Parte 3. Dentro de las Pirámides

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Al entrar dentro, todo estaba oscuro.

Victoria vio unas linternas esparcidas por el suelo, y las cogió. Sus amigos también hicieron lo mismo, y las encendieron.

-¿Por qué hay unas linternas? -Preguntó Victoria casi para ella misma- Esto es muy extraño...

-¡Ó quizá ha habido alguien que se nos ha adelantado! ¡Corramos!

Los chicos, después de la advertencia de José, se pusieron a correr, pero cuando solo habían hecho unos 3 metros se pararon. Primero oyeron unos ruidos, no sabían exactamente lo que había sido, pero cuando ya sintieron el grito de verdad, nadie dudó en correr en la dirección contraria, pero las pirámides se lo impidieron.

Martí, sin querer, se chocó contra una palanca con el pie izquierdo y él y todos los demás, se cayeron en un profundo y largo tobogán, o eso es lo que ellos pensaban, porque en realidad era un hoyo, pero como iba tan rápido pensaron que era un tobogán subterráneo.

Al llegar a su destino, el tobogán terminó en una piscina de serpientes y cocodrilos.

-¡¡¡Aaaahhhh!!! -Gritaron los chicos al unísono.

-¿Qué hacemos? No tenemos ni cuerdas, ni... ¡Ni nada! -Se alarmó Martí, asustado- ¡Éste es nuestro fin! -Y empezó a llorar.

-No exageres, Martín -le dijo Victoria-. Fíjate bien: en medio hay una piscina llena de serpientes y cocodrilos, y a los laterales, un poco más arriba, hay dos trozos de camino estrechos pero suficientes para nuestro cuerpo. Muy bien. Piensa. ¿Cómo podríamos pasar?

Violeta levantó la mano como si estuviera en clase:

     -Oh, ¡yo, yo! -Gritó- Tengo una idea, pero, antes de nada... ¿Alguien tiene algún cinturón ó alguna cinta...?

-Mmmm... Yo tengo un cinturón, pero no es demasiado largo -dijo Marc, algo desilusionado.

-Y yo tengo un turbante estrecho y alargado -finalizó José.

-Muy bien, ¡perfecto! Marc, ¿harías el favor de quitarte el cinturón? -Marc se lo quitó- Muy bien. Ahora, que todos se pongan DETRÁS de Marc, ¡por favor! -Todos se movieron para ponerse detrás de Marc-Ahora, Marc, alarga el cinturón a Martí; y tú, Martí, póntelo en la cintura. ¿Te va bien?

-Sí, y tanto. Pero justo, porque no me rodea toda la cintura.

-De acuerdo. Entonces, haremos una cosa. José, ahora quítate tú el turbante de la cabeza y haz un pequeño nudo en su cintura.

-¿Así?

-Síii. Es fuerte, ¿no? -José asintió. ¡Por supuesto que era fuerte! ¿Qué se creía, ésa?- Entonces, que alguien se ponga detrás de José y que le haga un nudo en la cintura.

-Ya me pongo yo, no hay ningún problema -dijo Victoria, con una sonrisa de oreja a oreja.

-Ahora hazle un nudo en la cintura. -Y lo hizo- Después, hazte el nudo ti y yo me hago el nudo a mí, ¿de acuerdo?

-Pero de qué servirá, ¿si se puede saber?

-Pues esto servirá para pasar por aquí; por estos laterales, ¿los ves?

-Yes.

-Entonces, cuando nosotros pasemos, si alguien tropieza o algo por el estilo, no se caerá DEL TODO, porque como estamos cogidos unos a otros es muy difícil, y con la fuerza de todos, sobretodo de Marc y de José, sería difícil que se pudiera caer.

Los chicos asintieron. Y... empezaron a caminar.

Todos caminaban con paso lento por el miedo a caerse. ¡Nadie quería ser devorado por unos cocodrilos y unas serpientes de agua! ¡NADIE!

El primero que llegó a poner un pie en el suelo fue Marc, que iba primero. Después llegaron Martí, José... ¿y Victoria y Violeta?

¡No! ¿Por qué? ¡Pues porque Violeta se había atascado un pie!

Victoria la estaba ayudando con todas las fuerzas que le quedaban. Cuando se acercó un poquito para sacar el pie de su mejor amiga, Victoria... ¡CAYÓ!

Pero... ¡Aleluya! ¡Violeta la había cogido justo a tiempo!

Cuando Victoria se levantó, intentó darle un abrazo a Violeta, pero como Violeta estaba atascada, cuando se levantó para devolverle el abrazo, ¡se cayó! ¡Y ésta vez nadie la agarró!

-¡¡¡Aaaahhh!!!

-¡¡¡VIOLEEETAAAAA!!!

¡Los chicos estaban asustados! ¿Qué podían hacer ahora?




Victoria & Friends: El Misterio del Halcón de OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora