- ¿Y qué es lo que te causa tanta gracia?.- Alex se puso delante de Michael haciendo que este se levantara y Alex se echó hacia atrás.
- Venga ya Eff.- Dijo ahora Michael desviando su mirada hacia mi.- ¿De verdad que te gusta este payaso?.- Añadió señalándolo y Alex tensó la mandíbula.
- Ya está Michael.- Agarré a Alex del brazo.- Vámonos.- Abrí la puerta y salimos.
- ¡No me has contestado!.- Gritó Michael desde la habitación.
Alex se dio la vuelta directo para volver a entrar en la habitación.
- Déjalo, no vas a conseguir nada.- Volví a agarrarlo y me besó con agresividad. Cuando se separó se quedó con los ojos cerrados y le acaricié la mejilla.
- Me saca de mis casillas.- Añadió al cabo de unos segundos.
- No merece la pena.- Asintió y fuimos al ascensor.
Estábamos en el coche y Alex aún no quería decirme a dónde íbamos.
- Ya hemos llegado.- Dijo aparcando en una explanada que estaba llena de coches.
Cuando salí del coche vi que estábamos en la cima de un monte y a mi derecha había un restaurante con una terraza enorme llena de mesas.
Entramos y estaba un camarero en la entrada con una libreta en la mano.
- ¿Tenéis reserva?.- Preguntó mirándonos y mirando su libreta.
- Si, a nombre de Alex Dawson.- El camarero, que debía de tener sobre 25 años revisó su libreta, asintió y nos guió a una mesa.
Estábamos al fondo de todo y cuando me senté pude contemplar que teníamos unas vistas increíbles de la ciudad.
- Esto es precioso.- Dije aún mirando las vistas.
- Pensé que te gustaría.- Sonrió.
- Me encanta.- Le sonreí de vuelta y llegó el camarero para tomar nota.
Él había pedido un entrecot con una salsa de la que no había escuchado hablar en la vida, yo un risotto de gambas y para beber pedimos vino blanco para los dos.
La cena iba genial, aunque no estaba acostumbrada a tanto lujo. Nunca me habla de el trabajo de sus padres, pero por lo que veo, deben de tener dinero, porque siempre que me invita a cenar, me lleva a sitios que parecen demasiado caros como para siquiera plantearme venir yo sola.
- ¿Esto no será demasiado caro?.- Dice dando un trago al vino.
- No te preocupes por eso, no vas a pagar nada.
- Me sabe mal que siempre me invites Alex.- Contesté sinceramente.
- Te invito porque quiero hacerlo y porque puedo. ¿Qué tal está ese risotto?.- Cambió de tema.
- Increíble. ¿Y tu entrecot?
- Espectacular.- Me reí de lo emocionado que estaba y continuamos con la cena.
- ¿Van a querer los señoritos algún postre?.- Nos preguntó el camarero mientras recogía la mesa.
- Yo un muffin y un chupito de JB.- Contestó Alex y me miró esperando a que dijera lo que quería.
- A mí póngame sólo el chupito, creo que he comido suficiente por hoy.- El camarero sonrió y se fue con los platos.
- Puedes pedir lo que quieras, el dinero no es problema.
- De verdad que si le doy un mordisco más a la comida creo que acabaré en el hospital de un empacho.- Exageré y él soltó una carcajada.
- Estás preciosa esta noche.- Me sonrojé.- Llevamos poco tiempo juntos Eff, pero puedo decir que ha sido uno de los mejores meses de mi vida.- Dijo y sacó una cajita del bolsillo de la americana y me la tendió.