Amor y magia, convinación perfecta.

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CAPÍTULO 1>

Su cabello, rubio. Era alto, un poco musculoso. Sus ojos... Sus ojos eran hermosos. De color azul. Un color precioso.

Caminaba por el patio de la escuela, con sus libros en mano y su mochila en el hombro.

Parecía como en las películas, en cámara lenta.

Su pelo era sacudido por una ligera brisa, sus ojos, brillaban a la luz del Sol.

De repente caí al piso. Miré adelante y... Como lo imaginaba, había resbalado.

Sentada, en el piso observé el letrero de "piso mojado".

Maldije por lo bajo.

-¿Estás bien?

Miré para arriba. Allí estaba, el chico que había estado contemplando. Ahora estaba arrodillado, junto a mí.

-Estoy bien-le respondí. Me paré, demasiado rápido y volví a resbalar. Él me atrapó en sus brazos y me sostuvo. Sentí como mi cara enrojecía.

-¿Estás bien?- volvió a preguntar.

-Si. Gracias- le respondí, alejandome de él y tomando mis cosas que habían caído al piso.

Me ayudo a recogerlas y me invito a la cafetería del campus.

Una vez sentados se presento.

-Me llamo Johan.

-Madison. Gracias por lo de recién.

-No hay problema. Y, dime, ¿qué clases tienes?- sacó su horario de la mochila, era el mismo que el mío, salvo que el Viernes a la última hora en vez de tener Historia, el tenía Gimnasia.

-Genial, entonces estaremos en las mismas clases.

-Así parece.

Sonó el timbre. Nos dirigimos hacia el salón de Lengua.

El profesor aun no llegaba, pero todos los lugares estaban llenos, salvo...

-Ven, sientate a mi lado-me dijo Johan.

Tomé asiento junto a el, justo llego el profesor.

La clase fue muy aburrida, como era el primer día nos recomendó que era lo que no debíamos hacer en su clase, nos dio la lista de cosas que necesitaríamos y por último los nombres de los libros que tendríamos que leer.

Sonó el timbre. Todos se levantaron de sus asientos, tomaron sus cosas y salieron.

Fuimos con Johan al patio de la escuela. Era muy bonito, había pasto verde por todo el lugar, también mesas y flores.

Deje mis cosas en una mesa y a mi lado se sentó Johan.

-Madison, eres muy callada. ¿Lo sabías?

Reí, sí, lo sabía. Yo no era una persona tímida, pero no hablaba tanto, solo aveces.

-Sí, lo sé.

También se rió. Me miro directamente a los ojos, yo también lo mire.

Parecía que buscaba algo en ellos.

-Tienes hermosos ojos.

Me sonroje.

-Gracias,los tuyos también son lindos- le respondí.Era verdad, tenía preciosos ojos. De alguna forma no podía dejar de mirarlos, me inoptizaban.

Nos quedamos allí durante el hueco que teníamos antes de nuestra próxima clase.

La charla surgía con facilidad. Me preguntó cosas acerca de mí, de mis amigas, de mi otra escuela y a mi vez tampoco me quedé callada. Con él podía ser yo misma. Se sentía muy bien.

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