Parte 10. Por Fin Fuera

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¡Sí! ¿Qué pensáis que pasa ahora? ¿Salen ó se quedan dentro, los detectives?

 (...)

 Si habéis dicho que la primera es la buena, ¡pues habéis acertado!

 Y ahora, los que han dicho que no... ¡Pues tenéis muy poca confianza!

 Cuando al final salen de ese drama, ¡ven que hay una multitud esperándolos! ¿Pero qué pasa, que hay una fiesta ó algo por el estilo?

 Victoria ve que entre toda la multitud está su abuelo. Cuando se gira para verlo, ve que le guiña el ojo. ¡Él lo sabía todo!

 Mientras toda la gente está aplaudiendo a los chicos, Violeta dice a Victoria:

 -Victoria, ¿qué caña que hemos tenido, ¿verdad?

 -Sí... -contesta ella un poco misteriosa. Y le guiña el ojo otra vez al abuelo.

 Aquí todavía no termina la historia. Aún queda mucho por contar...

 -Pero, Victoria, ¿dónde deben de estar tus padres?

 -¡Ostras, mis padres! ¡Me había olvidado completamente de ellos! Oh, y ahora qué...

 -¡PIII! ¡PIIIII! ¡PIIIIIII! ¿Ejem, sí...? -Este era Martí-. ¡Ah, hola, señora Sara! (...) ¡Sí! ¿Qué tal, cómo está? (...) ¡¡¿Qué?!! ¿Que ha venido de México a Egipto? (...) ¿¡Y que están montando una fiesta!? (...) Ehm... Sí, estaría encantado de conocerla en persona... (...) ¡¿¿Qué ??! ¿Que la busque con el GPS? Pero como... (...) De acuerdo, le haré caso...

 -¿Qué ha dicho mi madre, Martí? -dice Victoria mientras saluda a todos los Egipcios que la aplauden (y a sus amigos, claro).

 -Pues qué..: bla, bla, bla, bla, bla... Y más...

 Martí coge su GPS y pone: "Sara Pueblo Mayor". Espera un rato y... ¡Vaya! ¡El GPS la ha encontrado! 

 Martí intenta moverse por toda la multitud para encontrar a la madre de Victoria en persona... La verdad es que Martí NUNCA había visto a la madre de Victoria, como siempre están de viaje...

 ¡PII, PPI, PI! Estaban ante... ¡Sara!

 Martí estaba alucinando:

 -Usted es... Usted es...

 -¿Qué, cómo estáis, chicos? Habéis trabajado mucho, ¿para encontrar por fin el tesoro?

 -Pues bien, mama, te quería decir que...

 -Por favor, que suban a las gradas Victoria González, Rachel Maxwell (esta era Violeta, pero con su nombre REAL), Martí Harrisson y Marc García.

 -Mamá, ahora tenemos que subir a...

 -Sí, subid, estoy muy contenta de vosotros.

 Victoria sonrió. ¡Le encantaban las palabras de su madre! Pero ahora que lo pensaba... ¿Dónde estaba su padre? ¡Ésto era muy misterioso!

 -Buenas tardes a todos. Estamos en Egipto. Soy Jan González, y hoy entrevistaremos... a los detectives más jóvenes de Miami! Y... ¡¡¡¡aquí están!!!! -Vaya, qué sorpresa, ¡éste era el padre de Vic-toria!- A ver, Miss. Victoria... ¡Aquí viene la pregunta del millón! -Los amigos de Victoria se estaban riendo, y toda la gente miraba estupefacta para ver qué decía-. Tus amigos y tú... ¿¡¡Habéis encontrado EL HALCÓN DE ORO!!? -Toda la gente estaba con los ojos bien abiertos.

 -Pues la verdad es que... ¡Oh, Dios mío! ¡Allí está el alcalde! ¡Corred, atrapadlo! ¡Él quería robar el halcón de oro, y casi aplasta a mis amigos en las pirámides! ¡¡¡A por él!!!

 Toda la gente hace caso de Victoria. Los policías corren hacia él y hacia su hijo para arrestarlos. Toda la gente salta de alegría, menos, claro está, el padre de José, él mismo y la mujer del alcalde, que lo estaba viendo todo por la televisión -había cámaras por todas partes que grababan .

 Cuando al fin fueron arrestados por la policía de Egipto, intentaron disculparse a diestro y siniestro, mientras los cámaras, entrevistadores y más gente se partían de risa. ¡No sabían que el alcalde estaba diciendo la verdad!

 -Que no! ¡Que digo la verdad! ¡Por favor, señores policías! ¡Dejen a mi hijo y arresteme a mí! ¡Pagaré lo que sea!

 Cuando los polis le escucharon, hacen una risita maligna.

 -¿De verdad, Sr. Alcalde? ¿De verdad haría eso? -Los polis se están riendo bajo la nariz, y hablando con una voz sarcástica.

 <<Ay, ay, ay... Me estoy metiendo en un buen lío...>> piensa el alcalde.

 De repente, cuando los policías no están mirando, el alcalde se va sigilosamente... ¡Hasta que una persona se da cuenta! ¡Toda la gente que había para ver a Victoria y sus amigos se van corriendo hacia él! ¡Eso era para grabarlo!, pensó Marc.

 José, triste, se va a su casa...

 -Ehm... Mama... Te quería decir algo -Victoria se acerca hacia su madre-. ¿¡¡NOS PODEMOS IR YA!? ¡Estoy cansada, muerta de sed, y con mucha mucha hambre!

 -¡Nosotros igual!

 -¡Incluso yo! Je, je, je -se rió el abuelo.

 -Victoria, si quieres te puedes ir con el abuelo... Yo hablaré un rato con tu tía, y tu padre con tu tío, que hace mucho que no se ven. ¡Que tengáis buen viaje, muchachos! -La madre les despide con la mano...





Victoria & Friends: El Misterio del Halcón de OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora