1. Mal genio.

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Bueno, hoy es el gran día de comenzar con mi nuevo instituto. Verán, estaré comenzando en el segundo semestre, por lo tanto ya todo mundo se conoce y capaz soy la única nueva. Claramente no me importa, estoy en mi ciudad natal, extrañaba esto para ser sincera. Comencé a bañarme y no tardé ni diez minutos, me vestí con unos jeans, mis zapatillas favoritas, una blusa lisa blanca y mi bolso café con todos los materiales escolares. Bajé y se encontraban mis padres desayunando, al notar mi presencia ambos me miraron con una gran sonrisa y mi padre dijo: 

—¿Lista para tu primer día? —bebió un poco de su café.

—Más que lista —respondí.

—Come esto cariño —dijo mi madre colocando un plato con pancakes frente a mí.

—Gracias —respondí sentándome para devorar la delicia preparada por mi madre. Sí, sueno exagerada, pero amo demasiado los pancakes que hace mi madre, son sin duda los más sabrosos. Luego de terminar mi desayuno y lavar mis dientes tomé rumbo hasta mi nuevo instituto, tardaba aproximadamente quince minutos caminando. Pronto llegué a la gran institución, de verdad que era grande, ¡gigante! Entré y pude ver todo tipo de personas (debo aclarar que no me siento cómoda con tantas personas a mi lado). Caminé y me encontré con una chica, muy agradable a decir verdad.

—¿Cómo te llamas? No te había visto nunca por aquí —comenzó la rubia. 

—Oh, eso es porque soy nueva, mi nombre es Tess Kahler —extendí mi mano en forma de saludo a lo que ella respondió.

—Mi nombre es Elizabeth Darwin, aunque si gustas me puedes llamar Liz.

—Oye Liz, ¿me puedes decir dónde se encuentra la oficina del director? 

—Pues claro —respondió con una gran sonrisa—, soy del comité de bienvenida.

—Claro, debí suponerlo. Me guió hasta donde se encontraba mi nuevo director, toqué la puerta y a los pocos segundos un señor ni tan joven ni tan mayor abrió la puerta con una gran sonrisa dibujada en su rostro. 

—Pasa, debes ser Tess, ¿no? —dijo con una voz bastante profunda. 

—Sí, soy yo. 

—Bueno, es un gusto, aquí tienes tu horario y todo lo demás —dijo dándome una bolsa con las cosas necesarias para comenzar con las clases. 

—Muchas gracias —agradecí saliendo de la oficina.

Ya fuera no estaba la chica que anteriormente se había comportado tan bien conmigo. Caminé hacia una banca en la que se encontraba solamente un chico fumando un cigarrillo. 

—¿Me puedo sentar aquí? —pregunté con una agradable sonrisa. A lo que no tuve respuesta alguna. 

—Emm, ¿te molesta si me siento? —negó con la cabeza a lo que yo me senté junto al chico de cabello rubio.

—¿Quién eres? —preguntó seco.

—Mi nombre es Tess —asintió con la cabeza y siguió en lo suyo.

—¿El tuyo es...? —hablé para entablar una conversación. 

—No te importa. 

—Lo siento —siguió mirando para el lugar que miraba hace segundos. —¿Siempre eres así? —me miró confuso— ¿Eres tan idiota siempre? —rodé los ojos y tomé mis cosas para salir de allí, había llegado temprano, así que fui a mi casillero nuevo a guardar algunas cosas. Sentí una presencia tras de mí. 

—Me vuelves a decir idiota y no sabes lo que te puede pasar —dijo amenazante. Obviamente ese chico rubio tiene problemas mentales, o está muy demasiado drogado..., o las dos.—¿Me escuchaste? —su enfado se notaba a leguas.

Perfectamente distintos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora