Capítulo 27

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Caín. 

Ya había pasado un mes que no veía a Jason. Mi vida seguía siendo una mierda desde el día de la bodega.

Había días donde solo me quedaba en mi cama y pensaba en los buenos momentos que pasamos juntos. Había otros donde decía que lo odiaba y me olvidaba de él. Y otros y los que más me gustaban donde solo pensaba en el trabajo y nada más que eso. Esos días no me dejaban pensar en nada más y me hacían sentir tranquila.

Hoy no tenía nada que hacer por lo que iría a visitar la tumba de mi nana, y la de mi madre, por supuesto.

Baje de mi habitación y comencé a desayunar, estaba sola en casa y tenía unas ganas inmensas de tomar, así que tome una linda botella de whisky y me serví una copa.

Me la tome de un trago y seguí desayunando.

Termine unos minutos después y puse mi plato en el fregadero.
Tome la botella y salí de la cocina, metí la botella y el vaso en mi bolsa, tome las llaves de mi moto y salí de la casa.

Encendí mi Harley y salí de ahí lo más rápido posible.

Los chicos no querían que saliera de la casa pero me habían dejado sola, así que pues no creo que tuvieran problema, ellos tenían la culpa por no querer que los acompañara a las bodegas, decían que tenía que descansar, pero no lo haría. No me servía de mucho.

Manejaba por las calles de la gran ciudad de Roma. En unos minutos llegue al panteón.

Apague mi moto y baje de ella. Me dirigí a la tumba de mi nana, salude a mi mamá como si pudiera verme y me senté entre ambas lapidas.
Saque mi botella y mi vaso y me serví una copa. No había hielos así que sería un whisky seco o algo así le decían.
No hable de nada, solo me acosté y mire al cielo, tomaba un trago cada dos minutos o tres.

Comencé a imaginar cómo sería mi vida si no estuviera metida en toda esta mierda, si hubiera aceptado lo que mi padre me había ofrecido ya mucho tiempo atrás.
Me había ofrecido mandarme a México, darme un nuevo nombre, una nueva vida. Pero yo como la cabezota dura que soy nunca acepte, él quería sacarme de todo esto, pero yo quería venganza y aunque me costará la vida lo conseguiría. Mi promesa de vengarme seguiría en pie.

Llevaba ahí por lo menos tres horas, mi botella ya se había terminado. Y yo seguía en mis cinco sentidos.

Sentí mi móvil vibrar y solo lo ignore. Pero este maldito no dejaba de sonar y ya me estaba volviendo loca.
Sin mirar quien llamaba conteste.

-Caín.-dije con un tono de voz duro.

-Caín.-un sollozo de la otra persona se escuchó.

-¿Si?

-Mierda Caín, al fin contestas, necesitas venir al hospital.-ahora reconocía la voz de Cameron.

-¿Que mierda Cam?-me pare más rápido de lo normal y por lo tano sentí como me mareaba.

Comencé a caminar a la salida sin importarme la botella vacía o el vaso.

-Necesitas venir, algo salió mal.-sentí mi cuerpo tensarse.

-¿Que paso Cameron?-silencio.-¡¿Que mierda paso Cameron?!-grite.

-Es Andre, solo date prisa por favor.-y colgó.
Me monte en mi moto y salí casi volando rumbo al hospital. Sabía cuál era, era un hospital privado y era al que siempre acudíamos cuando pasaba algo.
Mi padre tenía comprados a todos los doctores, y estos eran muy discretos cuando se trataba de nuestra familia.

Caín. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora