El rastro

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Volví a concentrarme y me escondí entre los arbustos más cercanos tan rápido como pude. Sentía como mi respiración se volvía a estabilizar ¿Porque nadie viene a buscarme? ¿Qué está sucediendo? Escuche a varias personas que se acercaron corriendo y detuvieron cerca de los matorrales. Yo aguante el aire para evitar hacer cualquier ruido que llame su atención. Noté que tenían unos uniformes azules y llevaban casco, por alguna razón su apariencia me resulto intimidante.

―¿Dónde están los demás? —Pregunto uno de los hombres.

―Los doctores han confirmado el escape de 6 pero aún no se sabe si han logrado escabullirse algunos más. ―Dijo el hombre que se encontraba a un paso de mi escondite mientras utilizaba unos gigantes binoculares pare inspeccionar el área.

―¿Y hay alguno peligroso? ―Añadió otro con una voz dudosa.

―Solo 2. Ambos ya fueron interceptados por el equipo B pero aún no logran capturarlos. ―Le respondió el hombre de los binoculares

―¿Deberíamos apoyarlos o buscar a los otros 4?

―Vamos a capturar a esos 2 bastardos antes de que arruinen toda la misión. ―Concluyó quien aparentemente era el líder del grupo.

―¡Entendido! ―Gritaron todos y se alejaron tan rápido como llegaron.

No puedo creer lo que acabo de oír. ¡No soy la única que escapó! ¡No era la única en este lugar como creí! ¿Será cierto que algunos son peligrosos? Me pregunto si también me harían daño. Es mejor no arriesgarse. Aun no sé si son como yo. Solo sé que este lugar poseía a más de un prisionero.

Me adentre entre los grandes y altos arbustos, pero luego de 6 pasos choque con una reja metálica. No quería ser vista por quienes estuvieran afuera así que me ubique en el centro y fui avanzando atravesando las ramas y tallos que se enganchaban en mi ropa y cabello. Sentía pinchazos en las piernas y brazos, pero no me quería detener a pensar en eso. Mis oídos trabajaban en su 100%. Estaba asustada de que esos hombres que trabajaban para los doctores me encontraban y también temía un poco encontrarme con los otros prófugos.

El camino del dolor acabó donde terminaban las rejas y la entrada que también era metálica no tenía puerta. Mire entre los arbustos hacia el exterior del jardín. Había un bosque oscurecido por los gigantescos árboles.

―Perfecto. Es ahora o nunca. ―Susurré.

Salí corriendo por la puerta y me adentré en el bosque sin mirar atrás. No tengo idea si alguien logró verme, tampoco sé si me están siguiendo, pero no pienso parar de correr hasta que el aliento no me dé más.

Tuve que descansar a los 6 minutos. Me recosté en la tierra al lado de un riachuelo. Dejé que el agua moje mis agotados pies luego limpie mi rostro y cuerpo que tenía raspones por todos lados. No eran muy profundos, pero había sangrado y manchado mi bata celeste. No sabía a donde ir ahora. Tal vez tendría que vivir en el bosque para siempre.

Seguí caminando por el mismo camino y luego de media hora encontré una rústica construcción. No podía creer que alguien pudiera vivir en medio de la nada. Tal vez no sería algo imposible para mí tampoco. Me acerqué a la puerta y leí la dirección 'Los cedros 460 Residencia Taekwoon'. Volví mi atención hacia la puerta pero me negaba a tocar. Alguien podría abrir la puerta y espanta de mí. Podría hacerme daño o peor aún; entregarme a mis perseguidores. Me asomé por la ventana, pero la casa estaba abandonada. Suspiré y luego entré por la puerta que para mi sorpresa había sido dejada sin cerrojo.

Luego de recorrer todas las habitaciones me senté en la mesa de la cocina. Qué extraño estar en un lugar como este. Es mucho más parecido a un hogar del que yo tenía aun así este se encontrara en un decadente estado. Noté que había un cuaderno sobre la mesa el cual llamó mi atención. Lo tome para ver su contenido. Eran muchas notas con palabras desconocidas para mí y también listas de medicamentos. Seguí pasando las páginas y cayó sobre la mesa una hoja delgada rosada. Esta dictaba ser un recibo de farmacia. ¿Qué clase de persona extraña comprar 200 productos farmacéuticos en 1 día?. El recibo estaba escrito a nombre de un doctor. El doctor Leo Taekwoon. Me quedé mirando aquel papel arrugado sin respirar. Gruesas lágrimas cayeron de mi rostro mojando el cuaderno que había dejado en la mesa y todos los recuerdos volvieron a mí.

No puedo creer que haya estado tan cerca de mí. Yo extrañándote con locura luego de haber sido abandonada a mi suerte. Mis emociones iban de un lado a otro. Prometo encontrarte pronto. Solo espero que no sigas huyendo de mí. Mis sollozos continuaron mientras me aferraba al cuaderno de Daniel y a mis esperanzas de volver a saber de él. Cerré los ojos dándole las gracias al destino. Solo quiero volver a escuchar su voz.

La única voz en la tierra [Vixx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora