Johan
Más que caminar, casi trotaba con la rápidez con la que iba. A mi izquierda, Madison se retrasaba por minutos y luego me seguía el paso. Mi mente estaba en otro lado.
No, no, no, no... esto no iba a salir bien. ¿Y qué pasaba si mis padres no pensaban lo mismo que yo? ¿Y si Madison era encerrada? ¿y si Quevin los lograba convencer de que era un amenaza que estuviera aquí?
¿Qué pasaba si la alejaban de mi de nuevo?
- Johan ¿qué sucede?- escuché que su voz me decía. La escuchaba distante, como si estuviera hablándome a miles de kilómetros.
Seguí caminando a la misma velocidad. Estaba asustado... pero a la vez tenía un poco de esperanza, aunque a cada segundo se estingía.
Si mis padres decretaban en contra de lo que yo pensaba ¿tendría el poder para desafiarlos? y tendría que actuar rápido... Mi mente maquinaba todas las posibilidades a toda velocidad. Si ya no había esperanza, tendría que huir.
Pero ¿cómo volvería a su mundo?
Madison se detuvo y tiró de mi mano, haciéndome frenar.
- ¿Qué sucede?- me preguntó, después de que me girara hacia ella.
- Te llevo hacia la cocina- respondí cortante, y dí dos pasos hacia adelante. Su mano me retuvo de nuevo.
- Sabes que no me refiero a eso...
Me limité a soltarme de ella y seguir caminando, a menor velocidad. Aunque no podía verme, sabía la expresión de mi rostro. Y la preocupación crecía más y más.
Madison comenzó a seguirme.
- ¿Por qué no me explicas?- dijo un poco desesperada.
Comencé de nuevo a ir más y más rápido. En mi mente la misma frase se repetía y repetía: cada minuto cuenta. Por los pasillos y las escaleras solo se escuchaba el sonido de nuestros pies al caminar. Esa tranquilidad me volvía más nervioso todavía.
Madison me sujetó otra vez del brazo y tiró de mí hacia atrás. Me encontré con sus hermosos ojos contemplándome con angustia y temor. Entonces algo se agitó en mi. La atraje hacia mi y la rodee con mis brazos.
Si la perdía de nuevo, no iba a soportarlo.
¿Qué debía hacer, quedarme y esperar lo peor... o irme ya?
- Por favor...¿quieres explicarme?
Cerré mis ojos, mi mente maquinaba repidísimo mis únicas posibilidades... no iba a arriesgarme a perderla, pero tampoco podía huir... me seguirían. ¿Qué haría?
La tomé de la mano y seguí caminando, esta vez a otro rumbo.
- Johan...- me giré hacia ella y le pedí silencio con un gesto, no debíamos hablar aquí. Gente de la servidumbre pasaba a nuestro lado y nos miraba con curiosidad... ya casi llegábamos.
Cerré la puerta con cuidado, y me giré. Mi vista recorrió el lugar... y solo ahí pude suspirar.
Madison estaba en medio de la sala, mirándome desconcertada y evaluándome.
Caminé lentamente lejos de la puerta, y me puse a recorrer las miles de estanterías con libros, acariciando sus tapas y levantando un poco de polvo... ese era mi lugar de tranquilidad. Lo había sido desde mi llegada al castillo, desde que tuve que enfrentarme con no verla más, con dejarla lejas de mi... allí me había refugiado, había guardado mis penas. Allí, había vivido mi soledad. Me había intentando distraer con cada libro que allí estaba... con cada palabra que me recordaba aquel otro mundo, con ella...
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Amor y magia, convinación perfecta.
RomanceMadison conoce a Johan. Se hacen inseparables. Pero el destino los aleja. Madison, al verse sin saber nada de Johan quien ha desaparecido misteriosamente, decide ir en busca de su mejor amigo. Así descubrira un secreto.