Capítulo 2 - Charlas rápidas.

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La noche suavemente se aproximaba y mientras Rebecca se dirigía a su casa para arreglarse, Teobaldo exhausto terminaba su turno de trabajo en su negocio "Teobuck". El ambiente del lugar se notaba cargado con el bullicio de la gente, conversaciones amistosas, charlas ocasionales y algunas risas a carcajadas. Las cálidas luces amarillas tostadas hacían que las personas disfrutaran más su estancia y decidieran compartir un momento más prolongado en el establecimiento, así incrementado el fluido de la gente.

Teobaldo ya se había quitado su manchada bata blanca de panadero y estaba preparando sus cosas para marcharse temprano. Decidió salir de la cocina pero tenía que avisarle a su hermana primero.

- Eh Laura, yo ya me largo de aquí, tengo planes esta noche que no planeo retrasar. - Sacó las llaves del local de su bolsillo y se las lanzó a ella sin cuidado alguno. - Te dejo a cargo.-

Laura atrapó las llaves como pudo aunque forzosamente, ya que se encontraba desprevenida. - Mira no seas tan estúpido conmigo, estúpido.- Bufó a lo que prosiguió una pregunta. - ¿Por que siempre tengo que encargarme de todo tu desastre yo?-

Teobaldo solo se rió un poco y respondió - Solo no dejes la basura adentro antes de cerrar, mañana te lo compenso.-

- ¿Vas de cita de nuevo cierto?- Preguntó rápidamente con una ceja alzada, pero antes de que Teobaldo pudiera responder preguntó de nuevo. - Sólo asegúrate de que no venga otra loca histérica de nuevo con un bate por favor, limpiar todo ese vidrio fue un desastre y tu ni siquiera ayudaste.-

- Hey eso no fue mi culpa y tú lo sabes- Exclamó Teobaldo con una expresión seria pero luego soltó un poco la tensión y
Siguió - Aparte, dudo mucho que esta sea algo parecido a las que ya tú conoces.- Dijo pensativo.

- ¿Cómo estás tan seguro?- Preguntó su hermana.

- Instinto.- Respondió Teobaldo.

- Está bien, está bien, solo que esta vez los vidrios de la ventana los limpias tú.- Dijo Laura con una sonrisa.

Teobaldo se ríe y responde - Okay okay.- Al finalizar de hablar Teobaldo abrazó a su hermana y se marchó.

La oscura tela del sweter de Teobaldo se confundía con la reciente noche que había tomado lugar sobre los residentes de Night Valley, se podía sentir una suave y fría brisa paseando entre los edificios de concreto, jugando entre ellos y la castaña cabellera casi larga de Teobaldo, ya se estaba acercando a su casa a no más de dos cuadras de Teobuck. El edificio dónde residía yacía un poco deteriorado por el tiempo y el color marrón había dominado por sobre todos los demás en las paredes exteriores. Subiendo las escaleras a su apartamento en el tercer piso oportunamente se encontró con sus dos amigos de la infancia, David y León.

- Oh pero miren quién decidió mostrar su rostro al fin.- Dijo David con un pequeño tono de sarcasmo. - ¿Que haces que no me respondes el teléfono descarado?.- Preguntó con una expresión fingida de enojo.

- ¿Estás celosa mujer? Andaba con mi otro mejor amigo tomando unos tragos con él y burlándome de ti.- Respondió Teobaldo siguiendo el juego.

- Ya dejen la pelea par de niñas, van a terminar casados.- Dijo León siendo León mientras los otros dos reían. - Hey Teobaldo, justo íbamos a tu negocio, ¿Que haces aquí?- Preguntó.

- Noche de cita perras, ahora si me disculpan, tengo que arreglarme. Una dama me espera.- Respondió Teobaldo mientras se apresuraba a la puerta de su casa.

- ¡Carajo y es que no invitas!, luego te molestas cuando no te presento a mis amigas.- Exclamó David.

- A mi no me importa sinceramente.- Dijo León con los brazos cruzados y mirando con cierta irritación a David, le molestaba cuándo las personas (especialmente David) levantan la voz sin necesidad alguna.

- Que sorpresa León.- Contestó David mirando con la misma irritación a León. - Cambiando de caso, ¿Será algo casual de una noche o qué? Porque si no consigues nada esta noche la burla será bella.- Dijo David con cierta voz y mirada desafiante.

- Habló el genio de las mujeres que lleva seis meses sin salir ni con su mascota.- Respondió Teobaldo sonriendo y burlándose con la mirada. - Aparte no se si quiera hacer algo así con esta chica... Algo tiene que la hace interesante.- Terminó de decir.

- Eso me agrada, tal vez nos la presentes después.- Respondió León con una pizca de alegría. - Ah y David, nadie te quiere así que tus consejos no sirven de nada, vámonos antes de seguir gastando el tiempo de Teobaldo.-

David lanzó una mirada "asesina" hacia los dos, que ellos prácticamente ignoraron pues sabían lo fácil que se molestaba. Así que procedió a hablar - Les juro a los dos que...

- Ah vaina pues, ya nos sabemos el cuento David, ya váyanse carajo.- Interrumpió Teobaldo estresado.

León sonrió - Hasta luego Teobaldo, nos vemos mañana.- Se despidió León con una seña mientras empujaba a David por las escaleras.

Luego de esa charla Teobaldo entró apresurado al interior de su apartamento el 3C, aunque pequeño seguro era cómodo, proveía de un par de habitaciones, un baño, la sala de estar y la cocina. No necesitaba más, no necesitaba menos. Ante toda la reciente conmoción Teobaldo no se había percatado de la hora, ya eran las 7:36 p.m. y la cita suponía que tomaba lugar a las 8:30 p.m. En el restaurant Four Petals.

Así Teobaldo y Rebecca se encontraban haciendo lo mismo, arreglándose, preparándose para lo que se prevenía como una noche especial, la luna plateada se encontraba radiante esa noche mientras que las ansias, expectativas y nervios se acrecentaban, ella porque había olvidado este estilo de vida y él desconocía la causa, no era la primera vez y la última fue hace un par de semanas atrás.

La interrogante todavía flota en el aire... ¿Que sucederá en el Four Petals esa noche?, más importante aún, ¿Cambiará el curso de sus vidas a partir de ese momento?. Solo el tiempo lo decidirá.

Las caricias de TeobaldoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora