Continuación 3
Todo el día, Isaac le contaba a su madre acerca del increíble, y colorido payaso que había salido de una caja mágica que apareció al pie de su cama. Su madre, sin embargo, no creía ni una palabra de eso. Finalmente convenció a su madre de que lo siguiera a su habitación para poder contemplar a Laughing Jack por sí misma. Subieron las escaleras y Isaac se abrió la puerta de su habitación.
"¿Ves mamá? Tenía razón, él - ..." Isaac hizo una pausa mientras examinaba la habitación que no contenía ni al mágico payaso, ni a la caja de madera misteriosa . A la madre de Isaac no le hizo gracia. Ella le dio a Isaac una mirada tan amenazadora que hizo que sus rodillas se pusieran débiles y se sintiera enfermo del estómago.
"P-pero mamá... el -" La madre de Isaac le abofeteó rápidamente en la cara. Los ojos de Isaac comenzaron a romper en lágrimas, y su labio empezó a temblar.
"¡ESTÚPIDO NIÑO INSOLENTE! ¿¡Cómo te atreves a mentirme sobre tal idiotez infantil!? ¿¡Quién querría ser amigo de un gusano inútil como tú!? Ahora permanecerás en tu habitación el resto de la noche , y no tendrás cena...Ahora, ¿qué dices ingrato?"
Isaac se las arregló para tragarse el nudo que tenia en la garganta con el fin murmurar una respuesta:
"G-gracias mamá". Su madre lo miró por un momento, antes de salir de la habitación disgustada.
Isaac se levantó y corrió a su habitación para tirarse en la cama. Ríos de lágrimas corrieron por sus mejillas mientras gemía y lloraba.
"¿Que es lo que ocurre, niño?" Gritó una voz.
Isaac miró por encima del borde de la cama, Laughing Jack estaba de repente sentado a su lado.
"¿Q- ¿Dónde estabas?" Isaac murmuró. Jack pasó su mano por el pelo de Isaac para consolarlo, mientras suavemente le respondía:
"Yo estaba escondido... No puedo dejar que tus padres me vean... De lo contrario, no nos dejan jugar más." Isaac secó las lágrimas de sus ojos.
"Mira niño, siento haber tenido que ocultarme, pero yo te haré feliz porque esta noche podremos jugar y tener un montón de diversión" dijo Jack sonriendo.
Isaac sintió su vibrante paz y asintió en silencio. Una pequeña sonrisa comenzó a formarse en las comisuras de su boca. Esa noche Laughing Jack e Isaac jugaron muchos juegos divertidos. Con un movimiento de su mano, Jack hizo que todos los soldados de plomo de Isaac cobraran vida y marcharan alrededor de la habitación. Isaac se sorprendió al ver a sus juguetes moviéndose alrededor de la habitación por sí solos. Entonces Laughing Jack e Isaac se contaban historias terroríficas de fantasmas. Isaac le preguntó a Jack si él era un fantasma, pero Jack le explicó que el era más bien una entidad cósmica. Al final de la noche, Jack metió la mano en su bolsillo y sacó un surtido de deliciosos dulces. Isaac entró en éxtasis cuando puso el primer dulce de colores en su boca, ya que era la primera vez que probaba algo tan dulce. Isaac estaba muy entretenido y se rió tan fuerte esa noche que las cosas parecían estar finalmente mirando hacia arriba para Isaac. Al menos hasta aquel incidente que se produjo 3 meses después...