Una hora antes.
—¿Estás seguro? —le pregunté a Jesús luego de observar el maletín a mi lado, me miro, ya habíamos hablado de esto.
Jesús había logrado crear una copia de la bacteria, si esta se liberaba lo único que provocaría seria un dolor de estomago masivo, pero me advirtió que se comportaría igual que la original, provocaría fuertes dolores de cabeza solo por unos momentos y luego causaría un enrojecimiento de la piel. La bacteria original al parecer comenzaba a devorar después de eso, no se podía saber si era o no en ese punto, era lo más cercano que había podido conseguir.
—Lo está, dentro de los parámetros —dijo él, me dio la clave para el cerrojo la maleta.
—Te traspasare tu dinero a una cuenta luego.
—Bien —dijo aunque frunció el ceño—. No quiero que vuelvas a buscarme después de esto, será la única vez que trabajemos juntos—lo mire.
—No lo hare—le dije y me puse de pie, me fui sin despedirme.
Cuando llegue al auto y entre observe detenidamente el maletín, sin poder aguantarme la curiosidad lo abrí, no me detuvieron tampoco.
En medio de la maleta había un tubo, de unos pocos centímetros de largo y grueso, muy pequeño., Arrugue mi frente, este era incoloro, solo resaltaba del fondo negro del maletín, negué un poco y la cerré.
—Estarás bien—dijo Daniel.
—Con una bacteria carnívora quien no estaría bien— reproche.
—Vamos a intervenir antes de que pase algo—aseguro él, suspire.
Llegue treinta minutos antes, entre y observe todo. Se veía igual que ayer, camine por el lugar hasta que llegó Luis y sus hombres, venían armados hasta los dientes, alce una ceja.
—¿Qué? —le dije— ¿crees que voy a robarme esto yo sola?
—Nunca se sabe lo que pasara —me dijo, miro los dos maletines que tenia, no le dije nada. Uno era la bacteria y el otro era un computador que ayudaría en la trasferencia del dinero.
—¿Creaste la cuenta?—le dije.
—Con quién crees que hablas—me dijo él, mire a Edward, este alzo una ceja.
—Bien —murmure y me senté en una caja para esperar.
Los hombres estaban tensos, note, caminaban alrededor observado todo, Edward también. Aunque él se mantenía quieto a unos pasos lejos de los demás no dejaba de observar alrededor o a mi.
Cuando Vladimir llego al lugar me puse de pie, camino hasta estar cerca de mí y de repente me encontré en medio de dos grupos, por uno los compradores y por otros los vendedores, hombres armados en ambos lados, temblé por dentro.
—Acabemos con esto —dije y puse ambos maletines en la caja, mire a Vladimir y le indique que podía mirar, le ordeno a sus hombres que lo hicieran.
Abrí el maletín con el computador y lo encendí, prepare todo para la trasferencia, él toco el otro e intento abrirlo, al no poder me miro, alzo una ceja.
Solo cuando sus hombres regresaron y dijeron que todo estaba en orden abrí el maletín, él observo detenidamente el tubo, llamo luego a un hombre bajito y gordo para que se acercara, este miro el tubo y lo tomo, di un paso hacia atrás incomoda, yo sabia lo que era pero no quitaba que me asustara, mire a Vladimir, todos nos habíamos movido.
—Acaso vas a ver si es lo que querías—pregunte.
—Tengo el derecho—dijo y miro al hombre, como si siempre hubiera estado ahí el saco una jeringa de su pantalón y lo introdujo en el tubo, obtuvo una pequeña muestra, casi nada.
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Por un Deseo
RomanceHistoria románica y erótica "Si en verdad quieren cambiar su vida, si lo desean completamente, hagan lo que yo hice, pidan un deseo a una estrella fugaz. Pero no se quejen conmigo si terminan en un trabajo donde arriesgan su vida todos los días, con...