Capítulo 15

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Cain.

Después de despedirme de Jason, me dirigí a una bodega que estaba en el centro de Roma, era una casa común y corriente para la vista de todos, pero en el fondo, era el lugar donde se llevaban a cabo muchos "interrogatorios".
Había un estacionamiento subterráneo, y un sótano enorme, en este habían celdas y armas.
Las celdas para nuestros amigos y las armas para armar una fiesta si ellos lo querían.
Ahí habían llevado al bastardo con el que Jason me vio pelear, el no insistió mucho en ese tema y lo agradecí infinitamente, porque no estaba segura de que le diría si preguntaba. Él tipo era de los Di Santo, él con su compañero que escapo, nos estaban siguiendo y no sabía el porqué, pero pronto lo sabría, sería por la buenas o por las malas.

Llegue a la entrada del estacionamiento principal, marque la contraseña en el panel de seguridad y pronto las puertas se abrieron.

Estacione mi Harley, la apague y me dirigí a la entrada de la casa, marque la contraseña en otro panel y las puertas me dieron paso a la ella, era una casa sencilla pero a la vez hermosa.
En la entrada había una pequeña sala en color marrón, enseguida estaba el comedor con ocho lugares y una barra separaba la cocina. Por la izquierda había un pasillo que daba a un salón de juegos y una terraza hermosa. Por la derecha estaba la biblioteca y al fondo habían dos habitaciones.
En la segunda planta estaban las demás habitaciones y cada una tenía baño incluido.

En la segunda habitación del fondo había un pequeño vestidor, detrás de un espejo grande que había en este, estaba una puerta y unas escaleras que llevaban al sótano.

Quite el espejo y había un panel de control que solo se abría con mis huellas dactilares. Puse la mano en el panel y se escuchó un pequeño clic, la puerta se abrió y yo entre sin tardar un momento más.

Baje las escaleras y la luz que había ahí me permitió ver a las personas que estaban dentro.
Unos pasos delante de mi estaba Cameron y Tony con tres hombres más, todos los presentes soltaban una carcajada escandalosa.
Excepto uno, el hombre de los Di Santo.

- Caballeros, buenas noches.-dije con una enorme sonrisa en el rostro.

-Querida, por fin llegas, aquí nuestro muchacho no está muy cooperativo.-dijo Cameron que se agarraba el estómago de tanta risa.

-Venga chicos, pues seguro no lo han tratado como se debe.-dije mientras tomaba una silla y la ponía frente al tipo.

-Seguro que si.-dijo Tony.

Me levante de la silla y me acerque donde había una mesa con cuchillos y varias pistolas, tome un pequeño cuchillo, y acaricie el filo con mis dedos, me acerque a los chicos y los mire con una sonrisa burlona.

- Chicos, que dicen si jugamos un poco con este muchacho.-dije mientras acercaba el cuchillo a la cara del tipo, él se tensó de inmediato, pase el cuchillo por su cara e hice un pequeño corte en su mejilla el soltó un gruñido, lo mire y sus ojos solo me decían algo, odio.

-¿Cómo te llamas, cariño?-pregunte mientras limpiaba el cuchillo con mis vaqueros.

-Vete a la mierda perra.-me dijo con odio absoluto en su voz.

- Oye tranquilo, te prometo que si me dices tu nombre, quien te mando y porque, te iras de aquí más rápido.

-Que te den, hija de pu...-le solté un puñetazo antes de que acabara su frase.
Lo tome del cabello y tire de el para atrás.

-Escúchame cabrón, tú y el otro tipo con el que estabas nos siguieron y me vas a decir porque, así sea por las buenas o por las malas y créeme que por las malas te puede doler mucho.-dije mientras presionaba la herida que le había hecho.

-Perra.-dijo con un gruñido.

-Bien, como quieras.-le dije para dar media vuelta, vi por el rabillo del ojo como se relajó un poco.

Me acerque a los chicos y ellos me miraron divertidos, sabían que tenía en mente.

-Ve por un balde de agua, ponle hielos.-dijo Tony a uno de los chicos.

- Y ustedes.-dijo señalando a los otros dos-Calienten un poco al muchacho.

Ambos tipos eran enormes, desde lejos se notaba sus grandes músculos. Se acercaron al tipo, lo pusieron de pie, mientras uno lo tomaba de las manos por atrás, el otro comenzó a golpearlo.
Primero lo golpeo en el estómago y luego en el rostro, el tipo soltaba pequeños gemidos de dolor.
El otro chico llego con el balde de agua fría y lo dejo frente a mí.

- Acérquenlo.-ordene a los tipos.

Estos hicieron lo que les pedí, sentaron al pobre hombre y le amarraron las manos por detrás. Lo tome por el cabello y le sonreí maliciosa, el abrió los ojos de golpe, antes de que le diera tiempo de tomar aire, sumergí su cabeza en el balde de agua.
El hombre intentaba sacar la cabeza, pero no tenía las fuerzas suficientes para hacerlo.

Después de un rato lo deje libre, él tomaba bocanadas de aire en forma descontrolada, sin darle mucho tiempo lo golpe, lo hice un par de veces y lo volví a sumergir en el agua.
Los chicos lo golpeaban mientras yo lo sumergía en el agua, lo hice por una hora aproximadamente, el tipo se resistía pero al final vi que ya le costaba más trabajo respirar.

-¿Y bien?-dije poniéndome en cuclillas para poder verle a los ojos, ya que él tenía la cabeza hacia abajo.

- S-sii,si di-digo a-al-algo, ell-os van a ma-matarmee.-dijo tiritando.

-Si no lo haces, de igual forma te van a matar y tú sabes que esto es un juego de niños a comparación de lo que ellos harán.-dije segura.

-Está bien, voy a hablar.-dijo más tranquilo.

Hice una señal al chico que tenía a mi lado para que le pusieran unas toallas al pobre hombre.

-Bien, empecemos por tu nombre.

-Soy Carlo, nosotros teníamos que seguirla, el señor Dereck lo ordeno.-dijo con voz ronca, seguro el pobre tenía ya hipotermia.

-¿Por qué?-dijo ahora Cameron.

-Quería que tomáramos fotos de ella.-dijo señalándome-Ellos saben que Agnese Gabanna está viva, y que es Caín Bianchi.

Abrí los ojos como plato, no, no podía ser cierto, ellos no podían saber que era yo, no tenían como saberlo.

Era cierto que al final de todo se lo haríamos saber a varias mafias, pero aun no era el momento, teníamos que terminar primero con los Di Santo.

Mi cerebro y mi cuerpo se desconectaron, tome mi pistola y la puse en la sien del tipo.

-Estas mintiendo, ¡estas mintiendo bastardo!-grite.

El tipo se paralizo, el sudor comenzó a bajarle por la frente de una forma incontrolable.

-No, no, no lo juro ellos lo saben.-dijo asustado.

-Caín, baja el arma, le necesitamos.-dijo Tony acercándose cuidadosamente a mí.

Pero yo no lo escuche, quite el seguro de mi pistola y dispare, el cuerpo del hombre cayó y volví a disparar, una, dos, tres veces.
Cameron me tomo en brazos y me alejo del cuerpo, no sabía qué hacer, si los Di Santo sabían quién era yo. Todo se iría a la mierda, todo sería más complicado.

Caín. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora