Desde el despertar de Shang, las cosas habían estado terriblemente tensas entre ellos. Tanto, que Mulán no pudo siquiera confesarles que no podía sentir los dedos de los pies. Era extraño, porque era capaz de mover las piernas, caminar y realizar todo con normalidad, sin embargo, por alguna razón, había partes en ellas que simplemente no reaccionaban al tacto. Como si su piel hubiese sido insensibilizada luego del incidente del lago.
Pero, a pesar de que este hecho debería resultar horripilante para ella, su mente se mantenía dándole vueltas una y otra vez al mismo asunto.
Afuera, ella había insistido a Shang que dejara de intentar ser un héroe. Le gritó que conseguiría que todos murieran si no abandonaba esa estúpida idea de querer salvar a todos. Él la había llamado cobarde, pero obedeció a pesar de todo. Shang había estado intentando reprimirse a sí mismo desde que fueron encontrados por Thomas. Quien, les pidió que tuviesen fuertes voluntades y que mantuvieran la mente clara.
Mulán sabía que debían mantenerse firmes dentro del laberinto, en lo que fuese que les diera fuerzas. Ella misma había desarrollado fortaleza en tratar de evitar ser tan asustadiza y cobarde como su hermano. Desde que llegó al laberinto se lanzó a las batallas sin pensar en todo lo que ello implicaba. Luchó por ella y por sus compañeros con todas sus fuerzas. Sin embargo, esa era la forma en que ella sabía ser fuerte. Quizá Shang se perdió a sí mismo al intentar hacer lo que ellos deseaban. Quizá su fuerza se basaba en proteger a otros. Después de todo, ¿quién era ella para decir de dónde debían encontrar su fortaleza las demás personas? ¿No era más noble la persona que era fuerte para ayudar a otros, independientemente de sí mismo? Tal vez Shang no había sido iluso al querer luchar por el sujeto en el bosque. Tal vez, morir por alguien más valía más que sobrevivir para seguir siendo un cobarde.
Ella le había hecho la criatura triste y desolada que había relucido al salir el sol esa mañana. Si seguían manteniéndolo solo, sin la oportunidad de brillar por quien él realmente era, no tendría ninguna oportunidad de soportar la oscuridad de los espectros.
Fue con ese pensamiento que ella se puso de pie con dos manzanas en las manos y se acercó al espacio alejado en que él había pasado la noche, como queriendo hacer todo lo posible por evitar perturbarlos aún más.
—¿Capitán Li? —preguntó ella, dubitativa.
Él alzó la mirada, sorprendido. No esperaba que nadie le hablase, y mucho menos ella, quien había sido clara desde el principio en su desagrado hacia él. Sin embargo, la sorpresa duró poco. Él bufó, con una profunda tristeza clara en su rostro. —No deberías llamarme de ese modo. No merezco ese título más. Soy sólo Shang.
Ella mordió el interior de su mejilla y se dejó caer a su lado, para luego tenderle una de las manzanas que llevaba consigo. —Bueno, Sólo Shang, soy Mulán. Supongo que está bien que lo sepas ahora, desde que se ha convertido en una de nuestras menores preocupaciones.
Él le echó un vistazo por el rabillo del ojo. Estaba mudo de asombro por el extraño gesto de amabilidad. Se aclaró la garganta. —Supongo que tienes razón. Es más, si en algún momento llegamos a salir de este pedazo de infierno, yo mismo me aseguraré de cortar el cuello de quien sea que se atreva a acusarte de suplantar a un hombre —suelta una risa sin humor—. Después de todo, al parecer, lo has hecho mejor que uno auténtico.
Eso no estaba saliendo como Mulán imaginó. De hecho, parecía que Shang no hacía más que deprimirse cada vez más. Lo intentó de nuevo—: ¿De qué hablas? Podría haber salvado a muchos hombres afuera. Actuar como cobarde no merece ningún reconocimiento, de verdad. Estar vivo no es ningún logro, Shang.
Y no fue hasta que las palabras salieron de su boca, en que se dio cuenta de cuánta verdad había en ellas.
El Capitán Li la miró con cautela, sin entender del todo a lo que ella quería llegar, pero antes de que pudiese decir nada más, escucharon la voz de Thomas gritar—: ¡Oye, Mulán! ¿Puedes venir por un momento? Estamos discutiendo el nuevo plan.
La muchacha se puso de pie con dificultad y, antes de marchar, se giró de nuevo hacia Shang. —Dales un poco de tiempo, sólo están heridos. Creo... —empezó, queriendo que él creyese cada palabra—. Creo que la mejor forma de permanecer vivos aquí adentro, es teniendo un corazón fuerte. No los dejes derribarte, Capitán. Eres más que esto.
Entonces se marchó, dejándolo aún más confundido que antes pero con una pequeña sonrisa en los labios.
*****
Luego de repasar el plan una y otra vez, decidieron ponerse en marcha.
Con uno menos entre ellos, no les había quedado más remedio que agruparse en parejas. Thomas había insistido en ir él con Shang, pero dado que no sabían a lo que podrían enfrentarse, pensaron que tener a un hombre en cada grupo era probablemente lo mejor, dado que podría ser necesario tener más fuerza física. Luego de eso, Kida pidió ir con Shang, pero su voz había sido tan suave y sus ojos tan fríos que Mulán y Tom negaron con la cabeza rápidamente.
De ese modo terminaron poniéndose de acuerdo en que Mulán iría con Shang mientras Kida fuese con Thomas. Aunque éste último no parecía nada a gusto con la idea, a pesar de todo.
Antes de dejar el claro, Thomas echó un último vistazo por encima del hombro y negó con la cabeza.
—¿Qué pasa, Q? —preguntó Kida.
Tom le dio una sonrisa torcida, mientras sus brillantes ojos avellana se suavizaban. —Jamás creí que echaría de menos este lugar. Digo, es horrible, frío y lleno de muerte. Pero cada vez que conseguíamos llegar hasta aquí, era capaz de respirar nuevamente y sentirme a salvo. Es el único lugar de este pequeño infierno en que me he sentido jamás a salvo.
Kida asintió distraídamente. Le ocurría lo mismo. De alguna forma, el pequeño espacio lleno de esqueletos se había convertido en su sitio seguro, también, a pesar de sus primeras impresiones.
Sin una palabra más, se encaminaron hacia las enormes puertas metálicas que los separaban del único pedazo del laberinto que nunca habían visto antes. Eran negras y parecía como si nadie las hubiese alcanzado nunca. Quizás era así.
No había decoraciones esta vez, sino simplemente una pequeña ranura justo a la altura de sus ojos en que podría entrar únicamente una única llave.
Kida echó un vistazo nervioso a Thomas. —¿Estás seguro que todos deberíamos entrar?
Éste asiente sin vacilar. —Necesitaremos todas las manos que podamos reunir, Kida. No sabemos a qué nos enfrentamos.
Mulán sentía su corazón latir descontroladamente en su pecho y sus manos se sentían frías por el miedo. Nunca, en toda su vida había estado tan asustada. Pero, tampoco se había sentido jamás tan valiente.
Kida metió la diminuta llave dorada en la cerradura y la giró, produciendo un pequeño Clic. Entonces, muy lentamente, las puertas metálicas comenzaron a abrirse por sí solas, como si fuesen controladas por los hilos invisibles de un titiritero fantasmal. Todos contuvieron la respiración al mismo tiempo, esperando ver más caminos, pero, para su sorpresa, frente a ellos se abría un único pasillo. El suelo y el techo lucían negros a causa del moho y la putrefacción sobre ellos, mientras que los muros a los lados parecían estar hechos de un vidrio de un brillante tono de verde azulado.
Pero lo peor de todo era el silencio. Abrumador y absoluto, y parecía absorber el sonido como una bestia hambrienta.
Mulán sintió los cálidos dedos de Tom cerrarse sobre su mano, como queriendo agradecer que no tendrían que separarse aún, y aunque ella no estaba segura de qué es lo que ocurría entre ellos o si siquiera había algo en general, se permitió aferrarse a su mano como jamás se había aferrado a nada antes. Y, a pesar de que sabía que lo más probable era que morirían pronto, se limitó disfrutar ese pequeño sentimiento de alivio.
Después de todo, la vida no era más que pequeños momentos.
Entonces, casi sincronizadamente, los cuatro muchachos dieron un paso al interior del pasillo, sabiendo que, aunque la muerte misma los esperase adentro, harían todo lo posible por salir.
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Fa Mulán y el laberinto de las almas
Misterio / SuspensoLuego de que el nuevo emperador de China llegase misteriosamente al poder, ha ordenado que se vacíen todos los templos familiares y le sean entregados. Se dice que ha hecho un trato con entidades y se los ha ofrecido de alimento, por lo que la única...