5. Mira imbécil.

105 6 3
                                    

¿Hola? —contesté la llamada.

—Tess —saludó—, ¿cómo estás?

Estoy bien, gracias. ¿Tú?

Bien, también —respondió.

—¿Quién es? —susurró Kelvin.

—No te importa —lo fulminé con la mirada.

—Es el idiota, ¿verdad? —bufó.

¿Hola? ¿Tess? —llamó Jeff.

_Oh sí, lo siento, ¿qué me decías?

¿Te gustar... —fue interrumpido gracias a que Kelvin arrebató mi teléfono y colgó la llamada.

—¿Quién te crees idiota? —grité enojada.

—No sabía que te importa tanto el tipo ese —se encogió de hombros—. Diría lo siento, pero sería mentira y eso no va con mis valores —continuó serio.

—¡Me voy! —tomé mis cosas y me encaminé hacia mi hogar.

—¿Vas a caminar sola?

—Prefiero que contigo —continué y venía detrás de mí.

—Oye, te hice un favor —levantó sus manos—. Se te veía incómoda hablando con él.

Bueno, en parte era cierto, buen punto. Pero eso no justifica lo que hizo, no tiene el derecho.

—Pero eso lo hubiera hecho yo —ataqué.

—No lo ibas a hacer —tomó mi brazo y me volvió a llevar a la banca en la que nos encontrábamos anteriormente.

—Déjame en paz —negó con la cabeza.

—No —rió—, deberías relajarte —colocó su mano en mi hombro y yo me corrí inmediatamente.

—Llévame a casa, ya es tarde —me volví a poner en pie.

—No lo arruines —pidió.

—¿Arruinar qué? —pregunté confusa.

—Ashh, vámonos —se levantó molesto.

Caminamos hacia el auto sin decir nada más. Iba concentrado en la carretera, ni se inmutaba de mis pequeñas miradas de odio.

—Deja de mirarme así por arruinar tu fastidioso momento romántico —me miró y volvió la vista hacia la calle nuevamente. Entonces sí las notó.

—No me digas qué hacer —me crucé de brazos.

—¿Eres una niña o qué? —bromeó.

—Cállate —rodé los ojos.

—Si quieres lo llamo —arrebató el teléfono que llevaba en mis manos y comenzó a buscar en los contactos.

—Mira imbécil —comencé—, primero que todo mira por donde vas, nos podemos accidentar —rió—. Segundo, no toques mis cosas.

—Mira —aorilló el coche y me mostró la pantalla que indicaba una llamada para Jeff—, habla.

—No —dije decidida.

¿Tess? —escuché a Jeff.

Jeff, perdón por lo de hace unos momentos —tomé mi celular molesta.

Tranquila. ¿Te pasó algo? —preguntó con preocupación.

No, creo que se ha cortado solo —mentí.

Perfectamente distintos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora