3. "No le hagas caso al idiota".

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Día miércoles, todo marchaba normal, había estado recibiendo llamadas por parte de Kelvin desde las 2:00 a.m.
Comencé con mi rutina mañanera, bajé, saludé a mis padres y salí de mi casa para dirigirme a la gran institución. Entré, todo pintaba estar normal hoy. Lo único que quiero es tener paz, al menos por la mañana. Escuché un alboroto por uno de los pasillos y decidí ir a averiguar de qué de trataba. Sí, díganme metiche o lo que sea, pero quería saber.

—¿Qué acaso quieres que te mate? —gritó un chico.

—¿Tú me piensas matar? —rió otro, su voz, la conozco— ¿No escuchas lo ridículo que suenas?

—Piensas que te tendré miedo, idiota, yo no soy todos ellos —señaló a todos los que se encontraban viendo el espectáculo.

—¡Deja de meterte en mi vida siempre! —gritó un molesto Kelvin.

—Que las personas me prefieran siempre a mí no es mi maldita culpa.

El puño del rubio se estampó en la cara del chico, este otro no tardó ni un segundo en reaccionar y abalanzarse sobre Kelvin. Se les notaba furiosos, lo único que querían era matar al otro. Nadie quiso separarlos, se estaban golpeando bastante fuerte, y yo, como la gran estúpida que soy decidí intentar separarlos.

—¡Basta! —ordené.

—Tess —me miró con esos ojos azules tan bonitos, llenos de furia, con su tristeza particular que al parecer no muchos notaban. Tenía su nariz ensangrentada al igual que el chico que se encontraba peleando con Kelvin. Tenía una pequeña vertura en su mejilla derecha, en el momento me dieron ganas de lanzarme sobre él, abrazarlo, se le veía mal.

—¿Saben el castigo que recibirán? ¿Qué acaso no están conscientes de eso? —exclamé molesta.

—Tienes razón preciosa —dijo el chico que se estaba dando de golpes con Kelvin.

—¿Escuché bien? —se acercó a él, mirándolo con odio profundo. Le había molestado que me llamase "preciosa".

¿Por qué?

—Es preciosa, mírala —se burló.

—Eres un bastardo —lo golpeó nuevamente.

—Déjalo así Kelvin, por favor, no te metas más en problemas.

—¿Te importa si me meto en problemas? —sonrió burlón.
De verdad que este chico es imbécil, no me canso de decirlo. Estoy intentando que estos dos no se maten aquí mismo y él lo que hace es burlarse, que se pudra. ¿Qué acaso los chicos no pueden al menos separarlos?

—¡Púdrete! —exclamé molesta. Comencé a caminar hacia donde debía guardar mis cosas. Sentí unos pasos detrás mío.

Genial, ahora no me dejará en paz.

—Ey, tú —esa definitivamente no era su voz. Que alivio. Volteé a ver y noté a un chico con la cara golpeada.

—Hola —saludé sin muchas ganas.

—Mi nombre es Jeff —extendió su mano en forma de saludo. Mano con la que había golpeado a mi enemigo minutos antes— Jeff Baker.

—Tess Kahler —sonreí amablemente y tomé su mano.

— Eres valiente, no le tienes miedo al "temible" —se burló de Kelvin.

—No, no hay por qué temerle —me encogí de hombros.

Claramente no, no le iba a temer, aunque me llevara a un lugar que no conocía y me dejara allí dos horas. Aun así no le temo, al final fue por mí, lo que él necesita es alguien que lo escuche, que lo entienda, y aquí definitivamente no hay quien lo haga. Lo único que hacen es temerle, como si fuera lo peor.

Perfectamente distintos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora