Y aparte, este es otro capítulo de transición para el siguiente que será mas largo y habrá algo de salseo 7u7Aún así, espero que lo hayan disfrutado.
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Las caricias de Teobaldo
RomanceSeñorita Rebecca, ya puede pasar... Teobaldo White CEO de la panadería de la esquina, un romántico y mujeriego que está apunto de tener un cambio brusco en su vida una vez que conoce a la señorita Rebecca, una linda e inocente chica de dorados rizos...