El Terror Del Génesis Púrpura

Capítulo 8

El lugar era tan silencioso como desolador. Se podía notar con claridad que eran muy pocos los que iban ahí; aunque no siempre. Habían días en los que el cementerio tenia muchos visitantes, y era cuando alguien más iba a formar parte de aquel pozo del que nadie, absolutamente nadie puede salir.

La diferencia, era que a esas horas, nadie ponía un pie en ese lugar. Por lo general es porque un cementerio le recuerda a la gente el temor que le tiene a la muerte. Sin embargo, olvidan que todos tienen un lugar asegurado junto a ella.

Esa noche era distinta. Habían dos hermosas mujeres en aquel lugar. Sólo que no iban a visitar a un muerto, estaban ahí para lograr sobrevivir, una contra la otra.
Joana había seguido a su adversaria y la había llevado hasta ahí. Según ella, se ahorraría un traslado.
Era un duelo a espadas. Las afiliadas y danzantes hojas de acero chocaban frecuentemente una contra otra. Era el único sonido que rompía el silencio.

-Peleas muy bien, niña.
Dijo la desconocida.
-Veo que tu igual, pero sólo una saldrá viva de aquí.
Joana utilizó una voz sería y muy firme.
-Tienes razón. Y aún así decidiste arriesgar tu vida. Será una pena.
La desconocida hizo una mueca que más bien pareció una sonrisa.
-Serás tu la que caiga, vas a morir ante mi.
Dijo esto lanzando ráfagas y utilizando maniobras de ataque que hicieron retroceder a su rival.
La desconocida soltó otra risa y esquivando la hoja metálica sin dificultad, esperó que su oponente diera un ataque para lanzar una embestida que logró mandar a su rival varios metros de distancia.

-Que buen ataque. Eres una vampiresa muy lista.
La vampira vió a Joana con desconcierto.
-¿Así que sabes lo que soy?
-¿Crees que te seguí para hablar de plantitas?
-Eres una irrespetuosa arrogante.
La vampiresa dio una patada tan fuerte que además de volver a lanzar a Joana, la levantó un par de metros.
-Me sorprende que no sueltes tu espada. Veo que tienes valor, lástima que tenga que acabar contigo por entrometerte en mi camino.
Joana no dijo nada, sólo se levantó y corrió directamente contra su enemiga.
Sintió un dolor que provenía de su vientre, se dobló y cayó de nuevo.
La vampira retiró su mano y volvió a ponerse en su postura tranquila.

-¿Como te sientes al atacar a una desconocida y después darte cuenta que es mucho más fuerte de lo que creías?
-¿De verdad crees que no te conozco?
La vampira cambio su expresión.
-¿Así que me conoces? Dime lo que sabes de mi.
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Nahir se dirigía al encuentro con su grupo, habían recibido una llamada de apoyo y debían acudir muy deprisa.
Había mucho en juego y sus compañeros tenían la obligación de cumplir esa misión y tener el mejor de los éxitos.
Nahir pensaba que si fracasaban, sería lo peor que podría pasarles, no era una misión cualquiera.
Abel y Kael se acercaron.
-¿Estas bien?
Preguntó Kael.
-Estoy intranquilo.
Respondió.
-No te preocupes, lo lograremos, hermano. Con nuestra nueva habilidad, nada podrá detenernos, nos hemos convertido en invencibles.
Nahir miró a su hermano Abel con unos ojos distintos.
-Tienes razón. Somos los más fuertes y seguro lo lograremos.
Se colocó frente a sus hermanos y profirió un grito que les levantó la moral para así, lograr su objetivo con eficacia.
-¡Vamooos! ¡Matemos a los malditos vampiros de ese clan. Somos los guerreros más fuertes!
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-¿Y bien?
-Vas mejorando.
-¿Eso que significa?
-Que vas mejorando, daa. ¿No es obvio?
-Hmm, ya logré cortar a este inmortal de un sólo tajo ¿No es suficiente?
-No, te hace falta mucho.
-¿Al menos ya vas a contarme por que asesinas vampiros? Y sobre todo, ¿Por qué me involucras?
-Yo no te involucre, tu dijiste que lo harías por amor.
-Es verdad, pero aún no sé porque lo haces.
-Llegará el momento en el que lo sepas, Mauricio.
-Supongo debo aceptar eso.
Diana continuo desplazando al vampiro que yacía muerto en el suelo.
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-Te estoy esperando, ¿Que es lo que sabes de mi?
-¿Ahora te intriga tanto?
-Me da curiosidad, o tal vez sólo fanfarroneas.
-De ningún modo, Venus.
La vampiresa abrió sus ojos, muy pocos sabían su nombre y era sólo porque eran sus superiores. Nunca antes un humano lo había descubierto, ni siquiera un vampiro lo había hecho y había seguido vivo.
-¿Cómo sabes mi nombre?
-Eso no tiene importancia.
Dijo Joana levantándose con cierta dificultad por el daño que le había sido infligido.
-Nadie común, nunca antes pudo averiguar mi nombre.
El tono de voz de Venus se empezó a endurecer. Cada vez parecía más molesta.
-Sorpresa, querida.
Joana tomó impulso y dio un golpe que dio de lleno en la vampiresa que aún no podía creerlo y que no se espero el ataque.

Venus se levantó muy molesta, decidida a acabar con la humana que se había atrevido a atacarla.
Corrió con máxima velocidad dispuesta a rebanar a su presa.
Joana supo que ese sería su fin.
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Maya caminaba tranquila por la calle, decidió caminar junto al bosque porque necesitaba pensar, aunque habían ciertos rumores sobre cosas extrañas y desapariciones sin explicación.

Caminaba muy tranquila y el silencio de la noche la favorecía para pensar sobre lo que le había ocurrido.
Su hermano había sido asesinado por unos niños.
Lo habían acorralado entre los cinco que eran, le cortaron la cabeza sin vacilar y vio claramente como se alimentaban de él.

Fué la peor escena que jamás había visto y algo que no podría superar.

A lo que ella recordaba, no superaría ni los 17 años, o eso es lo que ella había notado. Habían asesinado sin titubear ni se notaba nerviosismo. Actuaron como verdaderos asesinos a sangre fría.

Sus pensamientos y recuerdos se vieron interrumpidos con un extraño sonido, específicamente, un rugido.
Observó detenidamente a ver si notaba algo, pero la oscuridad no le permitía ver muy lejos y la espesura del bosque lo dificultaba aún mas.
Se acercó tímidamente. Cuando algo inmenso, una bestia, salto sobre su cabeza y corrió en dirección contraria de donde había venido.
Maya hizo un grito desgarrador de pánico. Fué lo último que supo. Después perdió el conocimiento.
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Los segundos parecían eternos, Joana sintió que el tiempo se detuvo por un instante. Había cerrado los ojos para ver cuando la espada de Venus se acercara a ella.
Pero después de un rato de no sentir nada, se armó de valor para abrirlos.
Lo que vió la dejó sin palabras y no podía explicar lo que había ocurrido.

Venus había sido arrojada a una distancia verdaderamente amplia.
Joana no encontraba ninguna explicación.
De pronto, sintió una fuerte respiración a su espalda.
Se giró para ver lo que le había causado ese terrible escalofrío. Lo que vió la sorprendió aún más.
Una enorme bestia de unos tres metro de altura y con una musculatura terrorífica, la veía con sus intimidantes ojos rojos y sus afilados colmillos. Tenia también unas garras inmensas.
Joana se quedó petrificada al ver a la colosal bestia que la miraba. Y sobre todo, no se apartaba de ella.
La bestia hechó un rugido y Joana buscó su espada pero no la encontró.
Los ojos de la guerrera se abrieron al máximo cuando la bestia pronunció unas palabras.
-Joana...
Dijo con una voz grave y grotesca.