6. Defensora de estúpidos.

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Luego de la charla con Kelvin me dejó en mi hogar. Decidí contarle a mi madre que encontré a mi amigo de la infancia que tanto me había dolido dejar aquí. Luego de eso subí a mi habitación, me quité la ropa y me coloqué la pijama. Rápidamente me acosté y apenas puse mi cabeza en la almohada me quedé dormida.

****

Día jueves, desperté a las 7:00 a.m. realicé mi rutina mañanera y pronto estaba lista. Tomé mi desayuno junto a mis padres y salí de mi hogar para encaminarme hacia la institución. El camino estuvo tranquilo, el día estaba nublado, parecía que pronto llovería. Cuando llegué estaban los muchos estudiantes conversando, caminando, riendo y esas cosas. Me dirigí a mi casillero a guardar mis cosas y tomar las de la primera clase del día. Sentí una mano tocar mi hombro, cosa que hizo que me exaltara.

—Lo siento —dijo—. Soy Ryan, mucho gusto.

—Mucho gusto, Tess —sonreí amablemente.

—¿No te gustaría ir a una fiesta? —soltó.

¿Una fiesta? ¿Yo? Bueno, no es que no haya ido nunca a ninguna, pero aquí prácticamente no conozco a nadie y que me inviten así me sorprende. Aunque no estaría mal.

—Claro, ¿por qué no? —dije.

—Bueno, será mañana a las 8:00 p.m, dile a tu amiga y luego les paso la dirección.

—Está bien.

—Nos vemos —se despidió.

Continué con lo mío. Fui a mis clases y el día transcurrió normal. De nuevo Liz no había venido a clases pero me escribió un mensaje de que ya estaba mucho mejor, mañana volvería. El chico rubio no me había molestado en todo el día, cosa que me parecía bastante extraña. Las clases al fin acabaron y fui directo a mi casa, todo se encontraba normal, hoy por suerte no ocurrió nada anormal. Luego de cenar y prepararme para dormir me dispuse a dormir, me encontraba bastante cansada. A altas horas de la noche mi teléfono sonó.

¿Qué? —dije aún dormida.

Adiós —cortó sin decir nada más.

Luego de la interrupción a mi sueño volví a lo que estaba. Vaya que ese chico de verdad que se comportaba extraño, no es normal, está loco.

***

Había amanecido, era muy temprano y me encontraba con un horrible sueño. Creo que hoy será un día bastante normal. Luego de unos minutos de meditarlo al fin salí de mi cama para bajar por un delicioso desayuno. En la cocina se encontraba mi madre preparando unos huevos.

—Buenos días hija —sonrió.

—Buenos días mamá —me senté en mi lugar para tomarme un rico café.

Estaba metida en mis pensamientos cuando fui interrumpida por mi teléfono, Kelvin.

¿Qué quieres? —contesté sin ganas.

¿Ya estás lista? —preguntó.

No, ni siquiera me he bañado, ¿te importa? —rodé los ojos.

—¡Vamos niña, llegarás tarde!

No es de tu incumbencia.

Te veo en el instituto, temprano —dijo recalcando cada sílaba de la última palabra.

Terminé mi desayuno, me bañé y alisté muy rápido. Salí pronto de mi hogar luego de despedirme de mis padres. Recordé que un chico, no recuerdo con claridad su nombre me invitó a una fiesta, y esa fiesta era hoy. No le había dicho a Liz, ya pronto tendría el tiempo de hacerlo. A decir verdad no es que me emocione ir a ese lugar, pero bueno, al menos saldría un rato.

Llegué a mi respectiva aula y me senté en mi asiento, había llegado bastante temprano por lo que sólo se encontraban dos chicos más ahí. Divisé una alta figura delgada con cabello rubio entrar por la puerta, rodé los ojos al verlo entrar, él me miró y frunció el ceño y luego sonrió.

¿Sonrió? Sí, lo hizo, ha sonreído.

—Hola —colocó su trasero en el asiento de mi lado.

—Hola —respondí sin voltearlo a ver.

—¿Cómo ha dormido la princesita de papito? —dijo con voz de chineo.

—¿Es en serio? —lo miré fulminante.

—Ay, chica, ¡relájate!

—¿Irás a la fiesta de esta noche?

—¿Tú vas?

—Sí.

—Pues entonces claro que voy, ¿dónde el estúpido Ryan? —alzó una ceja.

—Ew, no le digas así.

—¿Ahora eres defensora de estúpidos? Primero Jeff y después Ryan, disculpa.

—¿Acaso no se puede hablar contigo bien nunca?

—Por supuesto que sí, acuérdate de anoche, loquita.

—¡No me digas loquita! —rió.

El profesor entró a la clase y se dispuso a dar la materia correspondiente. La clase pasó lenta y aburrida como era siempre con el proferor Gallagher. La campana de salida sonó y todos tomamos nuestras cosas para ir a almorzar.

—Tess —escuché el chillido de Liz a lo lejos.

—Hola —le di un abrazo—. Tengo que contarte algo —sonreí.

—¿Qué pasó? ¿Estás embarazada? ¿De quién es? —abrió los ojos como plato.

—Estás loca, no es eso. Hoy iremos a una fiesta.

—¿En serio? —dio pequeños saltitos.

—Sí —afirmé—, será en la casa de un tal Ryan, ¿sabes dónde es?

—Pues claro que sí niña —dijo obvia.

—Entonces hoy será día de fiesta loca —bromeé.

Al finalizar las clases Liz fue a mi casa a arreglarnos, faltaban bastantes horas pero nosotras nos pondríamos guapas temprano. La chica rubia se vistió con una blusa manga larga color gris, un pantalón jeans y unos tacones negros. Yo por mi parte fui de blusa color terracota, pantalón negro y unos tacones del mismo color que el pantalón.

Ya eran pasadas las ocho de la noche y decidimos salir a la fiesta ya. Llegamos en cuestión de unos quince minutos, la casa era bastante grande y muy bonita, los jóvenes ya habían comenzado a llegar y algunos bailaban. Vimos de lejos a un sonriente Jeff junto a Ryan.

—Son tan hermosos —suspiró mi amiga.

—No son para tanto —me encogí de hombros.

Seguimos nuestro camino hasta llegar a la puerta de la casa, nos adentramos a ésta y al vernos los dos chicos de gran sonrisa se nos acercaron.

—¿Gustan beber algo? —preguntó un amable Ryan.

—No gracias —rechacé su ofrecimiento. Y es que a decir verdad lo de beber no era lo mío, y no quería hacerlo esta noche.

—Yo sí —respondió Liz.

Liz caminó junto a Ryan hacia una mesa en la que se encontraba todo tipo de licor. Jeff se quedó junto a mí y comenzó a hablar de algunas cosas que la verdad no entendí muy bien, y no, no era porque no entendiera lo que decía, sino porque me distraje al ver a Kelvin entrar a la fiesta, ¿ese antisocial?

Perfectamente distintos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora