Capítulo 8

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Madison

En la mesa mis padres y la familia de Johan hablaban animadamente. La noche pasada habían llegado Quevin y Clara, por lo que estaban organizando qué haríamos durante el día.

Quería ir a visitar la ciudad, observar las casas, los edificios, su cultura.

- Madison, querida, ¿me traerías un poco más de café?- me pidió mi madre.

Me levanté del asiento y me encaminé hacia la mesa donde estaba el desayuno. Miles de platos con frutas, jarras con jugos y leche, tocino, salchichas, huevos revueltos, tortas, cereales, había de todo.

¿ Dónde estaba la cafetera?, no la encontraba.

- ¿Necesitas ayuda?- dijo una voz, tímidamente.

Giré mi rostro. Un chico con pelo castaño, alto y con ojos marrones me miraba, con una sonrisa en su rostro.

- Emm, sí, no encuentro la cafetera- le respondí.

- Sígueme- dijo, rodeando la mesa- ¿me permites?- tendió su mano y yo le entregué mi taza, y se la dio al chico que estaba en la barra- aquí tienes- dijo, devolviendomela llena de café.

- Gracias- le respondí, con una sonrisa.

- ¿Y estas aquí de viaje?

- Así es, vine por mi cumpleaños.

- ¿ Y de dónde eres?

- De...

Sonó mi móvil.

- Hola- respondí mecánicamente.

- Hola- su voz hizo que una se dibujara una amplia sonrisa en mi rostro- estoy fuera del hotel, te quiero mostrar algo...

- ¡Seguro, ya voy!- dije, totalmente feliz. Mi mirada se encontró con la del chico desconocido- ho, disculpa, debo irme.

- No hay problema- dijo, con una pequeña sonrisa.

Comencé a caminar, hacia la salida.

- ¿Cómo te llamas?- gritó.

Me giré y le respondí.

- Madison.

Seguí caminando.

Que curioso, pensé. No... Debe haber sido el sol.

Había visto un brillo rojo en los ojos del chico.

Al salir fuera del hotel, no lo vi por ninguna parte, ¿dónde estaría?

Me dirigí hacia la playa.

- ¡Madison!- escuché que me llamaba una voz lejana. Levanté mi mirada, pero no había nadie. Era la única persona.

- ¡Aquí!- volví a escuchar. Evalué el lugar, hasta que mis ojos dieron con una figura.

Corrí hacia el.

Johan estaba parado, al lado de una embarcación, tenía puesto un salvavidas. A su lado había un hombre.

- Hola- dijo, entregandome uno a mi- ¿lista?

- Sí- dije, automáticamente.

- Genial- se le dibujó una gran sonrisa en su rostro. Se giró hacia el hombre- ¿esta todo listo?

Asintió- bien, Madison, ven por aquí- me ofreció su mano y me ayudó a subir a la embarcación.

Estaba un poco nerviosa. Nunca antes había estado en el mar, flotando. Era una sensación increíble.

Tomé aire lentamente, y me relajé. Quería disfrutarlo al máximo.

Después de todo, no todos los días un chico te lleva a navegar, pensé.

El hombre era muy callado, así que hablábamos nosotros dos.

- Esto es de lo mejor- comentó- hay que hacerlo otro día.

- Totalmente de acuerdo. Nunca pensé que...- fuera tan romántico, dije para mis adentros.

- ¿Esto fuera divertido?

Asentí, y el rió.

Johan

Parecía un poco mareada al principio, pero por suerte luego se le pasó.

Estar allí con ella, era genial. Y sería más perfecto si no estuviera ese hombre allí, pero lo necesitábamos para volver.

Mi plan estaba en marcha. Luego de pensarlo durante todo el viaje en avión, lo había decidido. Había elegido mi camino, junto a Madison.

Sólo había un detalle, muy importante. Darle la noticia a mis padres.

Si todo marchaba bien, debería decirselo cuanto antes, y no sabía como reaccionarían.

Suspiré.

Madison me observó con sus hermosos ojos. Le sonreí ampliamente, no lo podía evitar.

Se asomó por un costado de la embarcación, y contempló el agua.

Se veía tan hermosa.

- ¡Johan, mira esto!- dijo, sin apartar la mirada.

Me senté a su lado. En el agua, miles de diminutos peces nadaban tranquilamente. De distintos colores, de aquí a allá.

El señor nos dio pan, para que los alimentáramos, y así nos pasamos todo el tiempo, como niños pequeños, hasta que el mar comenzó a moverse con más brusquedad, y tubitos que regresar.

- Fue estupendo- dijo Madison, llena de alegría, luego de terminar nuestro paseo.

- Ya lo creo que sí- le contesté, también feliz. Llevarla en un barquito fue una gran idea.

Bajó su mirada, y yo seguí la dirección de sus ojos. Nuestras manos estaban enlazadas. Las balanceó adelante y hacia atrás, mientras caminábamos por la arena. Miles de farolas alumbraban, creando un momento perfecto.

Nos sentamos. A lo lejos se escuchaba el sonido de las olas. Madison suspiró, a mi lado.

- ¿En qué piensas?- susurré, mirandola a los ojos.

- En que vivir aquí sería maravilloso. Tener la playa, escuchar cada mañana el sonido de las olas- dijo, con tono soñador.

- Sí, sería maravilloso- coincidí.

- ¿Sabes?, estuvo genial la tarde- comentó, luego de una pausa. Mi mirada se iluminó- espero que para mañana tengas algo especial preparado- bromeó.

Me sonrojé levemente, pero no lo notó. La verdad es que había pensado en todo, en cada día de vacaciones, quería que fueran inolvidables.

- Ya verás que algo se me ocurre- respondí, soltando una risa.

Disculpen por tardar tanto en subir. Espero que les guste, la historia va evolucionando.

A todas las personas que esperan el beso... Sólo les diré que estén atentas ;) y que esperen con impaciencia los otros caps:3 les agradezco por leer.

Amor y magia, convinación perfecta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora