Frecuencia cardiaca

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La luz que hacía brillar mi nueva habitación me sacó una sonrisa al despertar. La calidez que sentía en mi rostro jamás se podría comparar a mi esterilizada celda iluminada por fluorescentes. Me levante de la cama y caminé hacia la puerta. Vi a Leo mientras asomaba mi cabeza por la puerta para revisar si alguien ya estaba despierto. Parece que estuviera caminando hacia mi habitación.
—Buenos días. ¿Te puedo ayudar en algo? —Dije mientras sonreía y agachaba la cabeza tras ver sus negros ojos aun adormilados. Tal vez me estaba buscando. Mi sonrisa se hizo más grande.
—No. Solo me dirigía a la cocina para preparar el desayuno. Creí que aun seguías durmiendo. ¿Como pasaste la noche?
—Rayos. Olvidé que la cocina está atravesando el corredor. Soy tan tonta. —Pensé y me sonrojé de repente. —Puedo ayudarte a hacer el desayuno. —Le dije sin pensar que nunca había estado en una cocina ni tocado una sartén.
—Eso sería perfecto. Te enseñaré a cocinar tostadas y huevos revueltos.

No rompí nada aquella mañana. Tampoco hice gran cosa. Aprendí a hacer las tostadas por mí misma pero solo observe a Leo haciendo el resto mientras yo arreglaba la mesa para los tres.
—¿Hyuk también desayunará con nosotros?— Pregunte cuando ya había dejado todo listo.
—Sí pero ese vago seguro se desveló jugando en la PC. Podrías llamarlo por favor? —Dijo mientras terminaba de colocar el café en la cafetera. Se detuvo para disfrutar el olor del café recién molido y cerro sus ojos. Yo me distraje admirando su perfil, su bello rostro y este nuevo ángulo que atesoraría en mi memoria. ¿Quien podría acostumbrarse a ver persona tan perfecta? Aun no puedo decirle 2 palabras sin que mi estomago se retuerza o verlo sin que mi imaginación vuele. Regresé a la realidad y fui corriendo a la habitación de Hyuk deseando que Leo haya pasado por alto el rato que lo estube observando.
Toqué suavemente la madera. Pero no respondía. Toqué una vez más.
—Pase.
Ingrese y lo vi tendido en su cama con los ojos cerrados; enredado entre el grueso edredón color celeste mientras abrazaba su almohada. Duerme igual que yo. Es un desastre. —Pensé mientras caminaba hacia él con una sonrisa. Me quedé parada cuando unos libros en el piso junto a la cama llamaron mi atención. Se veían muy pesados pero no pude leer los títulos porque estaban boca abajo. Volvía mirar a Hyuk mientras se estiraba y empujaba el edredón que tenía sobre él.
—Hyuk, Leo quiere que vengas a desayunar. Ya lo preparamos. Todo está listo.
— Esta bien. Hoy desperté con mucha hambre.
— Genial. —Di media vuelta y antes de dar un paso Hyuk sostuvo mi mano lo cual me impidió avanzar. Yo lo quedé mirando confundida y ansiosa.
— Espera un momento por favor necesito hacer algo antes de desayunar. Quédate ahí. —Dijo antes de abrir un cajón de su velador y sacar un instrumento que pensé que jamás tendría que volver a ver.
— Estas preocupada. Perdón. No quiero molestarte. Solo quiero comprobar algo. ¿Dejarías que tome tu frecuencia cardiaca y pulso?
No comprendo para que necesitaría esa información de mí. Por que precisamente sería Hyuk quien quisiera saber algo como eso. Mi confusión solo aumentó pero no podía negarle nada a quienes me salvaron del bosque y de mis persecutores.
—Me senté en el borde de la cama con la cabeza gacha sin muchas ganas de cooperar. Hyuk hizo lo mismo y apoyó su mano sobre mi espalda. Se acercó con el estetoscopio mientras miraba por la gran ventana de su habitación. Yo no podía oír mis latidos pero pude sentir como se aceleraron cuando el metal frio y su mano cálida tocaron mi piel. Pasaron 2 minutos. El escribió algo en una libreta más pequeña que la palma de mi mano. Luego estiró su brazo y coloco 2 dedos sobre mi cuello. La respiración se me corto por la sorpresa. Sentí una corriente recorriendo suavemente mi espalda baja y acumulándose en mi pecho y hombros. Dejé de mirar la ventana y me concentré en este chico y como miraba atentamente su reloj de muñeca. Trague saliva y él me miró directo a los ojos y su boca se curvó delicadamente hacia arriba en una sonrisa sospechosa. Volvió a escribir en su libreta y volvió a mirarme de reojo. Intenté concentrarme en la ventana nuevamente.
—Tengo que pedirte un favor. Esto también debe quedar como un secreto. No se lo cuentes a mi tío.
—¿Por que le guardas tantos secretos a Leo? Yo no quiero hacerlo. No puedo. Dime para que es todo esto. ¿Qué quieres de mí?
—Shhh. Por favor baja la voz. Prometo decírtelo pronto. En este momento no puedo. Por favor no le digas. Es de suma importancia que esto quede entre nosotros. —Se inclinó hacia adelante mirándome a los ojos. Tenía una apariencia suplicante. Me sentí acorralada.
Acepté a regañadientes y me levante de la cama. —Leo debe estar esperándonos. —Dije mientras atravesaba la puerta en dirección al comedor.

Tenía una sensasión muy extraña. No puedo evitar sospechar de Hyuk. Mi instinto se agudizó al extremo la primera vez que lo vi. ¿Habrá sido alguna señal de peligro? Ni siquiera yo entendía esta sensasión intensa que aceleraba mis latidos. Será mejor confrontarlo pronto. La ansiedad por una respuesta comenzó a invadirme.

La única voz en la tierra [Vixx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora