Cap. 6

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Madison.

Johan salió de mi cuarto, para prepararme mi desayuno.

Suspiré profundamente y en mi rostro apareció una sonrisa.

- ¿No es precioso?- le pregunté a un oso de peluche, que estaba en mi cama.

Hoy era un gran día, ya que no había clases porque ese día empezaban las vacaciones, era mi cumpleaños y tendría todo el día a Johan a mi lado, y era muy feliz por eso.

Recordé su promesa, debía darme un gran regalo hoy, y aunque no fuera así me encantaría de todas formas, ya que era algo que venía de el.

Se abrió la puerta de mi cuarto y apareció mi mejor amigo, trayendo una bandeja llena de comida.

Me quedé boquiabierta, allí había desayuno como para una semana.

- Tranquila, que no sólo es para ti- dijo, al ver mi cara- yo tampoco he desayunado, aun- se sentó a mi lado y depositó la bandeja en mis piernas- después de todo, hoy es un día especial, y quería desayunar con mi mejor amiga.

Le sonreí abiertamente y tomé una taza con café del montón. El me imitó.

- Así que...- comencé a decir. El levantó sus cejas, observandome- ¿no tienes algo para mí?

El rió con ganas y bajó las escaleras. Escuché que se cerraba la puerta.

Corrí a mi ventana y observé a Johan, caminando hacia su casa.

- ¡No tienes que irte!- grité, bromiando.

- ¡No es eso!- respondió. Entró a su casa y se asomó por la puerta después de unos cuantos minutos- ¡cierra los ojos!- gritó.

Lo observé por unos segundos, hasta que me dirigí a mi cama y allí me senté, aguardando.

Escuché el sonido al abrirse la puerta y al subir las escaleras.

Apoyé mis manos en los ojos.

Johan abrió mi puerta y entró.

- No veas- me dijo.

- ¡Ya, Johan!. Quiero mi regalo- respondí.

Sentí que la cama se hundía, al sentarse a mi lado. Tomó mis manos y las colocó sobre algo suave...

Sentí algo en mi mejilla, abrí mis ojos.

- ¡Ho, es precioso!- ante mí tenía a un cachorro de pelaje marrón oscuro. Tenía su lengua colgando y movía su cola.

- Creí que te gustaría.

Me sumergí en sus ojos azules.

El perrito lengüeteó mi nariz, haciendome salir de mis pensamientos.

Johan rió por lo bajo.

- Necesita un nombre, ¿no lo crees?

- Mmmm... ¿es el o ella?

- Es ella- afirmó. Tomó al perrito en sus brazos- ¿Qué te aparece Cloe?

Yo negué con la cabeza.

-¿Madi?

- Perfecto- le sonreí.

Nos quedamos allí, en uno de esos momentos en que ninguno de los dos decía nada y solo nos contemplábamos a los ojos. Johan separó su mirada.

- Tengo algo más- dijo, rebuscando entre sus bolsillos.

Tomó un pequeño paquete y me lo tendió.

Amor y magia, convinación perfecta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora