Todos se acercaron a Martí para ver qué tenía entre las manos. Al acercarse, alucinaron:
-¡Vaya...! ¡Es una perla! ¡Una perla Egipcia! -dijo Violeta.
-Eh... Sí... Lo... Lo es...
-Martí, ¿estás bien? Te veo un poco... No sé, apagado, por decir algo. ¿Seguro que te encuentras bien?
Martí asintió por tercera vez.
Entonces, Martí estaba a punto de caer, suerte que Violeta le cogió enseguida. Entonces Martí dejó caer la perla en el suelo, pensando que aquella perla tenía algún secreto escondido, y había sido ella la que le había hecho caer. Violeta iba a coger la perla, cuando de repente sus compañeros la apartaron de aquella "arma". Entonces se alejó, por si acaso, y se le vino una idea en la cabeza, una idea fantástica, que hizo que los chicos lo entendieran todo enseguida:
-¡Ya sé cómo coger el siguiente trozo del pergamino!
-¿¡¡Cómo!!? -dijeron los tres chicos al unísono.
-Esta perla, si no me equivoco, estaba debajo de la inscripción, ¿verdad? -todos asintieron-. Pues bien, yo he terminado con esta conclusión: como en la descripción ponía no sé qué de que quien sea el valiente de hacer algo, sería la persona que... Y aquí paraba. Entonces mi conclusión ha sido la siguiente: Victoria se ha lanzado a la fosa aquella que creíamos que era, y nadie se había aventurado a hacerlo. Sabéis donde quiero terminar, ¿verdad? -cuando vio las caras de confusión en sus compañeros, prosiguió-: Vale, a ver. lo que quiero deciros es que... -se hizo un silencio sepulcral- ¡Que la Victoria es la elegida! -todos se giraron hacia Victoria.
-¡¡¿¿Yo??!! ¡¡¿Por qué yo?!! -gritó Victoria.
-Sí. Tú has sido la escogida para descifrar el siguiente trozo del pergamino, con la ayuda de la perla, claro.
Victoria cogió la perla y se la colgó en el cuello un poco confundida. Sus amigos la miraban exultantes, sin perder ningún segundo de cada movimiento que hacía. Entonces se la colgó, pero no ocurrió nada. Después se lo sacó, porque veía que no pasaba nada; pero sus amigos se lo impidieron, porque... porque sí, decían ellos, vaya.
-¡Pero si no pasa nada! ¡Parece que tenga que hacer algún espectáculo, me miráis como si fuera...!
Pero, de repente, en el pergamino, que lo tenía Violeta, apareció otro trozo. ¡Ya habían resuelto el misterio! O casi todo...
***
José ya se había tirado por el mismo tobogán que los chicos antes. Pero lo que ocurre es que los chicos ahora no lo tenían tan fácil... José aún seguía haciendo fechorías, nadie lo podía detener.
Quería que los chicos no encontraran el halcón de oro, porque el quería él y él y él, y punto.
Había hecho toda una lista de cosas que no conseguirían los chicos si él consiguiera el halcón de oro...
Primero: perderían la misión que los padres de Victoria habían pedido a la chica (esto José ya lo sabía porque ¡la tía Hortensia se lo había dicho!), y, segundo... ¡descubrir el tesoro! ¡Descubriría el halcón de oro! Porque a él le daban igual las normas o maldiciones que pusiera el alcalde, ¡a él le entraban por un oído y le salían por el otro!
Aún seguían por el tobogán. Lo que no pensó José es que la bebida de convertirte en la "cosa" o monstruo que quieras, el efecto se quita... ¡como mínimo al cabo de 2 años!
-¡Noooo! ¡Soy idiota, yo!
-¡¿Qué pasa, señor José?! -se alarmó su ayudante (el que había raptado a Victoria).
-Qué YO no había pensado en que... ¡el efecto se quita a los pocos años!
-¡¡¿¿Cómo??!! -gritó el ayudante.
José asintió casi llorando, y pensó: << pero si lo que me importa es encontrar el tesoro, ¡no hacer daño a aquellos POBRES chicos de mi edad! ¡Pero qué he hecho ...! (...) ¡Ah! ¡Ya lo sé! Cuando llegue hacia los chicos, ¡perdonaré todo lo que les he hecho! Pero no creo que me perdonen .. ¡Bah, da igual! ¡Vamos corriendo!>>
El ayudante estaba tan tranquilo acostado en el tobogán, pero cuando José le dijo que se estirara hacia adelante, es decir, la cabeza primero que los pies y las piernas, como, por ejemplo, cuando te lanzas de cabeza a la piscina, pues así, para ir más rápido, él asintió con MUCHAS pocas ganas, pero, aún así, lo hizo.
Pero, desgraciadamente, cuando el tobogán subterráneo llegó a su destino, el ayudante se chocó con una especie de reloj avanzado (del siglo XXII, decía él). Lo cogió, y vio un botoncito rojo en la parte derecha del reloj. Y él, al ser así de listo, le da. José le advierte, pero tarde.
-¡¡¡NOOO!!!
José y el hombre terminan, extrañamente, ¡encima de Victoria y sus amigos! Los chicos, asustados, corren para alejarse de ellos, pero José les coge e intenta explicarse BIEN:
-Ya sé que me he portado MUY mal con vosotros, chicos, pero quiero que me perdonéis. Yo no quería haceros daño, ¿sabéis? ¡Yo lo único que quería era encontrar el tesoro!
-Pero nosotros huíamos porque... Porque eres un monstruo baboso, ¡¡¿¿es que NO TE HAS DADO CUENTA O QUÉ??!! ¡¡Y es nuestro peor enemigo!! Pero ¿por qué lo has hecho, si TÚ LO SABÍAS?
-Me sabe muy mal, chicos, de verdad, pero... pero... -De repente se puso rojo como un tomate, pero cuando iba a disculparse por tercera vez, sonó el reloj de último modelo que el ayudante tenía en las manos. Martí lo cogió corriendo, y murmuró algo de aquel ayudante, pero no lo sintió, por suerte.
-Sí. ¿Hola? (...) ¡Ah, hola, Sra. Sara! ¿Qué quería? (...) ¡¡¡¡¿¿¿QUÉEEEE???!!!! ¡¡¿¿Sólo 3 horas??!! Pero, pero... (...) ¡Si no nos dará tiempo! (...) ¡De acuerdo, lo intentaremos al máximo!
-Martí ... Pero qué... ¿qué ha dicho? -dijo temblando Violeta.
-Sólo tenemos para encontrar el halcón de oro... ¡3 horas!
Los chicos hicieron una exclamación de sorpresa y de excitación. ¡Pero no podían encontrar el halcón de oro en tan poco tiempo!
Todos pensaban que ya no lo podían conseguir. Pero Victoria animó a los chicos a que debían seguir, debían luchar por lo que querían, nunca uno se debía rendir.
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Victoria & Friends: El Misterio del Halcón de Oro
AdventureEsta historia va de un grupo de amig@s, llamados Victoria, Violeta, Martí, y Marc, que hacen aventuras. Los padres de Victoria, la "líder" del grupo, siempre están de viaje, y nunca pueden estar con su hija. A veces los padres mandan hacer misiones...