Parte 8. Junt@s Hasta el Final

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Hacía una hora que los chicos estaban andando, y no habían encontrado nada extraño, todavía. Lo único impresionante que había pasado hasta ahora era que Martí se había manchado de ketchup toda la cara, pero, aparte de eso, nada más.

 Y tampoco sabían nada del colgante misterioso, todavía, y solo faltaban 2 horas para terminar la investigación, si no los padres de Victoria se enfadarían, y MUCHO.

Al colgante de Victoria aún no le había pasado nada, tampoco. Victoria se estaba empezando a alarmar: ¡¿y si el colgante fuera una farsa?! No, no podía ser. ¡Aquellas eran las pirámides de Egipto!

De repente, Violeta, como si le estuviera leyendo el pensamiento, dijo:

 -No te preocupes, seguro que...

 -¡¡¡PIII!!! ¡¡¡PIII!!! ¡¡¡PIII!!!

 -¡¿¿Pero qué es éste ruido??!

 -¡¡¡¡¡¡¡PIIIII!!!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡PIIIII!!!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡PIIIII!!!!!!!

 Todos se giraban y buscaban aquel ruido, ¡pero ni rastro! Entonces Victoria cada vez sentía como más fuerza, más energía, más confianza... ¡Claro! El ruido provenía... ¡del colgante! La chica avisó corriendo a los chicos para avisarles, y, todos 7 (con el ayudante de José, claro) siguieron hacia donde guiaba el colgante, hasta que llegaron a una pared.

 -¡Pero si aquí no hay nada! -gritó Violeta.

 ¡Entonces puso la mano en la pared y aparecieron 3 joyas! Cada una era de un diferente color, tamaño y forma. Cada una era única. ¡Eran piedras preciosas! ¡Nunca mejor dicho!

 CASI todos alucinaron. No habían oído nunca hablar de esas piedras, pero, como todos dicen, ¡una imagen vale más que mil palabras! Y a ellos aquel lema les había encantado, como si les hubiera lanzado un hechizo, entre comillas. A Victoria, extrañamente, no le afectó nada, esa imagen. ¿Cómo podía ser?

 ¡Ella notaba que ya la había visto, esa imagen! No sabía dónde, pero seguro que en alguna parte, ¡seguro! No paraba de pensar y pensar y pensar, hasta que puso los ojos al suelo, donde se lo tapó el colgante. ¡Era eso! ¡Eran las 3 piezas del colgante! ¡Por eso sonaba tan ruidosamente hacia esa dirección!

 -Eh, chicos, escuchadme un momento, ¡por favor! -de repente todos se callaron-. He averiguado .. ¡el secreto del colgante!

 Entonces hizo una reverencia e hizo el gesto de que apartaran para pasar (ya veis, toda una princesa, ella). Tomó las otras 3 perlas, y, automáticamente, se juntaron con la primera, la más grande. Entonces el colgante habló (no os creáis que esto puede ocurrir de verdad, ¿eh?):

 -Buenas tardes. Me llamo Joan. -Paró por la cara de asustados y asustadas que estaban los chicos y las chicas y prosiguió-: No os asustéis, chicos. En esta época es normal que los objetos hablen. Ya os iréis acostumbrando. Bueno, lo que quería decir: me llamo Juan y soy un científico. ¡Me convertí en un miserable colgante por la culpa del alcalde! Estábamos haciendo una excavación junto a la pirámide de noche cuando ya no había nadie. Entonces me ofreció un vaso de agua bien fría y un poco rara. Me la bebí tan tranquilo y de repente me convertí... ¡en un colgante! Bueno, eso es un poco comedia, pero es verdad. Muy bien, siguiendo con el tema... Sin hacerme caso, el alcalde cogió una especie de objeto muy raro y... ¡y e abrió una puerta en la pirámide! Yo no me lo podía creer. Después entró, y otra vez con su objeto extraño fue sacando todas las trampas a diestro y siniestro, y fue poniendo otros muy simples con los objetos que se había llevado y que encontraba por el camino. Cuando llegamos a una fosa llena de cocodrilos, PERO DE VERDAD, la convirtió en un tobogán con la ayuda otra vez del objeto aquel, y me dejó allí tirado y...

 -Juan, ¿puedes repetirlo? Es que no me he enterado de nada... -replicó Marc.

 -...y os vi aparecer a vosotros.

 -Pero lo que no entiendo es por qué, cuando el ayudante de José me atrapó y yo le dije no sé qué que su trampa era una tontería total, que era la de los cocodrilos y las serpientes, que eran de mentira, no me dijo que no. -Dijo Victoria, y miró al ayudante.

 -Bueno, eso es porque no tenía NI IDEA de lo que me estabas hablando... Je, je, je ... -se explicó el ayudante.

 Todos se rieron. Al final acababa siendo simpático ...

 -Y entonces, ¿qué debemos hacer, Joan? -preguntó Victoria.

 -Primero de todo, convertirme en persona.

 -¿Y cómo podemos hacer eso?

 -Pues...

 De repente, hizo una pequeña pausa. Los chicos se asustaron.

 Ya habían pasado varios minutos sin que Joan hablara. ¿Y si les había engañado?

 Todos miraron a Victoria, que estaba esperando a que el colgante dijera algo. Violeta le puso la mano en el hombro, y le dijo:

 -Sigamos.

 Victoria no quería, pero cuando vio que todos sus amigos se iban sin ella, reflexionó y tiró el colgante al suelo. Lo que no sabía era que... ¡Alguien los estaba espiando!

 La persona extraña giró la cabeza hacia la derecha y hacia la izquierda para ver que los mocosos ya se habían ido. Aprovechó esto para coger el colgante y... ¡quitarse la máscara!

 Esa persona no era ni más ni menos que... ¡el alcalde! 

***

 Victoria estaba muy deprimida. Ella siempre había deseado algún día ir a Egipto, pero... ¡Pensaba que dentro de las pirámides había MÁS trampas! ¡Muchas más!

 Pero, en este caso, no era así, lamentablemente...

 El grupo deseaba que pasara algo espectacular. ¡Era TAN aburrido, eso...!

 Para romper el silencio, José habló:

 -Ehm... De esto... Quería perdonaros por... ¡¡¡¡GLIGLIGLIGLI!!!!

 -¡¡¿Pero qué te pasa?!! -gritó Victoria, asustada por lo que le estaba pasando a su compañero.

 -No tengo ni idea, pero creo que... (...) ¡¡¡Va a explotar!!! ¡¡¡Apartaos!!! ¡¡AAAAAHHH!! -¡Violeta se había vuelto loca! ¡No sabía a dónde iba!

 José aún estaba en plena explosión. Nadie sabía cuándo terminaría el drama.

 De repente, ocurrió algo muy pero que muy extraño... José... ¡desapareció!





Victoria & Friends: El Misterio del Halcón de OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora